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Seis amigos, una serie y un armario entero: la nostalgia de ‘Friends’ como negocio redondo en la moda

Shein lanza una colección dedicada a Friends con camisetas, termos y pijamas que parecen salidos de un episodio. No es la primera, ni será la última: Primark, Levi’s o McDonald’s ya pasaron por ahí

La serie 'Friends' se emitió de 1994 a 2004, guionizada por Marta Kauffman y David Crane

Lo de Friends ya no es un fenómeno: es una franquicia emocional. La serie terminó hace 20 años, pero sus protagonistas siguen vendiendo más cosas que cuando cobraban un millón de dólares por capítulo. Ahora son sudaderas, pijamas, termos, fundas de cojín, velas, alfombrillas de ratón. Lo último: una colección entera de Friends en Shein. Y no, no es una broma, aunque algunas camisetas casi lo parezcan.

La marca china -gigante de la fast fashion, capaz de hacerte sentir pobre y culpable al mismo tiempo que te llena el carrito- ha lanzado una línea inspirada en la serie que incluye todo lo que uno no necesita pero probablemente acabará comprando: desde calcetines con el pavo de Acción de Gracias hasta pijamas con el mítico marco amarillo. Es decir, no has madurado tanto si aún sueñas con vivir en el piso de Monica. O al menos con vestirte como si lo hicieras.

No están solos. Antes vinieron otros: Primark, con colecciones que provocaban colas a las 10 de la mañana para conseguir una taza con el logo de Central Perk. Levi’s sacó una línea con camisetas y vaqueros inspirados en los estilismos noventeros de (papel interpretado por la actriz Jennifer Aniston). Hasta McDonald’s, en un gesto que bordea lo poético y lo puramente oportunista, lanzó una ‘Friends Box’ con figuritas de los seis amigos, como si Chandler pudiese digerirse en tres mordiscos.

La nueva colección de Shein

Todo esto ocurre mientras The Friends Experience, una exposición inmersiva que recrea los escenarios más icónicos de la serie, ha aterrizado en Ifema (Madrid) para recordarnos que la nostalgia, si se viste bien, sigue siendo un plan de domingo perfecto. Selfie en el sofá naranja, replica de la cocina de Monica, y una tienda de regalos al salir con precios que harían llorar al mismísimo Ross.

La pregunta flota en el aire como un globo de helio con cara de Joey: ¿qué tiene Friends que convierte en oro todo lo que toca? ¿Por qué no nos cansamos de revivir episodios que ya sabemos de memoria, pero seguimos riendo como si todo fuese nuevo? La respuesta es sencilla y sentimental: Friends no era una serie, era una promesa. De amistad, de juventud, de una vida que no teníamos pero que parecía posible. Y eso, cuando lo meten en una camiseta por 9,99 euros, no hay algoritmo que lo supere.

Porque sí, hay un punto ridículo en seguir comprando objetos de una serie de los 90. Pero también hay algo reconfortante. Como si cada taza con el logo de Central Perk te recordara que no todo se ha ido al carajo. Que hay lugares (aunque sean ficticios) a los que siempre puedes volver.

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