PLANES CON CARLA DE LA LÁ

Setas venenosas, la erótica de hacer manitas con Sibelius y explorar la toxicidad con Madame Nadie

Esta semana otoñal la escritora nos anima a salir al campo a buscar setas, que es temporada, pero con mucho cuidado, un par de conciertos de la Filarmónica y el debut literario de Mónica Perez Sobrino

La música está llena de delicadas anécdotas como esta que el otro día me contó mi hermano. ¿Habíais oído hablar de Schobert? Conoció a Leopold Mozart y a su hijo Wolfgang durante una gira en París, donde el padre abnegado le comentó que sus hijos interpretaban fácilmente sus obras, esto le molestó muchísimo ¿existirá algún artista humilde en el mundo o bien con un narcisismo suficientemente trabajado? La relación entre ellos, a pesar de este comienzo, continuó, de hecho, el joven Wolfgang Mozart admiró toda su vida a Schobert… Escuchad esto y mientras lo hacéis, sabed que una plácida tarde de noviembre, como esta, Schobert murió a los 32 años, acompañado de su mujer, su hijo, sus criados y sus mejores amigos. Únicamente sobrevivió el cocinero del compositor, quien tras advertir vivamente a su señor que las setas que habían recogido de paseo por el campo eran venenosas, peligrosísimas y letales, se vio obligado a cocinarlas y servirlas pero, por suerte para él, no a probarlas. Schobert se fue intoxicado pero dejó un legado musical que influyó en generaciones, y una historia que nos suena tanto a la genialidad como a la trágica causticidad de la vida. La muerte no es cosa de risa, pero Beethoven en su último suspiro dijo: “Plaudite amici, comedia finita est”.

Cita con tus hijos: Este mes, el de las setas, es perfecto para salir de la ciudad con ellos y que se desfoguen brincando por el bosque, eso sí, por muy mal que se porten (y por mucha manía que les tengas) ten mucho cuidado, alecciónalos; el restaurante Bodega de los Secretos ha difundido sus consejos para la recolección de este manjar natural y advierte sobre las setas venenosas más comunes en España, como la Amanita phalloides, conocida por su sombrero verde oliva y su toxicidad mortal; la bella Amanita muscaria, famosa por su sombrero rojo con manchas blancas, el malvado Cortinarius orellanus, que puede provocar insuficiencia renal, y la pequeña Galerina marginata, que crece en madera en descomposición y contiene toxinas similares a las de la Amanita phalloides.

Además, ofrece dos platos especiales que podrías ensayar en casa o ir a probarlos a su precioso local (es la Bodega más antigua de Madrid): el risotto cremoso de boletus y espárragos trigueros, y unos raviolis de setas con salsa de queso y trompetas de la muerte. Un histórico y misterioso restaurante que podemos encontrar en la calle San Blas 4 de Madrid.

Cita con tu novio: Uno de los planes más eróticos y tántricos, de verdad, es ir con tu lover a un buen concierto de clásica y hacer manitas durante dos horas (el arte de hacer manitas, un tema que comentaremos sin falta, ya que puede ser más cachondo que cualquier barbaridad que se nos ocurra ahora mismo). Si no tienes novio, y tienes un marido aburrido y prosaico, e incluso uno del que estás enamorada también podrás asistir a este plan de lujo (para el miércoles 13 de noviembre en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid) que nos trae La Filarmónica: el Concierto para piano núm. 3, Op. 30 de Rachmáninov y la épica Sinfonía núm. 5 en mi bemol menor, Op. 82 de Sibelius.

En el podio estará el enérgico Jukka-Pekka Saraste, mientras el virtuoso Nelson Goerner se ocupará de hacer cantar al piano en la pieza de Rachmáninov. Entradas disponibles con un clic.

Cita con Mónica Pérez Sobrino: Tengo muchas ganas de echarle mano al debut literario de mi admirada Mónica (Madame Nadie, Editorial Círculo de Tiza), primero porque es una mujer valiente y brillante y ¡guapa! (que, como todos sabemos, es lo más importante), segundo porque la Editorial siempre produce oro, y tercero por la temática: las catacumbas del amor y las drogas. Soy muy sensible en general, en cuerpo y alma, y ambos reaccionan de manera desmedida a los placeres, a los dolores y a las sustancias. Un drama (un gozo). Me encanta comer, y beber, adoro el café (y el té) pero he estado varios años castigada sin tomarlos porque me alteran, me producen extrasístoles, arritmias, me precipitan a la ansiedad física y, emocionalmente, me remueven tanto que siento que me va a caer un meteorito en la cabeza sin salir de casa. Por el contrario, las mujeres de las que siempre escribo (estas hijas díscolas que me han salido y que no se quieren parecer a mi) escapan del presente con cocaína, heroína, ansiolíticos, cantidades de alcohol que matarían a un marinero mazado, farmacología de última generación y todo lo que yo desde mi vida sistémica consideraría desórdenes, yo no, mi desvalido cuerpo de señora burguesa. “Madame Nadie” es una historia de amor y de dolor entre la toxicidad, los límites del amor y el daño, la quiebra y el desvanecimiento de una pareja y la complejidad de las relaciones humanas en las que no hay inocentes ni culpables.

TAGS DE ESTA NOTICIA