Las próximas elecciones al Parlamento Europeo en 2024 pronostican un giro importante hacia la derecha en muchos países. Los partidos populistas de extrema derecha van ganando votos y escaños en toda la Unión Europea, mientras que los partidos de centroizquierda y verdes pierden terreno.
Todas las previsiones sugieren que partidos populistas antieuropeos y, en muchas ocasiones, contrarios a la igualdad real entre hombres y mujeres, liderarán los resultados en nueve estados miembros. Se trata de países clave como Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia. También obtendrían el segundo o tercer lugar en otros nueve países, incluyendo Alemania, España, Suecia y Portugal. Y es un problema, ya que este cambio hacia la derecha radical tendrá gran influencia en la agenda política europea, afectando las políticas medioambientales, migratorias, económicas, y de igualdad.
Nos alejamos del centro
Las encuestas prevén que el Partido Popular Europeo (PPE) será el grupo político que obtendrá más escaños en las elecciones. Sin embargo, se espera que tanto el PPE como el grupo socialista (S&D) pierdan escaños en comparación con comicios anteriores. Los sondeos indican que los partidos populistas de derecha serán los principales beneficiarios, con el grupo de Identidad y Democracia (ID) y los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) obteniendo una presencia más fuerte -llegando a representar hasta el 25% del total de escaños en conjunto.
En España, las encuestas muestran que el Partido Popular (PP) se impondría con una ventaja considerable, alcanzando alrededor del 37-38% de los votos. Según una encuesta de Ipsos para Euronews, el PP obtendría el 37% de intención de voto frente al 28,6% del PSOE. Una encuesta de GAD3 muestra resultados similares, con el PP alcanzando el 38,4% y el PSOE el 27,1%. En ambas encuestas, Vox se ubica en tercer lugar con un 8-10% de los votos.
La reducción en la representación de los partidos verdes y de centroizquierda podría hacer que el Pacto Verde Europeo pierda impulso, dificultando la implementación de iniciativas medioambientales. Además, este cambio podría influir negativamente en otras políticas, como las relacionadas con la inmigración y la economía, consolidando posiciones más restrictivas y proteccionistas.
Las previsiones, en detalle
El grupo radical ID ganará unos 40 escaños, con casi 100 eurodiputados, convirtiéndose en el tercer grupo más grande del Parlamento. Además, el grupo ECR también ganará 18 escaños, y si el partido Fidesz de Hungría decide unirse a ellos, el ECR podría superar tanto a ID como a Renew, consolidándose como el tercer grupo más grande.
Los grupos ECR e ID representarán juntos el 25% del Parlamento, superando tanto al PPE como al S&D por primera vez. Se prevén pérdidas significativas para el PPE en Alemania, Italia, Rumanía e Irlanda, mientras que ganará escaños en España. El S&D perderá muchos escaños en Alemania y los Países Bajos, aunque ganará en Polonia.
En cuanto a las coaliciones, la “gran coalición” entre el PPE y el S&D perderá su mayoría, manteniendo solo el 42% de los escaños. Incluso con Renew, la “supercoalición” centrista apenas llegará al 54% de los escaños. Esto podría afectar significativamente la capacidad de estos grupos para formar una mayoría estable en el Parlamento, limitando su influencia en la toma de decisiones.
Influencia en las políticas
Este auge de la extrema derecha en los países miembros ya influyó en la agenda política europea durante 2023 y se espera que esta tendencia continúe en 2024. El terreno esta preparado para que, en 2024, haya un Parlamento Europeo más inclinado hacia el escepticismo con respecto a la integración europea y más crítico con las políticas de Bruselas, incluyendo las de igualdad.
Los partidos de derechas tienen un largo historial de oposición a propuestas pro-mujer; el ultimo ejemplo fue la resolución para blindar el aborto como derecho fundamental del tratado europeo, para la cual tanto el PPE como los grupos ID y ECR prepararon contrapropuestas (que fracasaron).
Pero hay muchos mas ejemplos. Uno notable es la Convención de Estambul, tratado del Consejo de Europa que busca prevenir la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. El partido polaco de derecha Ley y Justicia (PiS) amenazo con retirarse de la convención, argumentando que socava los valores tradicionales y promueve la “ideología de género”. Del mismo modo, el partido Fidesz de Hungría se ha negado a ratificar la convención, argumentando que su definición de género facilita la inmigración ilegal. Y otros partidos, como el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), han compartido preocupaciones similares y se oponen a la Convención.
Otro caso es el informe aprobado en 2021 por el Parlamento Europeo, que pide medidas vinculantes para reducir la brecha salarial de género. Los partidos de derecha, como el ECR, votaron en contra, argumentando que estas medidas vulnerarían la soberanía de los Estados miembros. Los miembros del ID, que incluye a partidos como Agrupación Nacional (anteriormente Frente Nacional) de Francia y la Liga de Italia, también se opusieron al informe. Consideraron que las medidas propuestas aumentarían la burocracia y perjudicarían la competitividad de las empresas.
En el tema de los derechos reproductivos, varios partidos de extrema derecha y derecha se opusieron al informe Estrela de 2013, que buscaba mejorar la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Muchos miembros del PPE, junto con los grupos ECR y Europa de la Libertad y la Democracia (EFD), votaron en contra, logrando que se rechazara el informe. Alegaron que intentaba imponer políticas en áreas consideradas de competencia nacional, como el aborto y la educación sexual. También se opusieron a su enfoque sobre la educación sexual integral, argumentando que podría interferir con los derechos de los padres.
Asimismo, en 2008, la Comisión Europea propuso extender la baja por maternidad mínima a 20 semanas con sueldo completo, pero la medida se retiró en 2015 tras una fuerte resistencia. El grupo ECR argumentó que esta directiva impondría cargas económicas excesivas a las empresas y a los Estados miembros, mientras que el grupo Identidad y Democracia criticó la propuesta por considerarla una intervención excesiva del gobierno. Incluso dentro del PPE hubo desacuerdos sobre si las propuestas de permisos parentales adicionales serían perjudiciales para las empresas. Las preocupaciones sobre los costes adicionales hicieron que la directiva fuera reemplazada por una propuesta más moderada en 2019.
Y luego está la Estrategia de Igualdad de Género 2020-2025 del Parlamento Europeo, que incluye medidas para combatir la violencia de género y fomentar la participación de las mujeres en el mercado laboral. También enfrentó la oposición de partidos de derecha y extrema derecha. El grupo Identidad y Democracia calificó la estrategia de “feminismo radical”, mientras que el grupo ECR expresó su preocupación por una posible vulneración de la soberanía nacional. Los partidos conservadores señalaron que algunas de las propuestas, como cuotas obligatorias en juntas directivas, podrían ser contraproducentes. También criticaron la falta de un enfoque diferenciado entre Estados miembros con diferentes niveles de igualdad de género.