El mundo de los videojuegos ha sido durante años un espacio de entretenimiento, creatividad y comunidad. Sin embargo, también se ha convertido en un terreno hostil para muchas mujeres que, al intentar participar o contribuir en esta industria, enfrentan una violencia machista que va desde el acoso en línea hasta amenazas de muerte. El caso de Darim, una diseñadora surcoreana que trabajaba en el popular juego MapleStory, ilustra cómo estas dinámicas tóxicas están impactando la vida de las mujeres tanto dentro como fuera del sector de los videojuegos.
El caso de Darim: de un diseño a una cacería de brujas
Todo comenzó cuando Darim, animadora en un estudio surcoreano, publicó orgullosa un tráiler con el nuevo diseño de un personaje para MapleStory. En el vídeo, un pequeño gesto de la mano de una figura femenina desató la furia de miles de jugadores masculinos. Según ellos, ese gesto con los dedos simbolizaba una burla hacia los hombres coreanos, asociado a un antiguo movimiento feminista, que se mofaba del tamaño del aparato reproductor masculino.
Lo que siguió fue una tormenta de abusos. Darim recibió amenazas de muerte y violación, mientras las redes sociales se inundaban con insultos inhumanos. Los jugadores, organizados en foros anti-feministas, exigieron su despido inmediato y lanzaron ataques contra su estudio de animación. Esta cacería de brujas es solo uno de los muchos episodios que están configurando una preocupante tendencia dentro de los videojuegos.
El caso de Darim no es un hecho aislado. En todo el mundo, las mujeres que trabajan en la industria de los videojuegos enfrentan acoso y discriminación por el simple hecho de existir en un espacio dominado históricamente por hombres. Ya sea como desarrolladoras, jugadoras o creadoras de contenido, muchas han sido atacadas por expresar opiniones feministas, diseñar personajes femeninos o simplemente tener una presencia pública.
Esta violencia no se limita a ataques verbales. Hay casos extremos, como el de Jigu, una mujer surcoreana fue brutalmente agredida en su lugar de trabajo simplemente por llevar el pelo corto, un estilo que su agresor interpretó como un símbolo feminista. Estos actos de violencia tienen un efecto escalofriante: mujeres que se autocensuran, que temen por su seguridad y que son forzadas a abandonar sus carreras en los videojuegos.
El rol de los foros antifeministas
Los foros antifeministas han jugado un papel central en la escalada de violencia contra las mujeres en los videojuegos. En estos espacios, los hombres se organizan para identificar y atacar a mujeres que consideran feministas. Utilizan gestos o acciones inocuas como evidencia de una supuesta “agenda feminista”, creando un clima de paranoia y persecución.
Minsung Kim, un exmiembro de estos foros, relata cómo los usuarios se sienten empoderados para arruinar la vida de las mujeres señaladas. “Acusar a alguien de feminista se ha convertido en una herramienta para destruir carreras”, explicó para la BBC. Este fenómeno no solo afecta a individuos, sino también a empresas, que a menudo ceden a las demandas de los acosadores por temor a boicots o pérdidas financieras.
La industria de los videojuegos se enfrenta a un dilema complicado. Por un lado, debe proteger a sus trabajadoras del acoso y la violencia. Por otro, muchas empresas priorizan sus ingresos y ceden ante las demandas de los acosadores, como sucedió con el estudio de Darim, que inicialmente retiró su trabajo en respuesta a las críticas.
Además, dentro de estas empresas persiste un machismo estructural que perpetúa el problema. Según trabajadoras de la industria, algunos desarrolladores comparten las opiniones antifeministas de los acosadores, lo que dificulta implementar cambios significativos para proteger a las mujeres.
Feminismo en los videojuegos: una lucha en la sombra
La reacción violenta contra el feminismo en los videojuegos no es nueva. Sin embargo, ha ganado fuerza en los últimos años. En países como Corea del Sur, el movimiento feminista ha sido forzado a la clandestinidad debido al aumento del hostigamiento. Según una encuesta de 2024, solo el 24% de las mujeres surcoreanas se identifican como feministas, en comparación con el 45% de la media global.
Sin embargo, figuras como Jigu están cambiando el discurso. Después de sobrevivir a un ataque brutal, Jigu se ha convertido en una defensora del feminismo, utilizando su experiencia para apoyar a otras mujeres. “Si puedo ayudar a una sola persona a sentirse menos sola, valdrá la pena”, afirmó.
Combatir el machismo en los videojuegos requiere un esfuerzo conjunto de las plataformas digitales, las empresas del sector y los gobiernos. Las redes sociales deben asumir su responsabilidad en moderar contenidos y proteger a las víctimas de acoso. Por su parte, las empresas deben implementar políticas claras contra el hostigamiento, tanto para sus trabajadoras como para su comunidad de jugadores.
En el ámbito legal, la ausencia de leyes específicas contra la discriminación en algunos países, como es el caso de Corea del Sur, dificulta abordar estos casos. La implementación de normativas contra el acoso y la discriminación es crucial para garantizar un entorno más seguro para las mujeres en los videojuegos.