La reciente escalada de tensiones entre Israel y Hizbulá ha arrojado una larga sombra sobre la ya frágil paz en la región, con el espectro de una invasión terrestre acechando. Aunque ambas partes han subrayado en repetidas ocasiones su deseo de evitar un conflicto a gran escala, la retórica y los despliegues militares sobre el terreno dibujan un crudo panorama de mayor preparación, lo que suscita una legítima preocupación por la posibilidad de un enfrentamiento explosivo.
En lo que va de semana, en Líbano han fallecido ya alrededor de 600 personas, hay miles de heridos y unas 90.000 personas desplazadas para evitar los ataques aéreos de Israel.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, no ha ocultado la determinación de su país de responder con decisión a cualquier amenaza procedente de Hizbulá. En una serie de declaraciones públicas, Gallant ha afirmado que Israel está “preparado para cualquier escenario”, con su Ejército “preparado para operar en todos los frentes”, incluida la posibilidad de una incursión terrestre en Líbano.
Preparar el terreno para una invasión
Estas declaraciones se unen a las del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Herzi Halevi, quien dijo este mismo miércoles que los últimos ataques aéreos israelíes tenían por objeto “preparar el terreno para su posible entrada y seguir degradando a Hizbulá“.
Es más, tras el lanzamiento por primera vez de un misil balístico desde Líbano a Tel Aviv, Halevi aseveró que “Hizbulá ha ampliado su alcance de fuego y más tarde recibirá una respuesta muy contundente. Prepárense”.
Las declaraciones públicas y los despliegues militares dibujan un panorama inquietante de un Estado preparado para la guerra. Los informes sugieren que las tropas israelíes se están posicionando a lo largo de la frontera, con divisiones blindadas y unidades mecanizadas desplegadas en las regiones del norte. La Fuerza Aérea israelí también ha estado realizando simulacros de una ofensiva a gran escala en Líbano, lo que aviva aún más los temores de una invasión inminente.
“Guerra total”
Sin embargo, los costes potenciales de una invasión terrestre son significativos. La comunidad internacional, especialmente Estados Unidos, ha expresado su preocupación por el potencial de inestabilidad y las ramificaciones más amplias de una invasión israelí. Como el propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha expresado a la cadena ABC, los combates entre Israel y Hizbulá amenazan con convertirse en una “guerra total”.
Ante las crecientes tensiones, el Gobierno libanés se enfrenta a un difícil dilema. Aunque ha condenado las posturas militares de Israel y ha reiterado su compromiso de mantener la paz, también depende en gran medida del apoyo internacional y tiene una capacidad limitada para disuadir de una posible invasión. Hizbulá, por su parte, ha mantenido una postura desafiante, prometiendo tomar represalias ante cualquier agresión israelí y seguir aumentando su arsenal a pesar de la presión internacional.
Sin errores de cálculo
La situación sigue siendo increíblemente volátil, con la posibilidad de que un error de cálculo o una escalada de la tensión desemboquen en un conflicto total. La perspectiva de una invasión terrestre se cierne sobre Líbano como una nube negra, amenazando con romper la frágil paz y sumir a la región en otro ciclo destructivo de violencia.
De ahí que la comunidad internacional haya emprendido urgentemente esfuerzos diplomáticos para desescalar la situación, evitar un conflicto a gran escala y trabajar por una solución duradera que aborde los problemas subyacentes que alimentan las tensiones en la región.
Presión diplomática
Las autoridades de Estados Unidos intentan mediar para que se produzca un alto el fuego entre Israel y Hizbulá. Según la CNN, funcionarios estadounidenses están trabajando con funcionarios franceses y de otros países para intentar alcanzar un acuerdo diplomático que ponga fin a la ofensiva de Israel y, al mismo tiempo, reanude el alto el fuego y las conversaciones sobre los rehenes en Gaza, según dichas fuentes.
Sin embargo, desde Israel se toman estos esfuerzos diplomáticos con pesimismo. No creen que los esfuerzos por detener temporalmente los combates en Líbano para facilitar las conversaciones sobre un alto el fuego lleguen a buen puerto.
Netanyahu lo rechaza
Es más, según “The Times of Israel”, el primer ministro Benjamin Netanyahu habría dicho a los ministros que cualquier negociación sólo se celebrará bajo fuego.
Con todo, el plan que estaba sobre la mesa, según “The Wall Street Journal” y el canal israelí Channel 12 news es que se está negociando una tregua de hasta cuatro semanas, durante el cual se celebrarían negociaciones para un alto el fuego en Líbano y en Gaza.
Mientras, el medio libanés LBCI ha dado algo más de esperanza. Asegura que las conversaciones para un alto el fuego han registrado “progresos significativos” y han alcanzado “una fase seria y avanzada”.
Las próximas horas son claves para el futuro de la región.