Desde su llegada a la presidencia de México en 2018, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha sido una figura polarizadora tanto dentro como fuera del país. Con su proyecto de la “Cuarta Transformación”, AMLO ha buscado redefinir el panorama político de México, enfrentando a aquellos que lo etiquetan de diversas maneras: algunos lo consideran un líder de izquierda, mientras que otros lo ven más como un populista con tintes autoritarios. Pero, ¿dónde se sitúa realmente el presidente mexicano en el espectro político? Para responder a esta pregunta, es crucial examinar sus políticas, su trayectoria y su estilo de liderazgo antes de que Claudia Sheinbaum recoja el testigo.
Un político de izquierda reformista
La mayoría de los analistas coinciden en que Andrés Manuel López Obrador se posiciona claramente en la izquierda política. Su discurso ha sido, desde sus primeros pasos en la política, una crítica frontal al neoliberalismo. AMLO ha descrito este sistema económico como la “gran tragedia nacional”, culpándolo de la corrupción, la pobreza y la desigualdad que han marcado la historia reciente de México. Durante su mandato, ha promovido políticas económicas que buscan reducir estas brechas, con un enfoque en el fortalecimiento del papel del Estado y en la implementación de programas sociales masivos.
Entre sus medidas más emblemáticas están las becas para estudiantes, pensiones universales para los adultos mayores y un ambicioso proyecto de infraestructura en el sur del país, destinado a reactivar la economía de las regiones más desfavorecidas. En este sentido, AMLO retoma algunas de las tradiciones del cardenismo, la corriente política inspirada en el expresidente Lázaro Cárdenas, quien nacionalizó el petróleo y promovió una reforma agraria en los años 30. AMLO, al igual que Cárdenas, aboga por una política económica soberana y en contra de la injerencia extranjera en sectores estratégicos.
La crítica al neoliberalismo y la promesa del Estado de bienestar
El proyecto de Andrés Manuel López Obrador ha sido calificado como un intento de crear un estado de bienestar en México, similar a lo que se ha visto en algunos países de Europa o en otras partes de América Latina. Su gobierno ha buscado reducir la dependencia del país en el sector privado para ofrecer servicios esenciales como la educación y la salud, aumentando la intervención estatal en estas áreas. AMLO ha señalado repetidamente que la privatización de estos servicios, llevada a cabo bajo administraciones anteriores, solo ha exacerbado la desigualdad.
Sin embargo, su administración también ha sido objeto de críticas. Los sectores empresariales lo acusan de ser un líder autoritario, que desincentiva la inversión privada y pone en riesgo la estabilidad económica del país. El sector empresarial y algunos críticos internacionales lo acusan de adoptar un enfoque populista, haciendo promesas que no se alinean con las realidades financieras de México. En respuesta, López Obrador ha defendido sus políticas como necesarias para corregir lo que considera décadas de desigualdad estructural.
¿AMLO es una izquierda conservadora?
A pesar de su retórica de izquierda, hay aspectos del liderazgo de Andrés Manuel López Obrador que lo alejan de las corrientes progresistas de izquierda en temas como los derechos de las minorías y el feminismo. A lo largo de su mandato, AMLO ha sido criticado por minimizar las demandas del movimiento feminista en México, a pesar del aumento alarmante de feminicidios y la violencia de género. Ha llegado a calificar algunas de las demandas feministas como “distracciones” frente a lo que él considera los verdaderos problemas del país: la corrupción y la pobreza.
Además, su postura sobre los derechos de las minorías sexuales y el ambientalismo ha sido ambigua. AMLO ha priorizado proyectos de infraestructura como el Tren Maya, que ha sido criticado por su impacto ambiental, y ha dado más peso a sus programas sociales y económicos que a las causas de derechos humanos defendidas por movimientos progresistas en el país.
Esto ha llevado a algunos a describirlo como una especie de izquierda conservadora o, más precisamente, una izquierda populista que apela a los sectores más vulnerables del país, pero que no necesariamente se alinea con todas las causas progresistas del siglo XXI. En este sentido, Andrés Manuel López Obrador se distancia de otros líderes de izquierda en América Latina, como los expresidentes de Brasil y Uruguay, Lula da Silva y José Mujica, quienes han adoptado posturas más inclusivas en temas de género y derechos de las minorías.
El populismo de Andrés Manuel López Obrador y la relación directa con el pueblo
Un aspecto central de la ideología de AMLO es su relación directa con el pueblo. El presidente mexicano ha adoptado una estrategia de comunicación diaria a través de sus conferencias matutinas, conocidas como “La Mañanera”, en las que establece un diálogo casi directo con los ciudadanos y desafía abiertamente a la prensa crítica y a los opositores políticos. Este estilo ha sido interpretado como una forma de democracia directa, en la que AMLO busca constantemente legitimar su gobierno frente a sus seguidores.
Sin embargo, su estilo también ha suscitado críticas. Muchos observadores señalan que Andres Manuel López Obrador tiende a descalificar a quienes no están de acuerdo con él, a menudo refiriéndose a sus críticos como “enemigos del pueblo” o “traidores a la patria”. Esta postura ha llevado a tensiones con los medios de comunicación, las universidades y sectores de la sociedad civil que ven en su retórica un intento de deslegitimar la oposición y concentrar el poder.