Así es la ruta atlántica que ha desbordado Canarias

Unas 5.000 personas han perdido la vida tratando de alcanzar las costas del archipiélago desde las costas del África noroccidental este año

No puede hablarse de repunte ni de tendencia, sino de una realidad consolidada año tras año. Desde hace cuatro, la ruta canaria es la más transitada de entre las que tienen como destino España y la más mortífera del mundo. Con rutas en patera o cayuco de más de 1.500 kilómetros, unas 5.000 personas perdieron la vida tratando de alcanzar las costas del archipiélago desde las costas del África noroccidental, el 95% de quienes murieron en su afán de llegar a suelo español, en el período comprendido entre enero y mayo de 2024.

La llegada del verano intensificará en las próximas semanas el tránsito hacia un archipiélago adonde desde que comenzó el año han llegado 19.257 personas, cinco veces más que el año pasado. En 2023, un total de 39.910 migrantes llegaron a España a través de la ruta atlántica, según datos del Ministerio del Interior. Por islas, la del Hierro es la que más migrantes lleva recibiendo en los últimos años, un 37% del total de llegadas a nuestro país en 2023.

Las cifras son demoledoras. En los primeros cinco meses del año, las muertes de migrantes en la ruta atlántica hacia Canarias se incrementaron casi un 700% respecto al mismo período en 2023. En el global del año pasado, 6.618 personas, entre ellas 363 mujeres y 384 niños y niñas, murieron tratando de alcanzar suelo español.

Mauritania, principal punto de partida

Desde comienzos de año, las costas de Mauritania han copado la gran mayoría de las partidas de los jóvenes migrantes –llegando a alcanzar en los últimos meses picos de más del 80% de las salidas según datos del Gobierno. Las costas senegalesas, marroquíes y saharauis son los otros tres puntos de partida de la ruta, pero registran en estos momentos mucha menor actividad que las mauritanas por mor de una cooperación más efectiva del Gobierno con Dakar -en octubre, el ministro Fernando Grande-Marlaska se desplazó a la capital senegalesa— y Rabat en el control de las mafias.

No en vano, las buenas relaciones del Ejecutivo de Pedro Sánchez con las autoridades marroquíes desde el giro en el Sáhara en marzo de 2022 han logrado reducir además significativamente el número de tentativas de entrada de migrantes en Ceuta y Melilla. De una manera parecida, la cooperación entre las autoridades comunitarias y las tunecinas o libias ha permitido rebajar la actividad en el Mediterráneo Central a costa de recurrentes abusos en los derechos humanos.

Por nacionalidades, malienses y senegaleses son los grupos mayoritarios, aunque también hay mauritanos, guineanos, gambianos, marroquíes o sudaneses, según aseguran a este medio desde entidades como CEAR y Caminando Fronteras. Por sexos, las mujeres son una minoría que se sitúa entre el 5 y el 6% de manera consistente en los últimos años.

La dramática situación del Sahel

Aunque las realidades nacionales varían notablemente en el Magreb, el Sahel o el África occidental, la mortífera ruta atlántica se alimenta de un cóctel semejante: inestabilidad política, desastre económico, tensiones sociales y violencia terrorista o interétnica. La hambruna se viene cebando con países como Mali, Mauritania, Níger, Burkina Faso o Chad en los últimos años, con especial virulencia desde la pandemia y la subida mundial de precios alimentarios. El aumento de la actividad de los grupos armados ha provocado la llegada de los militares al poder mediante asonadas -y la penetración rusa— en países como Burkina Faso, Mali y Níger con el objetivo de recuperar el control de sus territorios. En el caso de Mali, el conflicto armado viene expulsando en los últimos años rumbo a la vecina Mauritania.

La crisis política y social que marcó Senegal gran parte del año pasado -los disturbios que estallaron en primavera dejaron más de dos decenas de muertos— explica el repunte de la llegada de cayucos a partir del verano de 2023. En este país los cayucos parten principalmente del puerto de Sant Louis -al norte, casi en la frontera con Mauritania— y M’Bour, al sur de Dakar.

“El repunte propio del verano era algo previsto por Frontex. Aunque la ruta atlántica es la principal ahora, no debe olvidarse la importancia de la del Mediterráneo Central”, advierte a ARTÍCULO 14 el consultor especializado en migraciones José Carlos Cabrera Medina.

“El reparto entre comunidades autónomas será un fracaso absoluto. No se está mirando por el interés superior del propio menor, que pasa por respetar dónde quieren ir. Después del dispendio que hará la Administración, estos jóvenes aprovecharán que los centros son de régimen abierto para marcharse de las comunidades donde sean trasladados para ir donde están sus familiares o redes migratorias. La ley de protección a la infancia está completamente obsoleta”, zanja a este medio el consultor.

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