El desorden mundial

2025, la desintegración del orden internacional

En un mundo fracturado hasta un grado sin precedentes, y caracterizado por conflictos duraderos y aparentemente sin salida, 2025 podría ser un año decisivo

Geopolítica
2025, ¿el año de la desintegración del orden mundial? KiloyCuarto

Tras la guerra de Ucrania, la guerra de Gaza ha constituido un segundo frente en torno al cual se está rearticulando en parte el equilibrio de poder internacional. Ambos contribuyen a cuestionar la credibilidad del mundo occidental en el marco, todavía estructurante, de la rivalidad entre China y Estados Unidos.

¿Tiende esta nueva bipolaridad a extenderse, por ejemplo, a África, continente escenario de conflictos olvidados? ¿Está surgiendo una tercera vía en Asia, para evitar someterse a ella? ¿Cuál es la posición de América Latina en esta crisis de orden internacional? Entre dos guerras, Europa asiste al auge del conservadurismo y de la extrema derecha, mientras siguen reconfigurándose los parámetros de su relación con Washington.

Francia

El expresidente Donald Trump y el presidente Volodimir Zelenski

Un mundo fracturado

En un mundo así fracturado hasta un grado sin precedentes, y caracterizado por conflictos duraderos y aparentemente sin salida, ¿sigue siendo la guerra una opción estratégica? Con el retorno del poder, el prisma de la seguridad se extiende al cambio climático. La guerra también está reconfigurando la geopolítica de los hidrocarburos, junto con la geopolítica de los materiales y metales necesarios para la doble transición digital y baja en carbono.

El estancamiento en Ucrania y Gaza, las negociaciones sobre el clima, la nueva presidencia de Estados Unidos y el futuro del orden internacional: en muchos sentidos, 2025 podría ser un año decisivo, que desemboque en un mundo cada vez más dividido. Nunca antes ha habido tantas potencias con capacidad para alterar el equilibrio de poder internacional, y nunca antes las potencias dominantes han parecido tan impotentes para contrarrestar la fragmentación del mundo.

Un grupo de familiares llora durante el funeral de los palestinos muertos en un ataque aéreo israelí

El complicado tablero de Oriente Próximo

En Oriente Próximo, la recomposición pronosticada hace décadas parece más lejana que nunca en la maraña de batallas e influencias: Estados Unidos, Irán, Arabia Saudí, Egipto, Turquía, incluso Rusia, China o los europeos, ¿quién podría tener el peso suficiente para ayudar a resolver el problema palestino-israelí, que ha vuelto con fuerza al primer plano de la actualidad? ¿Quién podría ayudar a reequilibrar la balanza en favor de la paz regional?

Estados Unidos es sin duda una potencia dominante. Ahora bien, ¿cómo se ejerce su dominio diplomático, militar, económico y cultural? El desconcierto tras los resultados electorales nos muestra un país que se cuestiona su papel en el mundo, vacila sobre los ámbitos de su compromiso y, sobre todo, está dividido, inseguro sobre la estabilidad y la coherencia de su propia sociedad.

Palestinos desplazados inspeccionan la zona destruída después de bombardeos israelíes en el campamento de Khan Younis, sur de la Franja de Gaza.

El papel de la UE

La Unión Europea, por su parte, intenta poner buena cara, reafirmarse en su capacidad para hacer frente a los retos que se acumulan: la guerra de Ucrania, la desaceleración económica, la competencia tecnológica, la transición energética. Pero, ¿están su unidad y sus decisiones a la altura de lo que se avecina? Sobre la mesa continúan, el debate sobre la ampliación, la recuperación de Ucrania y la organización de la seguridad en todo el continente.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, antes de la reunión de comisarios en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia, el 26 de noviembre de 2024.

Más que nunca, las perspectivas están condicionadas por el giro que tomarán la geopolítica y la política económica estadounidenses. Las hipótesis sobre la amplitud y el calendario de las medidas que tomará la nueva Administración Trump sugieren que, en Estados Unidos, la economía resistirá, pero también que la inflación repuntará, la relajación monetaria será modesta y los tipos de interés a largo plazo estarán bajo presión al alza. Por otra parte, estas medidas son sólo una de las explicaciones de la lenta recuperación de la zona euro, que probablemente se sitúe por debajo de su potencial.

Aumenta la incertidumbre

El aumento de la incertidumbre mundial es una realidad, debido a la multiplicación de los riesgos, tanto geopolíticos como económicos, incluida la posibilidad de que la actividad económica china dé nuevas muestras de debilidad. Esto incluye el riesgo de una escalada de los conflictos regionales, en particular en Oriente Medio, que podría tener importantes repercusiones en los mercados energéticos.

Donald Trump y Groenlandia - Internacional

Un montaje con Donald Trump y, al fondo, el mapa de Groenlandia

Otros riesgos son las consecuencias de la reducción de la inmigración en las economías avanzadas, que podría pesar sobre los mercados laborales y la inflación, y un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras mundiales. Entre los países emergentes, es probable que la situación siga siendo heterogénea, con una China que sigue mostrando signos de desaceleración y una India que, aunque siga la misma tendencia, registrará el crecimiento más sostenido entre las principales economías. Rusia, por su parte, cuya economía se sustenta en el gasto militar, pero se enfrenta a sanciones occidentales, experimentará probablemente una fuerte ralentización del crecimiento.

Muchos gobiernos se embarcan en nuevos mandatos -incluido el de Trump a partir del 20 de enero– y se ven obligados a responder rápidamente a crecientes retos económicos, sociales, de seguridad, medioambientales y tecnológicos. Estos problemas serían difíciles de resolver en cualquier momento, pero surgen hoy en un contexto geopolítico turbulento, marcado por la desintegración del orden internacional.