Hace 10 años Miguel Herrero fundó el Club Nunca Comas Solo, una iniciativa personal en la que él mismo selecciona a los candidatos que estarán en la mesa en función de sus intereses. Una vez al mes, se reúnen en un restaurante de Madrid un grupo de perfectos desconocidos dispuestos a vivir otro tipo de experiencia gastronómica.
El formato no es nuevo pero sí que está experimentando un auge especial. El covid, el trabajo remoto y los extensos horarios laborales son el caldo de cultivo para apostar por experiencias gastronómicas llamativas que combinen la buena cocina, el misterio y nuevas relaciones sociales.
Ir a comer solo: cenas secretas con desconocidos
Carla y Emiliano suman muchos años de experiencia en hostelería. Al nacer sus hijos, el tiempo no daba para mucho más, así que surgió la idea de Biga Clandestina, una serie de cenas semanales en su propia casa y con un toque de misterio.
Apenas unas horas antes, los comensales han recibido la dirección secreta y solo conocen la premisa de Biga: la cena gira en torno a la pizza. El éxito ha sido tal, que no solo hacen sold out en pocas horas en cada una de las cenas, sino que han decidido evolucionar y mudarse a un local, por supuesto secreto, que les ofrece más flexibilidad. “Hemos crecido sin perder la esencia de nuestras cenas especiales” explica Carla. “Hemos incorporado novedades en carta que van a gustar mucho”
Pensado solo para 12 personas, la nueva localización recibe a parejas, grupos de amigos y por supuesto, a comensales solitarios. “Hay mesas más extrovertidas y habladores que otras pero siempre se genera conversación. La gente conecta” cuenta Emiliano. “Los que vienen suelen ser personas muy foodies que están buscando experiencias nuevas”
Como novedad, la carta, (secreta también) pone un ojo en los productos de temporada, con nuevas pizzas y salsas además de una selección de vinos naturales y cervezas artesanas que complementan la cena. “Para las masas usamos biga, que además de dar nombre al proyecto, es un prefermento muy digestivo y con un sabor muy especial”.
- Entre manos, un futuro proyecto delivery. Aviso: reserva con 2 o 3 semanas de antelación, las plazas vuelan.
“Me cuesta cocinar solo para mí, pero cuando lo hago para otros, me siento muy feliz”. Laura Ochoa, fotógrafa y directora de Arte, también tiene talento entre fogones. A las 9 en casa es el resultado de mezclar su pasión por la imagen y la cocina: cenas exclusivas que celebra en su piso de Madrid. En torno a la mesa de su comedor, se sientan entre 6 y 8 personas dispuestas a compartir una velada diferente.
A la hora de diseñar el menú, Laura opta por inspirarse en las izakayas japonesas. “Es una cocina casera, menos conocida que el sushi” explica al recordar su paso por el Cordon Bleu. “Todo lo hago yo, desde el pan bao hasta los mochis. Trabajo con wasabi natural y con Arrom para los pescados”
El menú, diferente en cada cena, consta de 6 pases y bebidas, con servicio de mesa incluído. Una semana antes de la cena, contacta y envía las instrucciones para formar parte de la noche, eso sí, sin desvelar todo. “Se genera una relación de confianza mutua: yo te dejo entrar en mi casa y tú confías en mi cocina” y el resultado, cuenta, es muy positivo. Charlas distendidas, largas sobremesas y buenas vibras entre desconocidos que dejan de serlo.
- Adapta los menús a opciones vegetarianas, veganas o sin carne, eso sí, a mesa completa. Puedes reservar por Instagram. En septiembre vuelve.
Son muchos los motivos que empujan a probar este tipo de experiencia. Uno de ellos es ser nuevo en la ciudad, una sensación que Lara Gilkarov ha experimentado varias veces. Esta cocinera francesa salió de su Viena natal hace tres años para estudiar en Madrid y trabajar en restaurantes como Pabú.
Con la pandemia, surgió el ingenio y empezó a organizar cenas privadas en su casa. “Funcionaban muy bien pero quería ir más allá” El resultado es The Social Dinning Club, una experiencia que reúne a un grupo de personas en un local de la capital – aunque también está presente en otras ciudades – con una peculiaridad: la gran mayoría de los asistentes son extranjeros. “Cuando estás fuera y eres nuevo en un país buscas hacer amigos, conocer gente nueva” y añade otro factor interesante, el networking.
Para cada evento, Lara crea un menú distintos en función del perfil de personas que asistan. Dado el marcado carácter internacional del público, intenta que el menú contenga muchas verduras, con escasa o nula presencia de carnes o pescados.
- Para unirte a su próxima experiencia en septiembre, sigue su cuenta de Instagram.