En un cambio político significativo, Austria ha sido testigo de una ruptura del estancamiento político, ya que se formará un nuevo gobierno de coalición sin el ultraderechista Partido Liberal (FPÖ). Tras meses de tensas negociaciones y parálisis, el conservador Partido Popular austriaco (ÖVP), el socialdemócrata de centro-izquierda (SPÖ) y el liberal Neos han llegado a un acuerdo para formar una nueva coalición de gobierno, evitando el ascenso de la extrema derecha a pesar de sus buenos resultados en las elecciones del año pasado.
El “cordón sanitario” ha primado en Austria. Así, gracias a este tripartito formado por formaciones europeístas, la extrema derecha queda fuera del Ejecutivo austríaco. El FPÖ, que resultó ser el partido más votado en las elecciones de septiembre de 2024, no formará parte del nuevo Gobierno, a pesar de su victoria en las urnas. Este resultado garantiza que la influencia de la extrema derecha se mantenga a raya en el futuro de Austria.
El acuerdo de coalición
Tras cinco meses de prolongadas negociaciones después de las elecciones de septiembre (151 días), el acuerdo supone un gran avance político. El líder del ÖVP, Christian Stocker, asumirá el cargo de canciller, mientras que Andreas Babler, del SPÖ, será vicecanciller. Beate Meinl-Reisinger, de Neos, añade una capa de centrismo a la coalición, marcando una interesante mezcla del espectro político austriaco.
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Stocker, líder de los conservadores austríacos desde 2023, se enfrenta al formidable reto de dirigir Austria en un periodo de incertidumbre económica. Con unas tasas de inflación todavía elevadas y la recuperación del país de la pandemia en curso, muchos analistas ven esta coalición como un delicado acto de equilibrismo. Aunque Stocker es conocido desde hace tiempo por sus políticas moderadas, la inclusión del SPÖ y Neos probablemente atenuará las políticas fiscales tradicionalmente conservadoras del ÖVP, centrándose en el bienestar social y las reformas progresistas para abordar los crecientes problemas económicos.
Pragmatismo
“Pragmatismo no tiene por qué significar parar”, aseguraron en una rueda de prensa al anunciar su Gobierno de coalición recogida por el diario Die Presse. El ÖVP, el SPÖ y Neos han acordado una interrupción temporal de la reagrupación familiar en materia de migración, un aumento de la tasa bancaria y ayudas para los inquilinos.
Herbert Kickl celebra la victoria en las elecciones
Los partidos han acordado aumentar la tasa bancaria a 500 millones de euros en 2025 y 2026. En el ámbito de la educación, se prevé un segundo año obligatorio de jardín de infancia y una asignatura escolar sobre la democracia. A partir de 2026 está previsto un modelo sucesorio limitado para los permisos educativos.
También se ha llegado a un acuerdo sobre la normalización de la asistencia social y una prestación básica por hijo a cargo. Se ha aumentado a cinco años la duración mínima de los contratos de alquiler. Hay importantes medidas de endurecimiento en materia de asilo: Por ejemplo, se detendrá temporalmente la reagrupación familiar y se introducirán “centros de procedimiento de retorno” para las personas cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas. También se prevén leyes más duras en la lucha contra el extremismo y el terrorismo.
Todo apunta a que este lunes tomarán posesión y Stocker será el nuevo canciller de Austria.
El “cordón sanitario” en Austria
Quizá el aspecto más llamativo de la nueva coalición sea la exclusión del FPÖ, que había cosechado un importante apoyo durante las elecciones. El líder del partido de extrema derecha, Herbert Kickl, expresó su frustración por haber quedado fuera del poder, dado que su partido fue el más votado. Kickl ha construido su plataforma política en torno a políticas antiinmigración, el euroescepticismo y la oposición a la influencia de la Unión Europea en los asuntos austriacos.
A pesar del éxito electoral del FPÖ, la decisión de activar el “cordón sanitario” ha sido elogiada por algunos observadores como una victoria para la estabilidad política de Austria. La formación de la coalición se considera un intento de frenar el auge del populismo de extrema derecha que ha ganado terreno en toda Europa. Sin embargo, ya han salido los primeros detractores del acuerdo, quienes sostienen que este pacto refleja la fragmentación política de los principales partidos austriacos, y que la exclusión del FPÖ puede polarizar aún más al electorado, provocando inestabilidad política en los próximos años.
Fragmentación política
La exclusión del FPÖ deja a Austria con un panorama político profundamente dividido, en el que la fragmentación se ha convertido en la norma y no en la excepción. Aunque el ÖVP sigue siendo la fuerza conservadora dominante en Austria, ya no disfruta del poder indiscutible que tuvo en el pasado. El auge de partidos más pequeños como Neos y la continua prominencia del SPÖ demuestran que el espectro político del país es cada vez más fluido y que los votantes rechazan cada vez más las divisiones binarias del pasado.
Esta fragmentación política refleja tendencias más amplias en la política europea, donde los movimientos populistas han ganado terreno en los últimos años, pero los partidos políticos mayoritarios siguen buscando formas de adaptarse y recuperar el control de la narrativa nacional. Para Austria, este nuevo gobierno de coalición puede ser un paso hacia la estabilización del entorno político, aunque queda por ver su capacidad para gobernar eficazmente en una sociedad dividida.
Según recuerda la agencia EFE, aunque socialdemócratas y conservadores, tradicionalmente los dos grandes partidos del país, han gobernado a menudo en la fórmula de gran coalición, es la primera vez de Neos, una formación fundada en 2012.