ESTILO 14

Zapatos, arte y ‘pica-pau’: así es el hotel gastronómico de Christian Louboutin

En Melides, un pequeño pueblo portugués, ha levantado Vermelho, su primer hotel gastronómico, donde el lujo y el arte se sirven en la mesa. Aquí, los platos son tan exquisitos como la decoración, y cada rincón es un capricho visual. A solo dos horas de Badajoz, es una declaración de intenciones

En el corazón de Melides, un pequeño pueblo de la costa del Alentejo portugués, donde los días transcurren lentos entre vides y encinas, ha brotado un oasis inesperado. No es una iglesia ni un palacio, aunque tiene algo de ambos. Se trata del Hotel Vermelho, la última extravagancia de Christian Louboutin, el tipo que convirtió las suelas rojas en sinónimo de poder y deseo. Ahora, lejos del asfalto de las grandes capitales, el diseñador francés ha levantado un hotel gastronómico donde la alta cocina se mezcla con el lujo sin remilgos. Aquí no se viene a dormir, se viene a vivir.

Hace más de una década, Louboutin compró una casa en Melides. La buscaba como quien busca un escondite: un rincón sin ruido ni tráfico, un refugio donde solo se escuchase el mar y los grillos. Pero pronto se dio cuenta de que, en invierno, el pueblo se apagaba y los restaurantes cerraban. Lo solucionó a su manera: transformando un viejo solar abandonado en un palacio para sibaritas, donde los muros encierran la mejor cocina de la zona.

El resultado es el Hotel Vermelho, un cinco estrellas con 13 habitaciones, cada una distinta, cada una con piezas elegidas a dedo por el diseñador. Azulejos del siglo XVII, mármol rosa, antigüedades de mercadillo y lienzos de artistas contemporáneos. Es una bacanal para los sentidos, una suerte de capricho barroco donde lo viejo y lo nuevo coquetean sin pudor. Aquí no hay minimalismo ni medias tintas, aquí todo se toca, todo se mira y todo se disfruta.

Pero el verdadero corazón del hotel es su restaurante, Xtian. No es un comedor, es un manifiesto. Aquí se viene a comer y a beber como si no hubiese mañana. La carta es una oda a la cocina portuguesa con aires cosmopolitas: el “pica-pau”, una tapa de cerdo con encurtidos, comparte protagonismo con un arroz de pato que haría llorar a un lisboeta. Los postres son un golpe bajo al sentido común: cheesecake de queso de cabra y una fondant de “baba de camello” que, pese al nombre, es un bocado celestial. Las paredes del restaurante están tapizadas con pósters de Bollywood, como si Louboutin hubiese querido traer un poco de caos indio a este rincón ordenado de Portugal.

Más que un hotel, el Vermelho es una declaración de intenciones. Es un lugar hecho para quienes no se conforman, para los que buscan la belleza sin preguntarse si es demasiada. Es, también, una excusa perfecta para una escapada de fin de semana: a solo dos horas en coche desde Badajoz, cruzar la frontera y aterrizar en este templo del buen gusto es tan fácil como tentador.

Así que ya sabes. Si lo tuyo es el lujo sin complejos, el arte sin normas y la cocina sin restricciones, Melides te espera. Y el Vermelho también. Pero date prisa, porque hay cosas que no se explican. Se viven.

TAGS DE ESTA NOTICIA