“Aquí sobran las palabras”, coincidieron miembros de una familia entre miles de manifestantes de la marcha opositora convocada este sábado en Venezuela por acusaciones de fraude en las elecciones del pasado 28 de julio que provocaron una de las mayores crisis políticas del país.
“Impotencia”, dijo el padre. “Caos”, acotó la abuela; “antidemocracia”, sorteó alguien más; “resistencia”, dijo la mujer y “fraude”, agregó otro ante las cámaras de televisión poco antes de que María Corina Machado, la líder más popular del antichavismo retara al gobierno de Nicolás Maduro, al encabezar las protestas.
Ella dijo que permancería en “resguardo” por las amenazas de Maduro de llevarla a prisión, pero apareció a última hora vestida de mezclilla y camiseta blanca, cruces y collares rojos, para reclamar al órgano electoral –bajo control del gobierno– por la falta de transparencia en los resultados de los comicios presidenciales.
Testigos y miembros de mesa de los partidos opositores que han recopilado más de un 80% de las actas de votación apuntan a un triunfo del candidato Edmundo González Urrutia, pero el régimen se ha negado a publicar los documentos originales.
La resistencia ha provocado condenas internacionales y la furia de miles de venezolanos hartos de la economía en picada. Desde la llegada del fallecido Hugo Chávez al poder en 1999 la caída del Producto Interno Bruto (PIB) cayó hasta el 80% provocando hambruna y la migración de más de siete millones de personas. “Nosotros no promovemos la violencia y salir a protestar cívica y pacíficamente no es violencia. No vamos a renunciar a nuestro derecho a la protesta cívica”, retó la dirigente ante amenazas de Maduro que denominó a sus oponentes “terroristas”.
El presidente también amenazó con llevar a sus opositores a prisión, pero la gente salió a la calle. “Queremos que se respete la voluntad del pueblo que quiere un cambio. Este gobierno ya perdió su oportunidad, ha sido mentiroso y falso: dijo que terminaría con la pobreza en Venezuela y en 24 años lo único que ha logrado es que haya millones de gente recogiendo comida de la basura”, dijo la abuela entrevistada por el canal de televisión TN tras definir en una palabra la situación del país: caos.
Tras la muerte de Chávez por cáncer en 2003, Maduro se hizo del proyecto de Nación al que se conoce como chavismo. El régimen cumplió 25 años de gobierno este 2024.
La desesperación
A la marcha de oposición la custodiaron motociclistas en una estrategia similar a la que utiliza el Estado para intimidarlos, pero a la defensiva. Apostados en la vanguardia y la retaguardia, la prensa local dio cuenta de su presencia.
—¿No tienen miedo? —se le preguntó a uno de ellos que optó por el anonimato: la represión del régimen ha registrado 11 muertos, según la ONG Foro Penal; 20, de acuerdo con Machado; más de un millar de arrestos y un número indeterminado de desaparecidos.
—Aquí en Venezuela tenemos temor permanente: nos atacan, nos roban, nos matan, el temor es todos los días, los 365 días del año— dijo el hombre al paso de los protestantes con sus respectivas pancartas: “No somos terroristas”, “No queremos baño de sangre”, “Fuera dictador”, “Ganó dios con nosotros”, “Somos gente de paz”.
La impotencia principal de los venezolanos en contra de Maduro deriva de la fe que despertó una supuesta buena voluntad de hacer elecciones democráticas.
Por varios meses, decenas de miles de voluntarios participaron en talleres de formación en todo el país para estar dentro de los centros de votación el día de las elecciones, donde tomaron registro de las actas antes de que se hubieran transmitido electrónicamente al Consejo Nacional Electoral.
Los opositores sabían que tenían que obtener el mayor número posible de éstas para refutar lo que preveían sería un resultado desfavorable por el control oficial en el órgano electoral.
Este trabajo ciudadano reviró a Maduro la condena de varios países, entre ellos, Estados Unidos, Argentina, Uruguay y Ecuador.
Inclusive aliados regionales cercanos como Brasil y México han pedido transparentar el proceso.
Para hacer frente a las acusaciones, el presidente venezolano empujó a miles de sus seguidores a las calles después de los comicios y en el sábado en una manifestación que llamó “la madre de todas las marchas”.
Mientras en la marcha opositora gritaban “libertad, libertad” y Machado resumía el día en un “No tenemos miedo”. En la otra, culpaban a Estados Unidos de atizar el fuego con miras a controlar el petróleo, que representa una de las mayores reservas en el mundo. “Yanquis de mierda”, rezaba un cartel.
“Estamos aquí, defendiendo la soberanía nacional y celebrando los 25 años de la llegada de Hugo Chávez al poder y rechazando la injerencia internacional de cualquier país que nos quiera agredir”, declaró a la prensa local un hombre vestido de uniforme verde olivo al estilo del fallecido líder fundador del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). “Creo en la revolución y somos a quien elegimos nosotros con el voto. Aquí no hay otra postura que Nicolás Maduro es el presidente”, dijo otra mujer.