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Regresa el bañador turbo: ¿sacrilegio, provocación o liberación?

El bañador más temido de la moda de baño masculina vuelve a estar de moda, pero… ¿Es esta prenda apta para un tardeo en la playa o sólo para chapuzones de tintes olímpicos?

Todo sobre el bañador turbo
Todo sobre el bañador turbo. Fotografía: Dolce & Gabbana

“Es una prenda pensada para no dejar marca en el que la lleva, pero sí en el que la ve”, dijo Leo Harlem sobre el bañador turbo, y lamentándolo mucho por el mundo, tenemos que dar una noticia ciertamente delicada: esta controvertida pieza de moda de baño vuelve a ser tendencia. Los expertos aseguran que mientras que este tipo de piezas son idóneas para nadar, los bañadores de silueta bermuda están pensados para socializar. Es decir: quien se quiera marcar unas mini Olimpiadas, puede llevar su turbo, pero quien pretenda pasar la tarde en el chiringuito, bien puede escoger en su lugar alguna silueta menos ceñida.

Este tipo de bañador fue inventado por Speedo en 1956, y fue ese el año en el que el equipo de natación olímpica australiano llevó sus bañadores durante los Juegos Olímpicos de Melbourne. El hecho de que ganaran ocho medallas de oro dio lugar a la creencia de que esta nueva silueta era clave para nadar como un profesional. Por cierto: el año pasado, la firma de moda de baño australiana aseguró que las ventas de los turbo habían aumentado un 200 % en Europa, África y Oriente Medio respecto a 2022, por lo que al parecer, desde hace ya algún tiempo, la dominación del bañador más temido es inevitable…

Los años 60 convirtieron la prenda, hasta entonces enmarcada dentro del universo deportivo, en una pieza de baño lucida por iconos del cine y de la belleza más canónica, como Alain Delon. Desde entonces, no sólo los hombres que parecen haber sido cincelados por los dioses han sido los que han disfrutado de estas prendas, sino que para la historia de la cultura pop tenemos ejemplos de muchos a los que les ha dado completamente igual no tener oblicuos a la hora de llevar un turbo que por su limitadísimas dimensiones, podría parecer sólo apto para siluetas como la de Andrés Velencoso. El hecho de que firmas como Miu Miu ya los hayan subido a la pasarela, así como el hecho de que Dolce & Gabbana haya subido la apuesta y añadiendo estampado animal a la ya de por sí complicada prenda, deja bien claro que este año, el regreso del turbo no pretende pasar desapercibido.

Además, no tendría que sorprendernos que los bañadores turbo, que muchos llaman “marca-paquetes” (os ruego que no me hagáis explicar por qué) estén ahora de moda, pues figuras como Paul Mescal han popularizado los shorts XS, por lo que el siguiente paso natural era que el atrevimiento del prêt-à-porter llegara al de la moda de baño. Mientras que este bañador ha sido en ocasiones empleado no sin guasa, como es el caso de Zac Efron, que en un anuncio de 2017 apareció en la Super Bowl con un modelo con la bandera americana, para figuras como Luke Evans y Arnold Schwarzenegger es la prenda de baño del día a día. Quizás porque cuando tu cuerpo es fruto de tantas dominadas como de batidos de proteínas, lucir la prenda que mejor ayuda a presumir de silueta es casi obligatorio. Por eso Ricky Martin subió a sus redes una imagen en las playas de Puerto Rico enfundado en un minúsculo bañador que cómo no, cuenta con tantos comentarios como likes y emojis de llamaradas.

Daniel Craig

Daniel Craig siendo James Bond; uno de los hombres que mejor defiende este tipo de bañador

Pero cuando esta prenda de baño no la llevan semejantes adonis, hay quienes se sienten incómodos, porque no sabemos si en el caso de que un hombre cincelado hubiera sido el que recorrió las calles de Mallorca con su turbo, habría generado semejante revuelo. Lo decimos por un turista que se paseó por algunas tiendas de souvenirs de la isla enfundado en un pequeñísimo bañador verde, que generó tal revuelo, que incluso llegó a los medios. “Uno sólo puede preguntarse dónde guardaba la cartera”, se preguntaba ‘The Majorca Daily Bulletin’. Una prueba de que en verano, hay menos noticias jugosas, por lo que incluso un paseíto por el paseo marítimo con poca ropa puede llegar a ser un titular, pero también de que este tipo de bañador incomoda a algunos cuando quien lo lleva no parece un supermodelo. Lo digo porque cuando el actor Theo James fue capturado por los paparazzi en Capri, donde se encontraba grabando un anuncio junto a la modelo italiana Vittoria Ceretti para Dolce & Gabbana, nadie se quejó de su bañador blanco XS, sino que las redes sociales se convirtieron en un hervidero de comentarios ardientes.

Lo cierto es que este tipo de bañadores se han relacionado siempre con los hombres gays. Y de hecho, cuando en 2018 un hombre fue expulsado de una piscina de Las Vegas que prohibía de forma explícita el uso de estos bañadores, aseguró que esas normas iban sin duda en contra de la comunidad. “No podemos negar que es una prenda realmente gay. Si vas a Mykonos o a Ibiza, verás cientos de hombres homosexuales usándolos. Es parte de esa estética de los 70, que remite a Yves Saint Laurent o Burt Reynolds. Pero también es una declaración de intenciones. Recuerdo una foto de David Beckham en un yate vistiendo un turbo blanco, que es una prenda atrevida que demuestra que quien la lleva, confía en sí mismo”, explicó a ‘The Guardian’ Luke Day, de ‘GQ Style’.

¿Turbear o no turbear? Esa es la cuestión… Pero siguiendo las palabras de Harlem y los comentarios de los dependientes a pie de playa de Mallorca, quien los lleve, que por favor se asegure de hacerlo para nadar, no para pasear… A no ser que se trate de Velencoso, claro. Lo sé: hay un claro doble rasero aquí, pero qué queréis que os diga… La speedofobia tiene matices y excepciones.

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