Shakira se nos apareció en 2009 como una diosa licántropa, caminando voluptuosa y hermosa, mitad humana y mitad loba. Aquella criatura casi mitológica escolta hoy a una gran manada de lobas a las que hace sentirse poderosas con un aullido que, a pesar de la la dolencia gastrointestinal que le obligó a suspender su concierto en Perú el domingo, está atravesando l os Andes, desde Tierra de Fuego hasta Venezuela.
Una loba no se rinde y ha retomado su gira Las mujeres ya no lloran para seguir sanando su duelo como solo ella sabe hacerlo, facturando y convirtiéndose con solo usar su voz en la villana más temible cuando se ve amenazada. Nunca un despecho había sido tan rentable, tampoco tan colectivo. Shakira lo ha normalizado y ha aprendido a vivir con el dolor. No es un duelo patológico, sino interesadamente cronificado, y consigue que el público la abrace y la escuche sin juzgar. Con su show visceral y cargado de energía, a la mujer le hace sentir que debe tomar el control. Las mujeres ya no lloran y no importa si lo canta en Perú, Colombia, Italia o España. Su dimensión, definitivamente, no es humana.
Esta gira, la séptima, la llevará a 29 ciudades, con 11 paradas en Latinoamérica y 18 en Estados Unidos y Canadá. Se han vendido más de un millón de entradas. Tal vez porque nació poco antes de hubiese luna llena, tiene esa naturaleza poderosa que marca territorio si se siente herida. Lo dejó todo por amor y ahora se recupera mostrándose estratega y sensible a partes iguales. Intuitiva y emocional. Ha conseguido hacer de su voz un oráculo para su público y desde ese compromiso se renueva y reaparece temible o aspiracional según quién escuche, aunque su vida sea errática.

Shakira, una loba con piel de oro y corazón de almíbar
A sus 48 años, la cantante colombiana es una marca en sí misma con la que ha levantado todo un imperio emocional y económico. Podemos ver su evolución a través de algunos análisis que ha ido realizado la consultora Personality Media a partir de aquel Mundial de Fútbol de Suráfrica de 2010, cuando nació su idilio con Gerard Piqué a ritmo de Waka Waka. En 2011, con la relación cuajada, la cantante era la mujer más conocida, por delante incluso de Penélope Cruz, y también la más moderna. La consultora advertía del riesgo de que el efecto polarizante de Piqué dentro y fuera de Cataluña podía suponer un estrepitoso fracaso para ella. Pero también cabía la posibilidad de que la imagen del futbolista se beneficiase de los valores positivos que ella transmitía.
En cuatro años generó más ingresos que en toda su carrera. De hecho, Waka Waka es una de las canciones más escuchadas de la historia, con más de 5.000 millones de reproducciones. En 2017, la publicación del vínculo de la colombiana con empresas opacas en paraísos fiscales en Malta y Bahamas provocaron una caída reputacional. Con 42 años y casi tres décadas de carrera musical -empezó a los 13 años-, su fortuna alcanzaba ya los 31,5 millones de euros solo en derechos musicales. Pero el escándalo, sumado al temido efecto Piqué, desplomó su popularidad. La falta de confianza le hizo también perder grandes contratos publicitarios.
La ruptura, anunciada en junio de 2022, volvió a poner todo de cabeza. Solo hay que recordar aquel mes de julio cuando, en un partido del Barça contra el Real Madrid, Gerard Piqué no dejó de recibir abucheos e insultos a cada toque de balón. Su popularidad, según el análisis de Personality Media, había caído en picado, excepto para los hombres menores de 30 años. Las mujeres, especialmente entre 30 y 45 años, empatizaron claramente con Shakira. Seguía siendo la artista latina más conocida y su valoración era muy buena. Su dolor como mujer traicionada y madre de dos niños despertaba sentimientos muy positivos.
Y el 11 de enero de 2023, después de algunas señales premonitorias, volvió a vestir de loba. Ya no era el animal sigiloso de 2009, sino acorazada y brava con una canción definitiva, BZRP Music Sessions #53, producida por Bizarrap e interpretada por ella. Desplegó su despecho cargando contra todo y todos. Un golazo de media cancha que dio la vuelta al mundo acumulando millones de visitas, memes e imágenes en un tiempo récord. Numerosas marcas aprovecharon para su propia estrategia y hoy se estudia como uno de los casos más exitosos de marketing emocional.
Este trayecto emocional se traduce en una fortuna personal que ronda los 287 millones de euros, según el portal Celebrity Net Worth. Billboard cifra sus ganancias por gira en unos 100 millones. Hay que añadir los ingresos por conciertos privados (300.000 euros por evento), reproducciones en Spotify y otras plataformas (unos 200.000 euros mensuales), venta de derechos musicales y publicidad. Parte de sus ganancias tienen como destino su fundación Pies Descalzos, dedicada a la educación de miles de niños colombianos para brindarles un futuro mejor.
Sus ingresos millonarios son el reflejo de sus éxitos. En Spotify supera los 59 millones de oyentes mensuales y sus canciones suenan 7.000 veces por minuto. Algunos de sus temas han superado la barrera de los 1.000 millones de reproducciones. ¿Dará por finalizado su duelo si aparece un nuevo amor? “Al amor le cogí fobia, Perro que me escriba pantallazo y pa’ su novia”, responde en Soltera.