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Serrat y Candela, el secreto de un amor que empezó por un pacto entre caballeros

Sentimos una irresistible necesidad de explicar por qué parejas como la de Joan Manuel Serrat y Candela Tiffón mantienen vivo su amor después de más de cuatro décadas

Se ajustó los machos, respiró hondo, tragó saliva, tomó carrera, abrió la puerta, salió a la calle, cruzó los dedos y tocó madera. Como en su álbum Utopía, Joan Manuel Serrat llamó a la suerte y esta, que siempre se pone de parte de los valientes, le respondió. Así nació uno de esos romances que llaman eternos. El suyo con su mujer Candela Tiffón. La mitad del camino estaba ya hecha, al menos por su parte: fue un amor a primera vista. Afortunadamente, ella le correspondió.

El idilio no habría tenido más misterio si no fuese porque hablamos de los años setenta. Él era un hombre curtido por la vida y versado en amoríos. En su recorrido sentimental había mujeres como Mónica Randall, en los años sesenta; Pepa Flores, que le inspiró su canción Tu nombre me sabe a hierba; y la modelo Mercedes Domènech, madre de su hijo Queco. También a Lolita le robó el corazón a los 11 años, aunque esto fue, según confesó ella misma, pura ilusión de adolescencia.

Candela Tiffón en los Premios Princesa de Asturias 2024. Fotografía: RTVE

Con estas credenciales, el amor no era suficiente para convencer a su suegro, José Tiffón, que en aquella época trabajaba como director de la Feria de Muestras de Barcelona. Entre sus empleados se encontraba Josep Serrat, su futuro consuegro. Candela era aún una colegiala, catorce años menor que él. Estudiaba COU y daba sus primeros pasos como modelo de moda y publicidad. El cantautor, que se encontraba ya en la cúspide de su carrera, tuvo que desplegar de inmediato sus mejores armas de seducción para cautivar a José y, como tantas veces ha contado, suegro y yerno improvisaron un pacto de caballeros.

Se casaron casi en secreto, por lo civil, en un juzgado en diciembre de 1978. Ella tenía 20 años y él 34. En ese tiempo, la mayoría de edad estaba fijada en 21 años, lo que significaba que la novia era menor de edad. Desde entonces, no se han separado. Suman ya 46 años de unión y una gran familia compuesta por dos hijas, Queco y cinco nietos. ¿Qué le prometió al padre de aquella joven enamorada? A pesar de sus vidas discretas, el contenido del acuerdo con su suegro es fácil de adivinar: Candela iría siempre por delante, siempre por delante. “Ella se encuentra por encima de cualquier esquema que una canción pueda plantear. Es la persona con la que llevo cuarenta años, tengo hijos y nietos y comparto un perro. Y es una mujer a la que jamás se le ocurrió contarme qué opina sobre mis letras, lo que me parece maravilloso”, explicó hace un tiempo en una de sus entrevistas.

Él dice que fue Candela quien le ató a su yunta, pero deberá reconocer que posee una virtud reservada a muy pocos hombres: dejarnos con su voz a flor de piel. Mientras la mayoría de los hombres enmudecen cuando aman, Serrat es un contador de sueños con el descaro suficiente para echar mano de todos los grandes poetas cuando se trata de etiquetar, emocionar y expresar lo que siente. Desde Antonio Machado a Miguel Hernández, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Pablo Neruda, Mario Benedetti o Eduardo Galeano. Todos han salido en tropel para inspirarle esa forma de querer que nació con el encanto de lo prohibido y su costumbre de romper las reglas.

El miércoles llegó pletórico a Oviedo, con motivo de la entrega del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024, y la ciudad le rindió tributo. Pero el legendario cantautor se cuida del exceso de alegría y hasta en sus momentos de mayor contento planta el punto oportuno de cautela. Se lo contó a Mercedes Milá en una entrevista en la que volvió a hablar sin reservas de Candela. “La quiero. Para sacarme de mi casa tendrían que venir los bomberos. Bueno, mi casa. ¡Su casa, quiero decir! Llevo con ella 46 años, era una niña cuando nos conocimos. Se puede quejar ella mucho de mí. Y yo nada de ella”.

Serrat, retirado profesionalmente de los escenarios desde 2021, es parte de nuestra memoria emocional y su huella es indeleble en varias generaciones. Ha puesto música a los grandes poetas y banda sonora a nuestras emociones. 81 años, 32 álbumes de estudio, 13 discos recopilatorios y 6 álbumes en directo y más de 15 millones de copias vendidas, pero una única canción, la de la mujer que le ató irremediablemente a su yunta.

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