Alemania calibra los daños de un terremoto político de consecuencias imprevisibles. El Bundestag alemán aprobó el pasado miércoles un plan de cinco puntos para endurecer la política migratoria del Gobierno federal. Las reformas incluidas en el texto contemplaban, entre otros puntos, la denegación de la entrada automática y sin excepciones a los inmigrantes en situación irregular y el establecimiento de controles fronterizos “exhaustivos” con carácter permanente.
El contenido de la moción –aunque jurídicamente no vinculante– ya suscitó de por sí bastante controversia. Más polémico aún fue que las propuestas corrieran a cargo del líder de la CDU, Friedrich Merz, claro favorito en las encuestas para convertirse en el próximo canciller, y que encima éstas salieran adelante gracias a los votos a favor de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD). Un amago de tijeretazo al cordón sanitario en vísperas de las elecciones federales del próximo 23 de febrero.
Merkel afea el acercamiento de Merz a los ultras
A Angela Merkel no le hizo ninguna gracia que el líder de su partido tendiera puentes por primera vez con la AfD. La excanciller alemana, cuyo legado está puesto en cuestión desde que Vladimir Putin ordenara la invasión rusa de Ucrania, decidió tomar distancia de la formación que lideró nada menos que durante 18 años a través de un duro comunicado en el que recordaba las palabras pronunciadas por el propio Merz solo dos meses antes de pactar con los ultras.
“En su discurso en el Bundestag alemán el 13 de noviembre de 2024, el presidente del grupo parlamentario de la CDU/CSU y candidato a canciller de la CDU y la CSU, Friedrich Merz, declaró, entre otras cosas, según el acta taquigráfica del Bundestag alemán: «Para las pocas decisiones restantes que podrían ser posibles sin un presupuesto federal, me gustaría hacerles una propuesta aquí: deberíamos acordar con ustedes, los socialdemócratas, y ustedes, los verdes, que solo incluiremos en el orden del día del pleno aquellas decisiones sobre las que hayamos llegado previamente a un acuerdo con ustedes del SPD y los Verdes sobre el asunto, de modo que ni en la determinación del orden del día ni en las votaciones sobre el asunto aquí en la Cámara haya ni siquiera una mayoría accidental o realmente conseguida con los que están allí de la AfD»”, recordó Merkel.
“Me gustaría proponerles expresamente este acuerdo, señorías. Al fin y al cabo, eso es lo que les gustaría a estas señoras y señores de la extrema derecha, que de repente obtengan las mayorías, aunque sea con ustedes de los dos grupos minoritarios en la determinación del orden del día. Nosotros no queremos eso. Espero que ustedes también lo vean así, señorías”, declaró Merz el pasado noviembre.
Merz, cuestionado
Merkel no fue capaz de guardar silencio. Entró de lleno en la campaña electoral para poner en evidencia a su sucesor a los mandos de la familia democristiana, con quien nunca tuvo especial sintonía. Tanto, que Merkel lo apartó de la dirección del partido en cuanto tomó las riendas de la formación en 2002. No dudó la excanciller en calificar de “error” el hecho de “permitir así, por primera vez, una mayoría con los votos de la AfD en una votación en el Bundestag alemán”.
“Por el contrario –insistió–, es necesario que todos los partidos democráticos trabajen juntos por encima de las fronteras políticas partidistas, no como una maniobra táctica, sino honestamente, con moderación en el tono y sobre la base de la legislación europea aplicable, para hacer todo lo posible para evitar en el futuro ataques tan terribles, como los recientes atentados en Magdeburgo poco antes de Navidad y hace unos días en Aschaffenburg”.
Se refería Merkel al atropello mortal a finales de diciembre de cinco personas, entre ellas un niño, en el mercadillo navideño de esta localidad a orillas del río Elba, cuyo autor fue un ciudadano de origen saudí. Así como al asesinato de la pasada semana en la ciudad bávara de Aschaffenburg de dos personas, entre las que figuraba otro niño, esta vez a manos de un solicitante de asilo afgano que debería haber sido deportado. Dos sucesos trágicos causados por inmigrantes que espolearon el debate migratorio.
Reacciones
La vicepresidenta del Bundestag, Katrin Göring-Eckardt, agradeció que Merkel se mojara. “Estas palabras y el hecho de que las haya tenido que pronunciar demuestran el abismo al que se dirige la CDU/CSU”, escribió la dirigente ecologista en la plataforma X. “Angela Merkel ha hablado claro sobre Merz. Respeto”, apuntó por su parte el ministro federal de Trabajo, el socialdemócrata Hubertus Heil.
Danke ANGELA MERKEL. Diese Worte und dass sie überhaupt von ihr jetzt gesagt werden (müssen) zeigen den Abgrund, auf den die Union sich zubewegt. pic.twitter.com/1cSnsoJfWM
— Katrin Göring-Eckardt (@GoeringEckardt) January 30, 2025
Según el semanal Stern, el ataque de la pasada semana en Aschaffenburg conmocionó especialmente a Merz, que optó por incluir en la moción no vinculante del miércoles que “deben ser detenidas inmediatamente” todas aquellas personas obligadas a abandonar el país.
La ultraderecha votó a favor del texto a pesar de que éste les definía como una amenaza para la democracia alemana, entre otras razones por su proximidad a la Rusia de Putin. No importó en la bancada ultra. La colíder de AfD, Alice Weidel, candidata del partido a la cancillería, declaró que el miércoles había sido “un gran día para la democracia”, y el diputado Bernd Baumann afirmó que la votación era el comienzo de “una nueva era”. Palabras que suponen una muesca en el liderazgo de Merz.
Scholz, tercero en las encuestas
El canciller Olaf Scholz, mermado en las encuestas, no dudó en embestir a su rival en las urnas comparándole en sede parlamentaria con el primer ministro húngaro, el ultraconservador Viktor Orbán, quien celebró la postura del Bundestag. “¡Guten Morgen, Deutschland! Bienvenido al club”, escribió en X. “¡Buenos días, Hungría!”, le respondió Weidel. “¡Encantada de formar parte de vuestro club!”.
Una muesca en el cordón sanitario
Ayer, el Bundestag votó otra moción –esta vez vinculante– para conceder más prerrogativas a la policía a la hora de interceptar migrantes y recortar los derechos de aquellos que reciben “protección subsidiaria”, una especie de asilo con menos garantías que el asilo pleno para traer familiares a Alemania. La denominada “Ley de Limitación de la Afluencia” acabó siendo rechazada, aunque en caso de haber salido adelante en la Cámara baja del Parlamento se habría topado con toda seguridad con el rechazo del Bundesrat.
Durante el pleno, Scholz y su ministro de Finanzas, el líder ecologista Robert Habeck, quisieron escenificar su apoyo a Merkel colocando entre medias de sus asientos las memorias de la canciller. Un libro publicado en diciembre en el que defiende su negativa a rechazar la llegada de solicitantes de asilo en mitad de la crisis de refugiados de 2015.
Warten auf Beginn der Debatte zum #Zustrombegrenzungsgesetz von @cducsubt – wofür liegt wohl das Buch von Angela #Merkel auf der Regierungsbank zwischen den Plätzen von @Bundeskanzler und @roberthabeck? Ob da wohl jemand später aus dem Werk zitieren möchte? pic.twitter.com/cYvaSczEf3
— Melanie Amann (@MelAmann) January 31, 2025
Merz sigue insistiendo, sin embargo, en que no concibe pactar con los ultras. Razón por la cual tendría que negociar con los socialdemócratas de Scholz o con los verdes de Habeck, o incluso con los dos a la vez, para formar Gobierno a partir del 23 de febrero. No le conviene quemar los puentes con el centroizquierda, pero el líder de la CDU insiste en que sus propuestas antimigratorias son innegociables.
El entorno de Merz considera que la CDU debe adoptar la estrategia de mano dura contra la inmigración para frenar el ascenso en las encuestas de la AfD. Los analistas, en cambio, advierten de que esta postura no consigue sino blanquear las posiciones más radicales de los ultras. El 73% de los votantes de la CDU rechaza de plano colaborar con la AfD, además. El propio Merz considera que hacerlo sería “vender el alma de la CDU”, pero parece que la puerta no está del todo cerrada.