Aunque antes los grandes de la tecnología abogaban por el lujo silencioso y hacían de la discreción su uniforme, ya hemos visto que figuras como Mark Zuckerberg han decidido que sus armarios, lejos de tener que pasar desapercibidos, han de ser el reflejo de su filosofía de vida y de sus empresas.
Como explica la psicóloga de comportamiento Carolyn Mair, los multimillonarios de la tecnología “han elegido no adherirse a los códigos de vestimenta de las élites adineradas, que tienden a favorecer el lujo refinado y discreto”. En su rechazo a las tradiciones, “no necesitan ajustarse a las reglas sociales, porque operan en un nivel en el que las reglas no se aplican a ellos. Esta es una demostración sutil y psicológica de estatus”, explica.
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Pero mientras que Zuckerberg se ha convertido en una especie de fashionista 3.0 y Bezos ha decidido apostar por la creatina, Elon Musk rara vez se separa de sus trajes, que por supuesto no son de Emilio Tucci, sino de la firma de sastrería Savile Row. Confía en Henry Poole, el sastre más codiciado, cuyos diseños superan los 6.000 euros. Tardan entre 10 y 12 semanas en confeccionarse y se los hemos visto llevar a nombres como Daniel Craig y David Gandy, y la mejor prueba de que pese a todo, no son milagrosos, es que a Musk no le sientan como a ellos. La marca es tan poderosa que es comparada con los relojes Rolex, pues Ian Fleming dijo que “el reloj que un hombre lleva en la muñeca dice tanto de él como el traje de Savile Row que viste”.
Aunque pudiera parecer que Musk no presta demasiada atención a la moda, sus elecciones estilísticas demuestran lo contrario. Sin ir más lejos, ha sido inmortalizado con unas gafas de Fighting Nerds, que es el equipo de peleadores más prometedor de toda la UFC que luce unas gafas muy distintivas al tener en el centro una cinta adhesiva con la que rinde homenaje a los que de pequeños fueron víctimas del bullying y fruto de los golpes de sus agresores, tenían que arreglar de alguna manera de sus gafas. El hecho de que Elon Musk les apoye con su compra indica que él quiere defender a esos nerds que como él, han llegado lejos. Por descontado, quienes no han llegado a ningún lado les da igual.
Pero lo que más le importa al señor Musk no son los trajes de miles de euros, sino sacar partido de cada situación, y por eso él siempre ha hecho de la moda su aliada a la hora de agrandar su cuenta corriente, esa que nos encantaría poder ver durante unos segundos como terapia de choque. Para él, el merchandising de su imperio siempre ha sido esencial, y por eso SpaceX tiene muchas camisetas, logos y accesorios que por descontado, él se ha encargado de lucir a lo largo de su apoyo a Donald Trump. Incluso X tiene su propia tienda, aunque de momento sólo vende una camiseta negra y una gorra, ambas con el logo a tono de la red social. Teniendo en cuenta además la cantidad de gente que se está yendo de la red social, no creemos que se convierta en el nuevo Inditex, pero quién sabe…
Lo curioso es que existe incluso un grupo de fans de Tesla en Silicon Valley cuyos miembros suelen llevar los diseños de merchandising de Space X como señal de respeto a Musk, que ha comprobado que la moda, lejos de ser banal, puede servir para establecer vínculos. De hecho, ese es el poder de las marcas de merchandising que ahora domina: hacer a la gente sentir que es parte de algo.
Por eso, mientras que quienes le admiran deciden comprar las prendas de sus marcas, él apuesta por los trajes de los verdaderamente poderosos, para dejar claro al mundo que él siempre está un nivel por encima. Como señala en ‘Washington Post’ Rachel Tashjian, existe la percepción arraigada de que los hombres inconformistas de Silicon Valley no piensan en su ropa, pero en realidad parecen reflexionar sobre ella más que cualquier hombre de negocios que se pone el mismo traje azul o pantalones chinos ajustados y abotonados todos los días. “Musk parece entender que la moda es una poderosa herramienta para crear mitos y que reemplazar un uniforme por otro, o mejor aún, por un disfraz, ayudará a que una figura pública que a menudo habla mal sea vista irrefutablemente como espera ser”, señala. La estética de Elon Musk siempre despierta dudas pero, ¿acaso no lo hace él también?
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Es cierto que a Musk todavía se le ve a menudo con algunos looks cuestionables, combinando blazers con un sombrero MAGA y una camiseta con eslogan que dirá algo como “ocupar Marte”. Pero ha comenzado a verse más ágil en el último año y la mayoría de las veces se le ve con traje. ¿Marcará su predilección por Savile Row una nueva era de sastrería elegante para los habitantes de Silicon Valley?