Violencia contra las mujeres

Los australianos piden que la violencia de género sea declarada “emergencia nacional”

Indignación en Australia. Cada cuatro días, una mujer muere a manos de su pareja o de su ex. La sociedad demanda cambios al primer ministro australiano, quien ha convocado a su Gabinete este miércoles

Violencia contra las mujeres en Australia

Protesta en Canberra para terminar con la violencia contra las mujeres en Australia Efe

El intenso flujo de hartazgo social que hay en Australia traslada con lágrimas en los ojos un mensaje contundente a sus legisladores: no hay más tiempo que perder. La situación en el país es crítica en lo relativo a la violencia machista y las estadísticas lo dicen todo. Cada cuatro días hay una mujer que muere a manos de su pareja o de su expareja. En lo que va de año han perdido la vida 27 mujeres, 11 más que en 2022 a estas alturas, y la gente se ha echado a la calle.

Durante este fin de semana, decenas de miles de personas han formado parte de marchas en todo el país para pedir que el Gobierno australiano actúe de verdad. Sobre la mesa hay dos conceptos que ponen presión al primer ministro, Anthony Albanese: que se declare el “estado de emergencia” en la nación y que la violencia de género esté catalogada como “terrorismo”.

“Acto de terrorismo”

Hala Abdelnour aboga con ímpetu por estas propuestas. Activista y fundadora del ‘Instituto contra la violencia’, esta libanesa-australiana residente en Sídney es una de las voces más activas en la defensa de la igualdad. “Si queremos parar este feminicidio, hay que empezar por definirlo bien, como un acto de terrorismo”, explica a Artículo14.

Grave epidemia

“Es hora de que los hombres exijan responsabilidades a los hombres a través de los propios sistemas de ‘justicia’ que se han creado precisamente para eso”, prosigue. A ella no le hace falta ver las noticias para entender la grave epidemia de violencia que viven las mujeres en Australia, porque parte de su trabajo consiste precisamente en ayudarlas a salir adelante.

Por eso lo ve claro y piensa que negar que este tipo de actos machistas tengan un carácter extremista, no sólo “refuerza el mensaje a los hombres de que sus crímenes tienen consecuencias muy leves”, sino que, al mismo tiempo, “a las mujeres se les deja con la carga de gestionar su propia seguridad, de apoyarse mutuamente en su curación y de librar continuas batallas frustradas para ser vistas, escuchadas y protegidas adecuadamente”, añade.

Sus voces se han alzado en multitud este fin de semana porque ya no pueden más. Su sensación de inseguridad es cada vez mayor en un país en el que uno de cada tres asesinatos están relacionados con la violencia doméstica.

Feminicidio en un centro comercial

El problema, sin embargo, va más allá de la alcoba. La Policía de Nueva Gales del Sur confirmó que la motivación del ataque con cuchillo hace tres semanas en un centro comercial de Sídney que dejó seis fallecidos -de los que cinco fueron mujeres- fue la misoginia del asesino.

Precisamente, algunas de las consignas más potentes en la resaca de las manifestaciones aluden a un cambio de ángulo. “Tenemos que dejar de hablar de la seguridad de las mujeres y ocuparnos de la violencia masculina, que es de lo que se trata”, apuntó Jacinta Allan, la “premier” del Estado de Victoria. Estuvo presente en la marcha de Melbourne, la más multitudinaria del país con alrededor de 15.000 asistentes, y fue más allá.

Patrón de violencia masculina

“Se trata de los hombres -algunos hombres-, de su continuo patrón de violencia contra las mujeres y de cómo las mujeres merecen el derecho a estar seguras en todos los espacios”, agregó.

Mientras se sucedían estas concentraciones, un presunto agresor fue detenido al oeste del país y acusado de asesinar a su pareja el jueves pasado. Supuestamente fue él quien prendió fuego a la casa que tenían en común después de “abusar físicamente” de ella. Escapó de la escena con un pequeño de tres años de edad que tuvo que ser hospitalizado por inanición de humo.

Erika ha sido la última víctima a manos de un hombre.

“Los políticos y la Policía no consideran los asesinatos masivos de mujeres como una forma de terrorismo. El gobierno y los responsables políticos tienen que reconocer que la misoginia violenta es una amenaza real para la seguridad de las mujeres y deben tomar medidas de verdad”, afirma Hala, quien comparte un sentimiento común con otros manifestantes sobre la falta de eficacia de los legisladores. “Dejen de perder el tiempo en palabras e indagaciones: mientras ustedes deliberan sobre esta cuestión, mujeres están siendo asesinadas”.

Planes de acción del Gobierno

Por obligación, el debate sobre la violencia machista en Australia está planteando soluciones acordes con la gravedad de la situación. Albanese, el máximo mandatario australiano, formó parte de la marcha de este domingo en Canberra y fue testigo de la indignación de gran parte de la sociedad.

En su discurso, reconoció que su Gobierno no está haciendo lo suficiente “para apoyar a las víctimas” a pesar de su compromiso hace dos años de incluir 2.300 millones de dólares australianos (1.400 millones de euros) en los presupuestos de 2022-23 y 2023-24 para abordar la seguridad de las mujeres y ejecutar planes de acción.

“No depende sólo de las mujeres”

“Tenemos que centrarnos en los agresores y apostar por la prevención”, declaró. Además, confirmó que ha convocado a su Gabinete nacional el miércoles por la mañana para combatir la violencia machista. “No depende sólo de las mujeres. También depende de los hombres cambiar el comportamiento de otros hombres, dar la cara”, subrayó.

“La gente necesita rendir cuentas y yo las rendiré con lo que haga mi Gobierno”.

Reina el escepticismo sobre las conclusiones que saldrán de la reunión del miércoles y sobre las palabras del primer ministro. La “acción real” que piden los grupos en defensa de las mujeres es que a la violencia contra las mujeres se le llame por su nombre, que se le trate con el rasero de los actos de terror y con la prontitud que da un “estado de emergencia”. Australia está ante una oportunidad de oro para liderar la lucha mundial contra la violencia machista.