El culebrón judicial en el que se han convertido los problemas legales del expresidente Donald Trump la han hecho protagonista. Una más en los personajes de una saga que incluye una actriz porno, un abogado enfrentado con su antiguo cliente y un rosario de personajes solo concebibles en el entorno de alguien tan excesivo y polémico como Trump.
Ella es Alina Habba, oficialmente su abogada, pero en realidad mucho más que eso. Dentro y fuera de los tribunales, se ha convertido en una de las defensoras más notorias del expresidente Trump. También, una de las más brillantes.
Trump sabe que sus opciones como candidato a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de noviembre dependen en gran medida del desenlace de sus procesos judiciales y ha confiado a Habba su defensa en el juicio que se celebra en Nueva York por los presuntos pagos a la actriz porno Stormy Daniels para que guardara silencio por el encuentro sexual que ella dice que tuvo con él y él niega.
Precisamente este martes, la defensa del magnate y la acusación presentaron sus alegatos finales por el pago irregular de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels. A partir de este miércoles, el jurado popular empezará a deliberar.
Víctima de una persecución judicial
Habba se emplea a fondo en una defensa de su cliente que va mucho más allá de la judicial. Si dentro de la sala busca fórmulas legales para que se anule el proceso y es capaz de hacer sudar con un interrogatorio implacable a Michael Cohen, exabogado de Trump y testigo clave de la acusación contra él, fuera se planta ante los micrófonos y repite el mensaje de que su cliente es víctima de una persecución judicial motivada por sus rivales políticos. Eso no le impide dirigirse luego con todo respeto a su señoría en el interior de la sala.
Nacida en Summit, Nueva Jersey, en 1984, en el seno de una familia iraquí que emigró a Estados Unidos en la década de 1980 huyendo de la persecución a los católicos en su país, Alina Habba está casada en segundas nupcias con el empresario Gregg Reuben, propietario de varios estacionamientos en el área metropolitana de Nueva York.
Conoció a Trump en el club de golf que el expresidente posee en Bedminster. Desde entonces ha ido ganando su confianza, y su compromiso con él parece ahora total.
Atacada por su belleza
Aunque no han faltado los comentarios que señalan que Trump la eligió por su buena presencia, ella se ha revelado contra ellos. “Que sea bonita no significa que no sea una abogada brillante”, le dijo una vez al diario “New York Post”. Y su currículum parece darle la razón. Graduada en Ciencias Políticas y en Derecho, comenzó con una pasantía junto a un juez. Luego pasó por varios bufetes y se especializó en litigios corporativos y relacionados con los bienes raíces.
“Es el estadounidense más ético que conozco”, ha dicho del expresidente, un político que enfrenta el primer juicio contra un expresidente de la historia de Estados Unidos, que está acusado en otros procesos legales y que ha reconocido besar y tocar a las mujeres sin su consentimiento.
Trump, encantado
Él, también parece encantado con su abogada: “Tiene mucho talento y es inteligente”, indicó de ella el exmandatario. En su día, explicó el comienzo de su relación profesional. Alguien en su club de golf le dijo que Habba era “una excelente abogada”. “Le di un par de casos para manejar; hizo un muy buen trabajo”, contó Trump, que desde entonces ha vivido encomendado a la firma legal de ella, Habba, Madaio y Asociados.
Fue a este despacho el que lo defendió de una demanda por fraude inmobiliario por 250 millones de dólares y al que le encargó demandar al diario “The New York Times” y a su sobrina; Mary, por lo que consideró comentarios difamatorios en su contra. Pese a que perdió este último pleito, la confianza de Trump en Habba se ha mantenido aparentemente intacta.
El juicio en curso en Nueva York ha dado otra oportunidad de comprobarlo. Trump se mostró satisfecho tras el incisivo interrogatorio al que su abogada sometió a Cohen, en el que lo forzó a relatar las veces en las que había cometido perjurio y acalló de un plumazo los intentos del testigo de rechazar algunas preguntas. “Señor Cohen. Esto va a funcionar así. No está en su podcast. No está en la CNN. Está aquí conmigo”, llegó a decirle Habba a Cohen.
Trump se mostró encantado después ante la prensa: “Lo pillaron mintiendo como nadie ha mentido antes. Fue un momento mejor que los de Perry Mason y debería ser el final del caso”, declaró el acusado.
Los líos legales de Trump todavía se prolongarán algún tiempo, por lo que Habba va a tener más ocasiones de lucirse en y fuera de la sala.