ESTILO14

Xisca Perelló, la otra gran campeona

Tras haber anunciado Rafa Nadal su retirada, las miradas se han posado en su mujer, que ha logrado algo casi imposible: situarse en un discretísimo segundo plano ajeno a titulares

En tiempos de desamor (minutos de silencio para la historia de Ben Affleck y JLo), en el lado opuesto de la balanza se sitúan las odas públicas al romance que los famosos ponen en marcha cuando se enfrentan a un momento clave de sus carreras. El discurso con el que Chris Hemsworth recibió su estrella en El paseo de la fama; hizo que el mundo centrara su atención en su relación con Elsa Pataky. En esa ocasión, aunque el romanticismo de sus palabras fue aplaudido, también se cuestionó de forma inmediata el hecho de que la actriz
hubiera dejado apartada su carrera en el cine para cuidar de la familia mientras su marido conquistaba Hollywood.

Ahora, al margen de debates y controversias, el anuncio de Rafa Nadal de su retirada ha repetido parte de la fórmula puesta en marcha por Hemsworth al haberse asegurado de dedicar a su mujer unas sentidas palabras en su discurso. Aunque el tenista jamás ha ocultado su historia de amor con Xisca Perelló, esta ha sido la primera vez que ha hablado de su relación. “Mi mujer Mery y yo llevamos 19 años juntos. Gracias por todo lo que has hecho. Creo que has sido mi compañera de viaje perfecta en todos estos años de carrera”, ha dicho emocionado. Llevan juntos desde 2005, pero Perelló rara vez ha concedido declaraciones a la prensa.

Consciente de que a la sociedad le gusta indagar siempre en la vida de las parejas de los famosos, ha preferido desarrollar una carrera de fondo tanto laboral como personal sin dar titulares a los medios. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, es la directora general de la Fundación Rafa Nadal, cuya finalidad es ayudar a niños y jóvenes a desarrollar su máximo potencial. Ahí trabaja con su cuñada y con su suegra. En la web de la Fundación, en el apartado de Quiénes Somos, aunque abre el espacio una imagen en la que ella posa junto al tenista y Ana María Parera, su nombre no aparece. Porque al parecer, si el superpoder de Nadal se activa en la pista, el de Perelló es una suerte de invisibilidad silenciosa que es capaz de actuar y mantener el orden sin que nadie se percate.

Ha reconocido que sus amigos le llaman Mery y que fue la prensa la que habló de ella como Xisca. “Me ocupo de definir y supervisar la ejecución del plan estratégico, de las relaciones con los diferentes financiadores y colaboradores, de sacar adelante iniciativas y nuevos proyectos. Además, gestiono el equipo ejecutivo, formado por cuatro personas”, explicó acerca de su labor en la Fundación a Vanity Fair en una de las contadas ocasiones en las que quiso alzar la voz. En la entrevista reconoció que aunque siempre le ha gustado el tenis,
nunca ha jugado especialmente bien. Mientras que en el mundo del fútbol no es extraño que las mujeres de los futbolistas cuenten en sus redes sociales con innumerables fotos con sus parejas, formando así parte de la mediática oleada de las denominadas WAGS, ella siempre ha querido mantenerse en un discreto segundo plano, pero como podemos deducir de las palabras de Nadal, la discreción jamás ha implicado falta de apoyo alguno a su pareja. A comienzos de mes decidió abandonar su habitual discreción para acudir a la tercera convocatoria de los Premios Fundación Rafa Nadal en colaboración con Teléfonica. Entonces se rumoreaba que el tenista podría retirarse de las pistas después del próximo partido de la Copa Davis, y quizás el hecho de que ella tomara las riendas del acto fue la señal inequívoca de que todo iba a cambiar absolutamente en tan solo unos días. Por supuesto, entonces no lo vimos venir…

Quizás este sea el comienzo de una nueva era en la que Xisca deje de ser vista por muchos como “la mujer de”. De lo que no cabe duda es de que tras todo gran hombre hay una inmensa mujer, y ella es un gran ejemplo de ello. El hecho de que ante la noticia de la retirada del tenista, los medios se hayan apresurado a hablar de ella demuestra que en realidad, como pasa en el cine, es en el fuera de campo donde se encuentra la verdadera acción.

Ser la pareja de una leyenda del deporte sin haber dado grandes titulares no es tarea fácil, pero ella lo ha logrado con creces, dejando ver así que la fama ha sido un efecto secundario (¿o un daño colateral?) de su historia de amor. En tiempos de Tinder, lograr mantener una sólida relación bien tendría que ser recompensando con un trofeo ajeno a redes, pelotas y saques, y sin duda la pareja formada por ellos es la prueba inequívoca de que una carrera en el tenis no es para siempre (al fin y al cabo, ¿cuál sí lo es?), pero en el amor, en contadas ocasiones, sí. Y perdonad que peque de romántica (algo que no soy en absoluto, pero ser coherente está sobrevalorado), mas si me preguntan cuál es el mayor triunfo de Nadal, diría que es su familia. Negaré haber dicho esto en alto. Maldita huella digital…

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