Entrevista/Aurora Silva

Aurora Silva: “Temo por su vida, el régimen ha matado ya varios presos políticos”

El régimen se llevó al opositor Freddy Superlano el 30 de julio. Su mujer confiesa a Artículo14 que no sabe ni dónde está ni por qué lo han detenido. Recuerda que en Venezuela "hay 2.000 familias pasando por lo mismo"

Aurora Silva
Aurora Silva de Superlano, la esposa del dirigente opositor venezolano Freddy Superlano Efe

La imagen en Zoom confirma una máxima que ha hecho en Venezuela, sobre todo, entre las mujeres: al mal tiempo, buena cara. Cuanto más dura venga la mano, más empolvada estará esa cara.

Aurora Carolina Silva Uzcátegui, nacida en el estado llanero de Barinas, Venezuela, el 24 de abril de 1989, lleva siete días durmiendo unas pocas horas, cuando cae rendida de cansancio.

Conversamos a una semana de la detención de su esposo, el dirigente nacional de oposición, Freddy Superlano, sin que la familia tenga idea de dónde se encuentra ni en qué situación está.

Ingeniera en telecomunicaciones y dirigente política regional, también ella, comparece ante la cámara con una blusa blanca y el rostro pálido donde destacan las imperiosas cejas, que parecen haber recibido el rápido toque de un cepillito. A sus 35 años ha tenido experiencias que llenarían varios tomos. En 2011, se graduó en la universidad y fue contratada por una contratista estadounidense que trabajaba para Ericsson y de Movistar. «Pero en 2015 me quedé sin trabajo», explica, «porque ese año las expropiaciones, las extorsiones y, en suma, las leyes coercitivas, terminaron de ahuyentar a las empresas extranjeras de Venezuela y muchas cerraron sus filiales o, simplemente, se marcharon. Mi empleador me propuso trasladarme a México, pero en esa época yo había conocido a Freddy Superlano, quien era diputado a la Asamblea Nacional, por Voluntad Popular, el partido donde yo había comenzado a militar. Desde luego, Freddy no iba a moverse de Venezuela, cosa que yo tampoco quería hacer. Estábamos muy comprometidos en la lucha. De manera que me dediqué a la política y desde entonces trabajo en actividades sociales y en el activismo de calle en nuestro estado.

El 30 de julio de 2024, dos días después de las elecciones presidenciales de Venezuela Freddy Superlano fue detenido e ingresado a un vehículo sin matrícula que huyó entre las sombras a toda carrera. A falta de un pronunciamiento oficial, el expresidente Diosdado Cabello dijo, en su programa de televisión abierta, que Superlano había sido detenido y que estaba «cantando muy bien». Esto es, que había cedido a las torturas y estaba denunciando opositores.

-Nosotros siempre hemos sufrido de persecución del régimen -explica Aurora, mientras respira profundo y tira del cuello de su camisa-. Desde que conozco a Freddy, no ha habido un día en que no se haya producido un acto de amedrentamiento de la dictadura contra él. Esto recrudeció aún más en 2019, después de que mi esposo fuera designado presidente de la Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional de Venezuela, [electa en 2015, con mayoría opositora]. De hecho, por poco lo matan a él en el terrible episodio de Cúcuta donde perdió la vida su primo.

Aurora Silva se refiere a un evento del que hubo dos explicaciones opuestas.

El 23 de febrero de 2019, Freddy Superlano y su asistente y primo, Carlos Salinas, se encontraban en Cúcuta, ciudad colombiana muy próxima a la frontera con Venezuela. Habían ido allí con otros diputados para recibir la ayuda humanitaria que el régimen de Nicolás Maduro se negaba a dejar entrar. En la madrugada de ese día, los dos hombres fueron llevados a un hospital donde detectaron que estaban intoxicados con escopolamina. Carlos Salinas murió y Freddy Superlano sobrevivió… para enfrentar una intensa campaña de desprestigio. Mientras él y sus colegas parlamentarios aseguraron que habían sido víctimas de envenenamiento, algunos portavoces del Gobierno ofrecieron conferencias de prensa para divulgar que los dos primos habían contratado mujeres prostituidas y que, al no recibir el dinero pactado, estas los mandaron a drogar con “burundanga”.

-La noche anterior al intento de asesinato -dice Aurora Silva- Freddy me llamó y me dijo que asistiría a una cena donde estaría mucha gente del partido que yo conozco. Una de estas personas me dijo después que en el curso de la cena había ido al baño y que allí había sido abordada por dos mujeres colombianas que le habían dicho que el grupo era muy divertido y que ellas querían sumarse. Cuando todo pasó, mi esposo recordó que cuando se iba del local donde habían cenado, vio a Carlos José conversando con unas mujeres desconocidas. Los tres se acercaron a él, que estaba esperando un taxi, y después de eso no recuerda nada, sino cuando, ya en el hospital, preguntó por Carlos José… Desde el primer momento, mi esposo inició una investigación privada, que se ha visto dificultada porque el primer abogado que contrató murió de covid, pero lo cierto es que en Colombia hay un caso abierto por asesinato de Carlos José e intento de homicidio contra Freddy.

«Yo nunca tuve un instante de duda respecto de mi esposo, con quien me reuní en Cúcuta en cuanto supe que estaba en el hospital y a quien acompañé desde los primeros trámites policiales y legales, que incluyeron el visionado de vídeos y otras pruebas de la noche de los hechos. Lo hice para darle apoyo, no porque yo necesitara evidencias de su honestidad y respeto a mí. Si fuera poca mi confianza, que no lo es, su abuelita, que es quien había criado a Carlos José y, por tanto, tenía en él a un hijo, me llamó cuando yo estaba a punto de salir de mi casa en Barinas para correr a Cúcuta, y me dijo: “Para hacerle justicia a Carlos José, lo primero que debemos hacer es apoyar a Freddy. Tú sabes lo que quiere el régimen, tú sabes a lo que se enfrenta tu esposo y sabes que ellos no han podido con él. Con esto han querido golpear su matrimonio para desmoralizarlo. No debemos permitirlo”. Para mí fue muy conmovedor que esta señora, encontrándose en el peor momento de su vida, encontrara un momento para llamarme y unir a la familia en torno a Freddy».

-¿Cómo han organizado su vida en un entorno de persecución como el que describe?
-Mis hijas están acostumbradas, por decirlo de alguna manera. Tenemos dos niñas, Aurora y Amelia, seis y tres años, respectivamente. Desde que empezaron a ir al colegio han visto un vehículo de la policía política que las sigue (porque a nosotros nos siguen cuando está mi esposo y cuando no). Y ante eso, mi esposo jamás ha perdido la calma. Es un demócrata, un luchador y siempre ha sido muy valiente. Eso me da fortaleza, en este momento tan difícil en que lo tienen secuestrado, porque sé de su fuerza interior, de su autocontrol. A Aurora, nuestra hija mayor, siempre le dice que controle sus pensamientos, que todo pasa, que todo va a estar bien. El actual secuestro, lo de Cúcuta, no son ni de lejos las únicas cosas terribles que hemos enfrentado. En 2020 tuvimos que salir del país durante ocho meses, porque a mi esposo le dictaron una orden de captura; luego, él sufrió una traición en nuestro partido, en Barinas. Y nada de eso nos hizo mella. Freddy tiene una gran inteligencia emocional, dice que él es como Rocky, el boxeador que nunca se da por vencido, que cae y se vuelve a levantar. En el momento en que estamos hablando, mi esposo tiene siete días en poder del régimen, sin que nos hayan dicho dónde lo tienen, cómo está ni por qué ha sido detenido. Es un secuestrado del rey. Cuando se cumplieron las 48 horas reglamentarias para presentarlo al Palacio de Justicia, yo introduje un hábeas corpus. Lo he buscado en todos los centros de detención y en todos me han dicho que allí no está. Solo sé lo que el régimen ha dicho en televisión, que lo tienen y, como ha sugerido Diosdado Cabello, que lo están torturando. Me dicen que desde la misma noche que lo secuestraron lo han estado torturando para que grabe un vídeo donde declare contra María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, el presidente electo.

Venezuela

Captura de pantalla tomado de la cuenta en X del periodista Darvinson Rojas Sánchez de la detención del exdiputado opositor de Voluntad Popular Freddy Superlano el 30 de julio, en Caracas

-¿Cómo hace? ¿Cómo puede dormir? ¿Duerme?
-Dormir me cuesta, claro. Temo por su vida. El régimen ha matado ya varios presos políticos mientras estaban detenidos. Pero hay dos mil familias pasando por lo mismo en este momento, gente que está suplicándole a Dios información sobre sus hijos. Madres que no tienen cómo llegar a los centros de detención. A las que logran llegar, las veo ante las puertas de las prisiones, nos abrazamos, compartimos nuestra angustia. De verdad, no sé cómo hago. Cada noche les prometo a mis hijas que pronto verán a su papá y no digo nada cuando la menor dice que su papá está de viaje y le va a traer un regalo. Aurora, de seis, me dijo hace dos noches que no entiende cómo es que, si ella le ha pedido tanto a Dios que cuide a su papá, ha caído en manos de gente tan mala.

-¿Qué explicación se da usted misma?
-Nicolás Maduro entendió que Freddy es un firme creyente en la vía legal, la vía electoral, para sacarlo del poder, como lo acabamos de demostrar el 28 de julio. Freddy es un promotor de la organización, de la formación y de la defensa del voto, por eso desde la misma noche de la elección se activó en el cuidado y recolección de las actas que nos garantizan la victoria. Y se lo había demostrado muy bien en las elecciones regionales de 2021, cuando Freddy le ganó a Argenis Chávez [candidato del chavismo y hermano de Hugo Chávez]. Entonces, el Tribunal Supremo de Justicia suspendió los resultados y Freddy fue inhabilitado, yo también, por cierto, por ser su esposa. En vez de retirarse o darse por vencido, pasó de gobernador electo a jefe de campaña de Sergio Garrido; y le volvió a ganar al chavismo. Ahora, en 2024, lo volvió a hacer y no descansará hasta ver a Venezuela libre de la tiranía. Y es esa capacidad de resistencia, esos hábitos de organización que pautan su vida desde que se levanta por la mañana, es lo que me da la convicción de que donde lo tengan estará fuerte.

—¿Han recibido solidaridad, llamadas de embajadas?
—Sí, hemos recibido mensajes de países y de organismos multilaterales. No de manera directa, estamos muy vigilados, sino por medio de algunas personas, aliados, digamos. Otra gran ayuda han sido los medios internacionales, que han hecho buena cobertura del caso de Freddy. Y, por supuesto, nuestro partido nos ha apoyado mucho en este momento. Lilian, [Tintori, esposa de Leopoldo López, máximo dirigente de Voluntad Popular, ambos en el exilio] me ha dado muchos consejos, que aprecio en mucho. Nosotros los respetamos mucho a ellos, que también han sufrido mucho y que han sido vilipendiados hasta extremos inconcebibles por el régimen y por gente que les cree. En fin, Lilian ha sido un soporte importante en cuanto a las denuncias internacionales y cómo manejar la situación con mis hijas, que mañana van a ir a un psicólogo.

-¿Qué piensa de las declaraciones de Cabello?
-Pienso lo que sabe el pueblo venezolano, que Cabello usa un medio del Estado para transmitir un programa de terror. Ya el primero de julio había dicho que por sus narices había pasado una orden de captura para un líder opositor cuyas iniciales eran F.S. El mensaje estaba claro y nosotros así lo entendimos. Diosdado Cabello no ha sido el único en sugerir que Freddy está siento torturado, también el fiscal del régimen, Tarek Saab William, ha declarado que Freddy “está cooperando”. Son el mal. De verdad, el mal personificado.

-¿Cómo fue la detención?
-A Freddy lo intercepta un grupo armado y sin identificación. No se identificaron en ningún momento. No sabíamos si era el DGCIM (Dirección General de Contrainteligencia Militar) o el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional)… Pero Cabello fue el primero en confirmar, en televisión abierta, que lo tenían, con lo que expresaron ante el mundo que Freddy Superlano era un secuestrado de Maduro, uno de los dos mil que el dictador ha admitido ante los medios de comunicación. Desde luego, no ha tenido acceso un abogado privado, no ha visto a su familia.

-¿Qué cree usted que ocurrirá?
-Freddy saldrá de esta. Mi esposo tuvo una infancia difícil. Está en política desde los 18 años [ahora tiene 48], de manera que casi toda su militancia ha transcurrido en un ámbito autoritario, además, en Barinas, la tierra de Chávez. Está hecho a la brega. Y no hace nada a medias. Si empieza a leer un libro, lo termina, aún si en la mitad se aburre o desencanta. Cuando salga, terminará de leer “¡Cómo salir del pozo!”, de Andrés Oppenheimer, que es el que estaba leyendo cuando fue secuestrado. Y retomará lo que venía haciendo para sacar del pozo a Venezuela.