La aprobación a comienzos de esta semana por parte de la Unesco de una moción presentada por la delegación libanesa llamando a proteger el patrimonio y las imágenes de los proyectiles israelíes golpeando inmuebles de la ciudad de Tiro, una de las urbes más antiguas del mundo, han puesto en el centro de la atención el riesgo que también corre el rico patrimonio arqueológico de la que fuera antigua Fenicia. Una herencia histórica tan inerme e indefensa como admite estarlo la arqueóloga Nelly Abboud, quien señala de manera valiente no solo a Hizbulá e Israel, sino a la corrupción que invade desde hace años todos los recovecos del Estado libanés y lastra las posibilidades del país.
“Lo que está ocurriendo ahora y ha ocurrido en Líbano es un genocidio cultural”, afirma a Artículo14 la consultora y directora de la ONG Museolab | The Cultural Lab, dedicada a la promoción del patrimonio cultural a través del aprendizaje experimental.
-A nivel personal y como arqueóloga, ¿cómo está viviendo la situación bélica en general y en particular que la guerra esté amenazando el patrimonio de tu país?
-Imagino que, como todos los libaneses, a escala personal estoy estresada y cansada. Al respecto de la amenaza sobre el patrimonio arqueológico e histórico, estoy preocupada y enfadada, y me siento indefensa. Enfadada por el nivel de negligencia, incompetencia y corrupción que nos han traído hasta aquí, e indefensa porque no ocupo ningún cargo de responsabilidad como para poder cambiar nada sobre el terreno. Solo tengo mi experiencia, pasión y voz.
-Hemos visto que el miércoles las Fuerzas de Defensa de Israel bombardearon el puerto histórico de Tiro, una zona situada muy cerca de un sitio arqueológico extraordinario. ¿Cuáles son las últimas noticias que te han llegado? ¿Se han producido daños?
-Lo cierto es que no es fácil reunir información al respecto de daños directos o indirectos porque no tenemos ojos sobre el terreno, y si podemos ver algo es porque se publica en los medios de comunicación o en las redes sociales. Pero respecto a Tiro, los sitios arqueológicos están aún a salvo. Se han grabado vídeos desde los mismos yacimientos que muestran desde allí los edificios bombardeados. Puedo asegurarle que los edificios de gran altura que se muestran en las imágenes, una zona con gran concentración de población, están construidos sobre capas de arqueológicas que datan de tiempos de Alejandro Magno. Por otra parte, las piezas arqueológicas se han trasladado a lugares seguros.
-También vimos que las fuerzas israelíes bombardearon hace algunos días posiciones de Hizbulá cerca de las ruinas de Baalbeck. ¿Se han registrado daños allí?
-Por ahora la información del gobernador del valle de la Becá Bachir Khodr es que no hay daños visibles en el yacimiento arqueológico de Baalbeck. Pero, por supuesto, para estar en condiciones de evaluar los posibles daños habría que visitar el lugar e inspeccionar la infraestructura y posibles afectaciones.
-¿Qué puede hacer un Estado frágil como el libanés para responder a estas amenazas al patrimonio?
-Creo firmemente que deberíamos haber actuado hace un año, desde el mismo comienzo de la guerra. No hay plan de emergencia puesto en marcha por el Ministerio de Cultura: ni evaluación del riesgo, ni plan de evacuación ni nada. Y los esfuerzos que se habían hecho anteriormente para entrenar y formar a expertos en patrimonio tanto en las Fuerzas Armadas como entre el personal de la defensa civil para llevar a cabo planes de evacuación de colecciones museísticas estuvieron y están monopolizados -gracias a importantes cantidades de dinero procedentes de ayudas- por una sola ONG, Biladi. La cual, obviamente, no ha tenido éxito a la hora de formar una unidad de emergencia capaz de desarrollar un plan de emergencia y obtener los recursos necesarios para hacerlo. Monopolizaron el campo de la protección del patrimonio sin dejar que nadie más ayudara o contribuyera sin pasar antes por ellos. Lo que podemos hacer ahora es trabajar en el campo de acción de nuestras redes a fin de presionar a las organizaciones internacionales y que ello nos permita detener esta locura. También podemos documentar lo que ha quedado. Documentar la destrucción y los daños. Y trabajar para garantizar la seguridad de todos los museos y depósitos.
“Deberíamos haber actuado hace un año, cuando empezó la guerra. Lo que podemos hacer ahora es trabajar en el campo de acción de nuestras redes para presionar a las organizaciones internacionales y detener esta locura”
-Antes de la actual escalada, ¿estaban estos espacios arqueológicos y museísticos protegidos por las autoridades locales? Tuve la ocasión de visitar las ruinas de la necrópolis de Tiro hace dos años y me sorprendió negativamente la falta de seguridad y protección del conjunto arqueológico.
-¡No! Todos los sitios arqueológicos han sufrido la negligencia y la falta de mantenimiento y seguridad durante años en Líbano. Y todos los lugares históricos y patrimonio de la humanidad han corrido la misma suerte. El Ministerio de Cultura y la Dirección General de Antigüedades tienen un problema de carencia de personal y falta de recursos financieros. Pero también, como otros servicios públicos, el Ministerio es víctima de la corrupción. Y todo ello es consecuencia del control del tándem milicia/mafia que controla el país y que ha trabajado sin descanso en el debilitamiento de los fundamentos del Estado, de Líbano.
-¿Qué puede la sociedad civil, incluidas las ONG locales y extranjeras, hacer para ayudar en la protección de estos lugares en una situación como la actual?
-En primer lugar, contar la verdad y alzar nuestras voces es clave. Necesitamos centrarnos en afrontar el problema principal, que es el de la negligencia y el debilitamiento del Estado. En segundo lugar, acabar con el monopolio que forman el Ministerio, la Dirección General de Antigüedades y la propia ONG Biladi. El patrimonio es de todos y tenemos el derecho a hablar de ello, trabajar para conservarlo y ser conscientes de todos los potenciales riesgos. En tercer lugar, tenemos que trabajar para hacer lobby y presión, y para salvar y proteger lo que aún queda.
“Lo que está pasando ahora y ha ocurrido en el Líbano durante años es un genocidio cultural”
-¿Cuál ha sido la respuesta que ha dado la Unesco hasta ahora? ¿Hay alguna iniciativa de camino de la mano de Naciones Unidas al respecto de la salvaguarda del patrimonio libanés?
-Por supuesto, ellos escribirán cartas y emitirán comunicados, y desbloquearán financiación para programas. Pero por mi experiencia, la Unesco no tiene ninguna autoridad, especialmente cuando Israel está implicado. Por lo que no creo que podamos realmente esperar nada más de la Unesco. Lo que está pasando ahora y lo que ha ocurrido durante años en Líbano y en otras partes es un genocidio cultural real, y la Unesco no ha sido capaz de hacer nada sustancial sobre el terreno para evitar la destrucción en muchos otros lugares del mundo. La Unesco y las demás organizaciones vienen después para lavar su culpa y su dinero en países devastados.
“La Unesco no tiene ninguna autoridad, especialmente cuando Israel está implicado”
-¿Hay otros riesgos para la herencia arqueológica vinculados a la guerra como el saqueo o el tráfico?
-Por supuesto. Y esto ha ocurrido durante años. Los mismos profesionales del patrimonio tratando ahora de salvar y protegerlo son los mismos que han defendido a los traficantes y coleccionistas, por ejemplo el museo Nabu [Situado en la localidad de Chekka, su colección se compone principalmente de artefactos de la Edad del Bronce y del Hierro que representan las culturas romana, griega, bizantina, fenicia, mesopotámica y libanesa contemporánea, así como manuscritos y material etnográfico]. Nuestro ministro de Cultura actual, partidario de Amal -una organización chiita con representación parlamentaria-, parte del movimiento de la ‘resistencia’, ayudó al director del museo Nabu a rehabilitar su imagen después de ser acusado de coleccionar piezas arqueológicas expoliadas desde Irak, Siria, Yemen, Palestina y Líbano.
-¿Y en estos momentos?
-Respecto a la actual amenaza, me temo que está aquí y es de verdad. No sabemos nada sobre los almacenes de seguridad de la Dirección General de Antigüedades. Hemos oído que la colección del Museo Nacional de Líbano ha sido trasladada a un lugar seguro. Pero no tenemos ninguna otra información. Durante años, la Dirección General no fue demasiado comunicativa sobre esta cuestión y no es transparente al tratar con temas similares. Ni siquiera se comunicaron con profesionales de otros museos o profesionales del patrimonio para pedirles ayuda. Falta confianza y una visión clara, y no hay voluntad de tratar de salvar lo que nos queda.