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Vacaciones con suegros: cómo favorecer la convivencia

Lejos de caer en clichés, la convivencia con la familia política no tiene por qué ser negativa. Al contrario, puede ser una oportunidad para fortalecer lazos. Pero, ¿qué sucede si surge algún conflicto? La comunicación y la asertividad son esenciales.

cómo llevarse bien con los suegros en vacaciones

Afianzar vínculos en familia

Cada vez más parejas optan por pasar gran parte del verano con la familia política, una oportunidad para fortalecer vínculos y crear recuerdos compartidos. Suegros, cuñados, hijos… se reúnen en la casa de veraneo durante un par de semanas, lo que puede dar lugar a algunos roces. La psicóloga y experta en relaciones de pareja, Verónica Vivero, señala: “Es una buena opción para compartir tiempo juntos y conocernos en otro contexto, pero no es excluyente de poder pasar tiempo a solas y de calidad con nuestra pareja. Además, si hay niños, también se potencia y afianza la relación con los abuelos”.

Equilibrio ante todo

El equilibrio es el ingrediente necesario para que la ecuación familia-verano salga bien. Para conseguirlo, cada pareja o miembro de la familia debe dejar claros sus mínimos, más aún si se sienten obligados a estar juntos más tiempo del deseado. “Si todos nuestros días de vacaciones los empleamos en familia, puede resultar saturante y que la pareja se vea resentida, con independencia de que las relaciones entre todos los miembros sean de calidad”, afirma Vivero.

nietos y abuelos en la playa

Pactar previamente

Aunque resulte incómodo o poco habitual, acordar con la familia los tiempos de cada uno es altamente recomendable. Desde los puntos turísticos que se desean visitar, la presencia de mascotas, los espacios para fumar, hasta actividades deportivas que sean importantes para cada uno: hablarlo es fundamental, y mejor aún si se hace antes del viaje. “Obviamente debemos ir abiertos a ciertos imprevistos”, apunta Verónica, y añade un factor importante: “En función de nuestra etapa vital, quizá exista cierto conflicto con los ritmos. Tal vez la energía no sea la misma en función de la edad y debe existir una cierta comprensión y respeto mutuo”.

La asertividad, esa la habilidad para expresar nuestros sentimientos y opiniones de manera adecuada sin infravalorar las de los demás, es crucial en este tipo de conversaciones. Muy especialmente en los que concierne a la educación de los hijos. Horarios de televisión, comidas, hábitos de sueños…  es esencial que toda la familia mantenga una línea común que respete las rutinas y la autoridad de los padres. Además, los pactos previos no son solo emocionales, sino también económicos. Plantear un bote común para gastos de comidas o transporte ayuda a mantener el equilibrio sin que ninguno de los miembros se sienta en desventaja.

Gestionar los malentendidos

El verano es sinónimo de relax, pero una discusión familiar puede romper la magia de las vacaciones. Las vacaciones no están exentas de desacuerdos o malentendidos. “Solemos enfadarnos con más intensidad con personas más próximas a nuestro círculo, quizá también por el poder que tienen sobre nosotros”, explica Vivero.

Por eso, las discusiones padres-hijos pueden poner en un aprieto a las parejas acompañantes. ¿Deben posicionarse o guardar silencio? “Es necesario hablarlo previamente con la pareja y, si ella lo considera oportuno, intervenir, siempre intentando tener una actitud imparcial y mediadora”, recomienda la psicóloga.

mujer en la playa paseando sola

Tiempo propio

Ya sea para pasar tiempo con la pareja o de manera individual, los psicólogos lo tienen claro: no andarse con rodeos a la hora de expresar las necesidades. “Hay que comunicarlo tal cual, siendo claros y honestos. Un mensaje directo especificando que deseamos salir nosotros por separado o tener un espacio para nosotros”. Por ejemplo, si planeamos una cena romántica o una tarde en solitario para relajarnos, es conveniente comunicarlo con antelación, ya que permite gestionar las expectativas y evitar malentendidos.