Crisis en Francia

Bayrou: un nuevo primer ministro en manos de Le Pen

El aviso ya está sobre la mesa: si no rompe con el macronismo, seguirá los pasos de Barnier y también caerá

Francia
Emmanuel Macron, Marine Le Pen y François Bayrou KiloyCuarto

El comienzo no ha sido muy prometedor. El nombramiento de François Bayrou como primer ministro suena más a fruto de la prisa que del convencimiento. Designado a última hora por un Emmanuel Macron dubitativo -le quería como número dos– y atropellado por la urgencia de un país sin presupuesto para 2025, Bayrou tendrá desafíos similares a su antecesor, el republicano Michel Barnier: ampliar la base de aliados.

Desde que las elecciones anticipadas de julio resultaron en una Asamblea Nacional dividida en tres grandes bloques (izquierda, ultraderecha y aliados a Macron), el primer ministro le tiene difícil navegar en aguas tan turbulentas. Y es Marine Le Pen la que está recogiendo los frutos. En un último sondeo -antes de saberse la nominación de Bayrou-, la líder de Agrupación Nacional arrasaría en una primera vuelta de las presidenciales de 2027.

El nuevo primer ministro de la República Francesa, Francois Bayrou

El nuevo primer ministro de la República Francesa, Francois Bayrou

Al optar por un ministro de centro-derecha (“el fiel de los fieles” a Macron, como le llamaron por su apoyo desde 2017), el presidente descartó la alianza con el ala moderada del Nuevo Frente Popular (NFP, algo más de 100 diputados). Como más seguro, Bayrou podrá contar con 163 diputados (36 del Modem, su partido, 93 del grupo macronista y 34 de Horizons). Los 45 Republicanos están inclinados también a apoyar, aunque al expresidente Nicolas Sarkozy, todavía con influencia entre los conservadores, no le haya hecho mucha gracia el nombramiento por rencillas pasadas.

En todo caso, el margen de negociación de Bayrou es ajustado. Descartado el principal partido del Nuevo Frente Popular, el izquierdista La Francia Insumisa -que se ha apresurado en anunciar que presentará ipso facto una nueva moción de censura-, el Partido Socialista (PS) y los Ecologistas están entre dos aguas. El PS ha prometido que no apoyará una censura si Bayrou se compromete a no usar el tentador y controvertido artículo 49.3, que sirve para aprobar leyes en la Asamblea Nacional sin debate.

Desde la ultraderecha, Marine Le Pen hizo de policía mala, dejando un serio aviso de que si Bayrou no rompe con el macronismo caerá, mientras que el delfín de la líder lepenista, Jordan Bardella, se mostró más conciliador asegurando que no iban a respaldar una moción a primeras de cambio.

Le Pen

La líder ultraderechista francesa Marine Le Pen hace declaraciones a los periodistas

Con un Gobierno más a la derecha que a la izquierda, es la Agrupación Nacional quien puede salir beneficiada. Una vez más. El antecesor Barnier se vio obligado a hacer concesiones al grupo, por ejemplo decidiendo mantener la posibilidad del reembolso estatal de medicamentos en un momento de recorte de gastos. Pero no le sirvió de mucho, ya que el grupo Le Pen y el NFP, antagónicos hasta la médula, se unieron para votar la moción de censura que interrumpió el Gobierno después de tan solo tres meses. La ambición de Bayrou es que el nuevo Gobierno dure hasta el final del mandato de Macron, 30 meses.

“Una reconciliación es necesaria”, ha declarado Bayrou, en unas improvisadas declaraciones a las televisiones mientras abandonaba los locales del Comisariado a la Planificación Económica, organismo que ha encabezado desde 2020 -aunque de manera honorífica, sin recibir remuneración a cambio. “Ahora es cuando los líos comienzan”, se despidió de los periodistas el nuevo primer ministro, con una sonrisa socarrona más de satisfacción que de angustia.

Porque Bayrou ha esperado, y mucho.

‘El Pepito Gillo’ del centro

“Tenemos que reformar nuestra democracia enferma”. Aquel François Bayrou, el de su apogeo en 2007, cuando rozó en unas presidenciales el 20 %, no ha parado de hacer exámenes de conciencia al sistema. Esta vez, como primer ministro a los 73 años -los mismos que los de su antecesor Michel Barnier– tendrá la ocasión de poner en práctica o no los consejos que predica.

Barnier

El primer ministro Michel Barnier durante la defensa de su Gobierno este miércoles

El nuevo jefe de Gobierno, quien fue también candidato a las presidenciales de 2012 por el partido centrista que fundó, el Modem, ha mostrado desde hace tiempo su inquietud por la desafección de los franceses ante los políticos y las instituciones democráticas.

Durante la crisis de los ‘chalecos amarillos’ (2018-2019), él ya demandaba “un cambio profundo en la manera de gobernar”. Juzgaba que los tiques centralistas y tecnócratas de la administración han terminado por no responder a las necesidades de los votantes, alejándolos de las instituciones democráticas. A Macron le advirtió más de una vez por su manera vertical de gobernar.

Emmanuel Macron, pronuncia un discurso como parte de una ceremonia para conmemorar el 80º aniversario de la Liberación de Estrasburgo

¿Cómo logrará ese objetivo de reconciliar el país y acercar a los ciudadanos a la res pública? Experiencia no le falta. Aunque sin un currículum político tan fornido como el de Barnier, Bayrou no es un novato. Consejero General de su región de los Pirineos Atlánticos cuando era un veinteañero; casi dos décadas como diputado francés por partidos de centro-derecha; ministro de Educación entre 1993 y 1997 con el gobierno conservador de Édouard Balladur; europarlamentario entre 1999 y 2002; y alcalde de Pau (desde 2014 hasta hoy en día).

Ministro de Macron

A ello se une su efímero paso como ministro de Justicia en el primer Gobierno de Macron, en 2017. Fueron 34 días interrumpidos por una imputación por un caso de malversación de fondos públicos de la UE por haber contratado asistentes parlamentarios ‘fantasmas’. Es exactamente la misma acusación que pesa sobre Le Pen y que cuya sentencia saldrá en marzo de 2025.

Bayrou, sin embargo, fue absuelto a comienzos de este año. Una absolución que tendrá que ser confirmada en segunda instancia porque la Fiscalía recurrió la sentencia. Casualmente, Bayrou ha mostrado su apoyo público a la líder ultra sobre el proceso que podría inhabilitarla para las presidenciales de 2027.

El político también se distinguió por su apoyo inmediato y incondicional a la diputada Sandrine Josso, del mismo partido. Ella denunció al senador Joël Guerriau (Horizons) por drogarla sin su consentimiento con fines sexuales -lo que se conoce como ‘sumisión química’. Tender la mano públicamente a las mujeres víctimas de violencia sexual y sexista no suele ser una costumbre en los círculos políticos. A finales de 2023, ante las acusaciones de violación contra el actor Gérard Depardieu y antes que él fuera citado a comparecer ante el tribunal, Emmanuel Macron le calificó de “inmenso actor” que “enorgullece a Francia”, y denunció “una persecución”, sin decir una palabra a las presuntas víctimas, como la actriz Charlotte Arnould.

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