Elecciones en EE UU

Bolígrafo, papel y agua, las armas de Harris y Trump en el “combate del siglo”

Máxima expectación ante el primer cara a cara entre la candidata demócrata y el republicano. Ambos se han preparado a conciencia esta crucial batalla dialéctica

Kamala
Últimos sondeos de las presidenciales en Estados Unidos Artículo14

La cita puede ser clave y ambos candidatos lo saben. Kamala Harris y Donald Trump se enfrentan este martes en el debate electoral que más expectación ha levantado en los últimos años. A menos de dos meses de la elección, con la mayoría de encuestas fluctuando entre el empate técnico y una mínima ventaja para uno u otro aspirante, el único pronóstico seguro es que el cara a cara entre ambos acaparará máxima atención.

El aforismo que reza en que los debates electorales no deciden las elecciones parece más lejos de la realidad que nunca en esta carrera hacia la Casa Blanca. El último debate electoral, el que midió a Trump con el presidente Joe Biden el pasado 27 de junio, tuvo un desenlace dramático y acabó en la retirada de la candidatura del segundo por las dudas que generó su pobre desempeño. Y el que enfrentará a Trump con Harris podría ser igualmente decisivo.

A la espera de las políticas de Harris

Después de semanas de optimismo en las filas demócratas por la nominación de Harris y su efecto en las encuestas, en las que enjugó rápidamente la ventaja que le daban a Trump sobre Biden, las últimas publicadas dibujan de nuevo un panorama de extrema igualdad y han subrayado alguna de las debilidades de la candidata. Los electores quieren saber más sobre ella y esperan mayor concreción sobre cuáles serán sus políticas. Ese será uno de los objetivos de Harris en el cara a cara con Trump.

Se celebrará organizado por la cadena ABC en Filadelfia, en Pensilvania, uno de los estados péndulo ampliamente considerados como clave para decantar la elección.

90 minutos de máxima audiencia

Acordar los detalles y reglas del debate no ha sido fácil y en más de una ocasión hubo dudas de si finalmente se celebraría, por las discrepancias entre ambas campañas. Serán 90 minutos en los que no habrá público, y los candidatos contarán solo con un bolígrafo, papel y agua. Después de mucho tira y afloja, el micrófono del candidato que no esté en su turno de palabra será silenciado. La campaña de Trump insistió en que así fuera y finalmente será eso lo que suceda, para disgusto de Harris, cuyos asesores buscaron un intercambio más espontáneo en el que un temperamental Trump quedara retratado.

Trump ganó el sorteo a cara o cruz que le permitió elegir entre qué lado del escenario ocupar o ser quien cierre el debate con la intervención final. Eligió lo segundo y Harris ocupar el atril a la derecha de las pantallas.

Más fricciones

La televisión organizadora y los periodistas elegidos como moderadores también han sido otro punto de fricción. Trump considera a ABC una cadena hostil y recientemente presentó una demanda contra uno de sus presentadores estrella. Finalmente, dio su visto bueno al tándem formado por David Muir y Lindsey Davies.

Ambos participantes son conscientes de que la cita es potencialmente decisiva. Harris le ha dado prioridad absoluta a la preparación y se ha encerrado con su equipo durante cinco días en un hotel de Pittsburgh en el que se prepara con ensayos en los que uno de sus asesores, Lee Strasberg, hace el papel de Trump, incluso vestido como suele ir él.

Trump

Donald Trump, el nominado del Partido Republicano, durante su discurso en la Convención en Milwaukee, Wisconsin

El equipo de Harris ha instalado focos como los que tendrá enfrente la candidata en el cara a cara televisado para que se habitúe a la atmósfera y logre transmitir de la manera más convincente posible. Una de sus prioridades será trazar un perfil atractivo para los indecisos antes de que Trump la ponga a la defensiva con sus ataques y buscar a Trump para lograr que no pueda contener algunos de los comentarios racistas o sexistas que sus asesores han intentado en toda esta campaña minimizar. Hillary Clinton recordó recientemente como en el debate que la enfrentó a él en 2016, Trump perdió los estribos cuando ella lo presentó como una marioneta de la Rusia de Putin. Quizá los suyos no sean los mejores consejos, teniendo en cuenta que Trump la derrotó en las urnas.

Los puntos débiles de Trump

El líder republicano, por su parte, no está llevando a cabo una preparación tan intensa y meticulosa como la de su rival, pero sí se ha reunido con su equipo en su club de golf de Bedminster, en Nueva Jersey, y allí ensaya con su equipo. El congresista por Florida Matt Gaetz se ha sumado a la campaña y es el encargado de plantear a Trump las cuestiones más incómodas en los ensayos, que continuaron todo el fin de semana. También colabora con Trump en la preparación del debate Tulsi Gabbard, excongresista demócrata que en 2019 le lanzó un recordado ataque a Harris por los resultados de su actuación como fiscal en California.

Es posible que Trump trate de emular el ejemplo de Gabbard, pero deberá hacerlo con sutileza para evitar el riesgo de parecer ante los espectadores como el macho abusivo de comportamiento agresivo frente a una mujer, y no ha sido hasta ahora la sutileza la mayor de las virtudes de Trump.