Fumata blanca para el acuerdo de alto al fuego. Tras dos días de máxima expectación, finalmente los negociadores de Israel y Hamás aceptaron a última hora del miércoles los parámetros para la tregua, que debería poner fin a más de 15 meses de guerra en Gaza y permitiría el retorno de los 94 rehenes israelíes secuestrados durante el ataque del 7 de octubre de 2023.
El primer ministro catarí Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, actor clave junto a EE UU y Egipto para desencallar unas negociaciones que se frustraron repetidamente en el pasado, confirmó que ambos lados aceptaron la propuesta definitiva, aunque todavía se están puliendo algunos detalles logísticos. Si no hay contratiempos, el alto al fuego entrará en vigor el próximo domingo.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu deberá ratificar ahora la propuesta en el seno de su gabinete, donde deberá lidiar con la presión de la extrema derecha, que amenazó con tumbar el gobierno si se acepta un “pacto de rendición ante Hamás”. Por otra parte, Hamás habría sucumbido a las presiones de su patrocinador qatarí, que meses atrás expulsó al liderazgo del grupo islamista palestino de Doha. Ante su paupérrima situación política y militar, Hamás trata de explotar la única vía para retener parcialmente el poder en la Franja de Gaza.
La cautela de los familiares de los rehenes
Si no hay contratiempos hasta el domingo, todos los rehenes israelíes deberían ser liberados, aunque se estima que 35 ya habrían fallecido. Los familiares de los rehenes, que expresaron profunda gratitud a las administraciones de los presidentes Joe Biden y Donald Trump, se mostraron cautelosos.
“Es un paso significativo para retornar a nuestros seres queridos a casa. Pero el temor nos persigue ante la posibilidad de que el acuerdo no se implemente completamente, y algunos rehenes queden atrás”, declararon en una nota de prensa. Además, pidieron explícitamente a los periodistas que no interpelen a los familiares ante las próximas “horas llenas de emociones y ansiedad”. Durante meses, los familiares agonizaron ante los recurrentes fracasos en lograr la tregua, con acusaciones cruzadas entre Israel y Hamás responsabilizándose por incumplir los parámetros acordados.
Las mediaciones de Biden y Trump
Para el presidente estadounidense saliente Joe Biden, que buscaba un logro en el conflicto en Israel y Gaza antes de abandonar el cargo, este acuerdo “supondrá el fin de los combates en Gaza, el acceso de ayuda humanitaria a civiles palestinos, y reunir a los rehenes con sus familias tras 15 meses de cautiverio”. Por su parte, el reelecto presidente Donald Trump confirmó que los rehenes “serán liberados próximamente”. Oficiales involucrados en las negociaciones dan crédito a Trump por las presiones ejercidas en las últimas semanas, ya que exigió parar el conflicto antes de su toma de posesión del 20 de enero.
Desde el canal de Telegram de Hamás, los islamistas consideraron el acuerdo como “un logro para nuestro pueblo”, y celebraron la “legendaria resiliencia” de los gazatíes. No obstante, la masacre islamista del 7 de octubre y la posterior ofensiva bélica israelí dejaron 1.200 muertos en Israel y más de 46.000 muertos en Gaza, así como la destrucción casi total de las infraestructuras de la franja costera. La gran incógnita para resolver es cómo y quién gestionará la reconstrucción de Gaza, y si se permitirá a Hamás retener el control del territorio.
Un acuerdo de tres fases
El acuerdo pactado se asemeja mucho a la propuesta formulada por la Administración Biden en mayo de 2024, cuando se formuló un acuerdo de tres fases. En la primera etapa, deberían liberarse mujeres, ancianos, niños y enfermos. Previamente se especuló con que serían 33 los primeros israelíes liberados, a cambio de presos palestinos en cárceles israelíes. Además, debería garantizarse la entrada de cientos de camiones de ayuda humanitaria a la castigada Franja de Gaza.
Hamás exige la retirada militar israelí total de Gaza, aunque Netanyahu insiste en retener un perímetro de seguridad en la frontera, así como el control de la frontera terrestre con Egipto. Pese al aparente acuerdo, “Bibi” insistió en que no aceptará detener la guerra permanentemente hasta la destrucción total de las capacidades militares y de gobernanza de Hamás, que en los últimos días ha causado significativas bajas -15 soldados muertos- entre las tropas hebreas que operan en Gaza.
Confianza en el acuerdo
Pese a la rotunda oposición de la extrema derecha israelí, ministros del gobierno de Netanyahu confían en que finalmente la votación se aprobará en el gabinete en las próximas horas. En la noche del miércoles podría producirse la reunión definitiva del gobierno hebreo para ratificar el pacto.
En paralelo, manifestantes radicales israelíes cortaron el tráfico en Jerusalén, en protesta por el acuerdo pactado con Hamás. Reclamaban la “conquista, la expulsión y asentamientos” en Gaza. Para un sector de la derecha hebrea, el 7 de octubre supuso una “oportunidad divina” para conquistar permanentemente Gaza, y movimientos de colonos llaman a penetrar en el territorio costero. Fuentes israelíes confirmaron que Netanyahu solo comparecerá públicamente cuando el “acuerdo esté completado y cerrado”. Se avecinan jornadas frenéticas en Oriente Medio.