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Trump vs los duques de Sussex, la guerra vuelve a estar abierta

Las críticas del recién nombrado presidente de Estados Unidos hacia Meghan y Harry reflejan sus opuestas visiones sobre política y activismo social en el país

La relación entre Donald Trump y los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, ha estado marcada por tensiones y desencuentros públicos.

Desde que la pareja dejó la monarquía británica y se mudó a Estados Unidos, han adoptado un rol más activo en el activismo social, abordando temas como la salud mental, la justicia racial y los derechos de las mujeres. Este cambio de enfoque ha sido bien recibido por muchos, pero no por Donald Trump, quien ha dejado claro su desacuerdo e incluso su desagrado hacia la pareja.

Las críticas de Trump se centran especialmente en Meghan Markle, a quien considera una “influencia negativa” sobre Harry. El recién nombrado presidente de los Estados Unidos ha hecho comentarios peyorativos, cuestionando el papel de Meghan en la vida del príncipe y sugiriendo que ha sido responsable de su distanciamiento de la familia real.

Sus diferencias no son exclusivamente personales: Meghan ha expresado críticas hacia Trump desde su candidatura inicial, describiéndolo como alguien cuyas políticas son opuestas a sus valores.

Un punto crucial de tensión ocurrió durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020. Meghan y Harry alentaron públicamente a los ciudadanos a votar, y aunque no mencionaron explícitamente a ningún candidato, se interpretó como un respaldo a Joe Biden y una crítica indirecta a Trump.

Este gesto fue visto por Trump como una intromisión indebida en la política estadounidense, y se refirió a la pareja con desaprobación, afirmando que Harry había sido “manipulado”. Desde entonces, Trump no ha perdido ocasión para opinar sobre la pareja y su vida en Estados Unidos.

Considera que su activismo sobrepasa los límites de lo que corresponde a figuras públicas y los acusa de usar su popularidad en temas que él considera propios de ciudadanos estadounidenses, no de “huéspedes” o ex miembros de la realeza británica. Para Trump, las intervenciones de Meghan en temas políticos representan una infracción a la neutralidad esperada de las figuras reales, aunque ya no ejerzan funciones oficiales.

Por su parte, los duques de Sussex han adoptado su vida en Estados Unidos como una oportunidad para apoyar causas sociales. Aunque dejaron de ser miembros activos de la realeza, han aprovechado su notoriedad para tratar asuntos como el cambio climático, una agenda que contrasta con el enfoque conservador de Trump.

Para muchos estadounidenses, Meghan y Harry representan un nuevo tipo de celebridad comprometida, aunque a ojos de Trump sus intervenciones son un ejemplo de figuras mediáticas que “se extralimitan” en temas que él considera fuera de sus competencias.

En definitiva, y aunque el respaldo de Trump a la monarquía británica ha sido constante, es evidente que, y así lo ha afirmado, ve en Meghan y Harry a una pareja que contradice su visión de lo que deberían representar tanto la realeza como las figuras públicas que buscan ser influyentes en Estados Unidos.

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