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Quién es Dario Vitale, el relevo de Donatella y nuevo director creativo de Versace

Versace cambia de manos, pero no de espíritu. Donatella se retira del trono sin soltar del todo la corona y deja su legado en manos de Dario Vitale, un italiano discreto que viene de hacer magia en Miu Miu. La pregunta ahora es: ¿qué hace un tipo como él en un sitio como este?

Cortesía Darío Vitale

Versace ha cambiado de manos. Y eso es decir mucho, porque Versace no es una marca: es una familia. O lo era, hasta que la familia empezó a cambiar de apellido y, sobre todo, de ADN. Primero lo compró Michael Kors y lo metió en Capri Holdings, luego empezó el runrún de que lo querían vender y ahora Donatella, la rubia más famosa de la moda después de Barbie, ha decidido dejar el trono. Lo cede, pero no lo suelta: seguirá por ahí, sonriendo en los desfiles y recordando a todo el mundo que ese imperio se levantó sobre el genio y la tragedia de su hermano Gianni.

El nuevo rey es Dario Vitale, y de él se sabe poco. Poco en comparación con Donatella, que ha sido Versace en vida, y mucho en comparación con los tipos que suelen sentarse en esas sillas, que van por la vida como si fuesen invisibles. Vitale es italiano, nacido en la Costa Amalfitana, que suena a vacaciones de millonarios y también a postal de otra época.

Cortesía Versace

Estudió moda en Milán y empezó a trabajar en Bottega Veneta, que es una marca que parece que se ha hecho millonaria sin que nadie se dé cuenta. Luego pasó por Dsquared2, donde aprendió a mezclar la sobriedad con la excentricidad, y terminó en Miu Miu, donde se hizo nombre de verdad. Allí trabajó en la sombra hasta que la sombra se hizo demasiado grande para taparlo: la marca creció casi al doble de su tamaño con él al frente del diseño.

Su llegada a Versace es, como mínimo, un movimiento interesante. Porque Versace no es Miu Miu y Miu Miu no es Versace. Uno es el desenfado irónico, la moda que juega a no tomarse en serio. El otro es exceso puro, la medalla de oro del maximalismo. Y ahí está la pregunta: ¿qué hace un hombre como Vitale en un sitio como Versace?

Cortesía Versace

Los expertos tienen teorías. Que si la marca necesitaba una sacudida, que si el Grupo Prada está al acecho para comprarla y este es el primer paso, que si Donatella ha puesto a alguien de su confianza para asegurarse de que no le desmonten el chiringuito. Lo único seguro es que Vitale tiene un reto enorme por delante: hacer Versace sin que parezca que está haciendo una mala copia de Donatella.

Y mientras, Donatella sigue. Desde la distancia, pero cerca. Porque Versace es suyo aunque ya no lo sea, porque su apellido y su cara están pegados a la marca como el Medusa del logo. Y porque, al final, nadie deja Versace del todo.

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