París se rinde ante el regreso de una de las parejas más icónicas del cine: Renée Zellweger y Hugh Grant. El esperado estreno de Bridget Jones: Loca por él, la cuarta entrega de la saga que marcó una generación, reunió a los protagonistas en una alfombra roja donde el glamour y la nostalgia se dieron la mano. En una velada donde los flashes parecían incapaces de descansar, Zellweger y Grant demostraron que su química en pantalla sigue intacta.
Renée Zellweger brilla con Saint Laurent
Zellweger, a sus 55 años, brilló con un vestido de encaje negro firmado por Saint Laurent, un diseño que abrazaba a la perfección la tendencia del naked dress al jugar con transparencias que equilibraban a la perfección la sensualidad con la sofisticación. El vestido destacaba por su escote asimétrico, que dejaba un hombro al descubierto, aportando un aire contemporáneo, y una abertura lateral pronunciada que añadía dinamismo al conjunto.
Hugh Grant y Renée Zellweger, en el estreno de la película, en París
Para completar el look, Zellweger optó por tacones negros de diseño minimalista que no distraían la atención de la majestuosidad del vestido. Los complementos, cuidadosamente seleccionados, incluyeron un anillo con detalles turquesa y dorados que rompían el monocromatismo negro y añadían un toque fresco al estilismo.
El peinado, un recogido bajo con raya lateral, y el maquillaje, sencillo y centrado en tonos melocotón, demostraron la maestría de la actriz para conjugar naturalidad y glamour. La elección del maquillaje realzó su luminosidad y permitió que el vestido fuese el verdadero protagonista.
Cartel de la cuarta entrega de Bridget Jones, ‘Loca por él’ (2025)
Hugh Grant, la elegancia británica del descuido calculado
Frente al despliegue de sofisticación de su compañera, Hugh Grant mostró por qué sigue siendo uno de los referentes de la elegancia británica, con un estilo que parece no querer llamar la atención y, sin embargo, la consigue. A sus 64 años, el actor lució un clásico traje negro que parecía a medida, combinado con una camisa blanca sin corbata, ligeramente desabotonada en el cuello.
El actor, que siempre ha sabido moverse con naturalidad en los eventos más formales, demostró una vez más que el estilo no tiene que ser rígido. La elección de prescindir de la corbata o de optar por líneas clásicas y sobrias encajaba a la perfección con su imagen de galán maduro, una que sigue generando suspiros entre sus fans.
La conexión entre Zellweger y Grant fue palpable a lo largo de la noche. Los dos posaron juntos para los fotógrafos, compartiendo miradas y sonrisas que parecían transportarnos de vuelta a los años en los que la primera entrega de Bridget Jones se convirtió en un fenómeno cultural. La nostalgia, evidentemente, estaba en el aire, y ellos parecían ser los primeros en disfrutar de ese momento, regalando a los asistentes una dosis de la magia que siempre los ha caracterizado como dúo cinematográfico.