ESTILO 14

¿Quién viste a Hollywood en los Oscar?

En una noche donde se premia el arte de contar historias, el vestuario también es parte del guion. Los premios de la Academia se convierten, un año más, en un desfile de alta costura con suspense

Fotografías: Agencia EFE

Hollywood puede fabricar historias de amor, pero hay una que se repite cada año en los Oscar: la relación entre las estrellas y sus diseñadores fetiche. La historia de los Premios Oscar está jalonada por momentos en los que la moda ha hablado tan alto como el propio cine. No es casualidad que Cate Blanchett y Armani sean como dos amantes destinados a encontrarse, ni que Margot Robbie tenga un idilio prolongado con Chanel. Tampoco que Timothée Chalamet juegue con Haider Ackermann como quien elige siempre la mejor carta de la baraja.

Pueden estar nominados, ganar o perder, pero antes de todo eso está el diseñador que han elegido para cruzar la alfombra roja. O más bien, el diseñador que les ha elegido. Porque, en este ambiente de egos e ilusiones, la moda también tiene su propio galardón invisible.

Penélope Cruz recogió su Oscar en 2009 con su Balmain / EFE

Hay firmas que ya podrían tener una estatuilla dorada en su atelier. Armani, por ejemplo, es una apuesta tan segura en los Oscar como la música de John Williams en una película de Spielberg. Sus trajes han sido la armadura de elegancia de Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. Gucci, por otro lado, es la opción para quienes quieren ser clásicos pero modernos, un equilibrio que han sabido llevar a la perfección Jared Leto o Harry Styles cuando se cuelan en la fiesta.

En el terreno de las mujeres, Chanel y Dior son dos de las dinastías reinantes. Margot Robbie con Chanel es un matrimonio de conveniencia en el que la actriz es la musa perfecta para el espíritu de la maison. Mientras, Dior se ha convertido en la opción predilecta de actrices como Jennifer Lawrence, que ya ha hecho de sus caídas en la alfombra roja una tradición que casi parece parte del diseño.

El actor Brad Pitt, a su llegada a los Oscar / EFE

Hace unos años, los hombres en los Oscar eran fáciles de resumir: traje negro, pajarita, zapatos lustrados y un poco de gomina. Pero algo cambió cuando Timothée Chalamet decidió salir sin camisa debajo del blazer y cuando Billy Porter desfiló con un esmoquin-vestido. Hoy, firmas como Louis Vuitton, Givenchy y Alexander McQueen han convertido a los actores en lienzos donde se mezclan texturas, colores y cortes inesperados. Brad Pitt con faldas, Paul Mescal con pantalones anchos de Gucci, Austin Butler con terciopelo negro de Saint Laurent. Las reglas han cambiado y la alfombra roja ya no es solo una pasarela de trajes impolutos, sino de experimentación estilística.

Cuando un vestido hace historia

En los Oscar, hay vestidos que conquistan al público tanto como las películas ganadoras. En 1954, en la 26ª edición de los Oscar, Audrey Hepburn subió al escenario para recibir su estatuilla por Vacaciones en Roma enfundada en un vestido blanco floral diseñado por Hubert de Givenchy. Sin mangas y con escote barco, este atuendo resaltaba la elegancia y sencillez de la actriz, consolidándose como uno de los más recordados en la historia de la ceremonia; pero también marcó el inicio de una colaboración legendaria entre la actriz y el diseñador francés.

El vestido blanco con estampado floral que Hepburn usó en los Oscar de 1954 cuando salió a subasta en 2011. Cortesía: Kerry Taylor Auctions

Siempre atrevida y rompiendo moldes, Cher apareció en los Oscar de 1986 con un conjunto diseñado por Bob Mackie que desafiaba las convenciones de la moda de la época. Su look, compuesto por una llamativa pieza negra con detalles brillantes y un tocado a juego, es recordado como uno de los más audaces en la historia de la alfombra roja. ​

En la ceremonia de los Oscar de 1991, Cindy Crawford acaparó todas las miradas con un impresionante vestido rojo de Versace, una pieza que se convirtió en un referente absoluto de la moda en alfombras rojas. Acompañada por Richard Gere, con quien debutaba como pareja en un evento de esta magnitud, la supermodelo y el actor irradiaban glamour.  El diseño, ceñido y de un rojo vibrante, se volvió tan icónico que pronto comenzaron a surgir innumerables imitaciones e inspiraciones en la industria de la moda.

Cindy Crawford, de Versace, junto a Richard Gere, en 1991 / EFE

Halle Berry hizo historia al convertirse en la primera mujer afroamericana en ganar el Oscar a Mejor Actriz. Para la ocasión, lució un vestido de Elie Saab con un corpiño transparente adornado con bordados florales y una falda de satén color burdeos, creando una combinación que dejó una impresión duradera en la moda de los Oscar. ​

En su debut en los Oscar, Lupita Nyong’o eligió un vestido de Prada en tono azul cielo con una falda plisada que evocaba a una princesa moderna; uno de los más emblemáticos de la década.

En 1999, Gwyneth Paltrow optó por un vestido rosa de Ralph Lauren para la ceremonia de los Oscar en la que fue galardonada por su papel en Shakespeare in Love. El diseño, sencillo y elegante, con tirantes finos y una falda amplia, evocaba una delicada feminidad que contrastaba con las elecciones más ostentosas de la época. Este vestido no solo se convirtió en uno de los más recordados de la historia de los premios, sino que también influyó en las tendencias de moda nupcial y de alfombra roja en los años siguientes. ​

Laura Dern y Renée Zellweger, ganadoras de los Premios Oscar en 2020, ambas de Armani Privé (EFE)

El vestido de Valentino que Julia Roberts lució en la gala de los Premios Oscar de 2001, cuando ganó la estatuilla por su papel en Erin Brockovich, también se ha convertido en una de las piezas más icónicas de la historia de la alfombra roja. Este elegante diseño en terciopelo negro con detalles en blanco y una sofisticada cola evocaba el glamour clásico de Hollywood. Su elección también consolidó la reputación de Valentino, y él mismo confesó que verla con su creación en un momento tan trascendental fue una de las mayores emociones de su carrera.

Los Oscar son una ceremonia del cine, pero también un desfile de poder, de alianzas y de decisiones que van más allá de la simple elección de un traje. Cada diseñador que viste a una estrella está contando algo, enviando un mensaje y jugando un papel en el espectáculo global. Y, al final del día, entre discursos y estatuillas, siempre queda la misma pregunta flotando en el aire: ¿quién ha ganado la alfombra roja?

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