El divorcio de Pep Guardiola y Cristina Serra ha acaparado la atención mediática en las últimas semanas. Tras más de 30 años de relación y 20 años de matrimonio, la pareja ha decidido tomar caminos separados. La decisión habría sido comunicada a su círculo íntimo a finales de 2024.
La relación entre Guardiola, de 53 años, y Serra, de 52, se remonta a 1994, cuando se conocieron en la tienda de ropa de la familia de ella en Manresa. Desde entonces, construyeron una vida juntos, marcada por el éxito profesional de ambos: él, como uno de los entrenadores más laureados en la historia del fútbol, y ella, como empresaria destacada en la industria de la moda.
En 2014, tras dos décadas de convivencia y con tres hijos en común —María, de 24 años; Màrius, de 22; y Valentina, de 17—, la pareja selló su amor en una ceremonia civil celebrada en Matadepera, Barcelona, en un entorno íntimo y familiar.
Sin embargo, la presión de la vida pública y las exigencias profesionales pudieron haber sido factores que influyeron en la distancia emocional entre ambos.
EFE
Una ruptura amistosa
A pesar de la separación y después de oficializar la decisión, ambos han sido vistos asistiendo juntos a un evento teatral en compañía de una de sus hijas; un hecho que refleja el compromiso de ambos por mantener una relación amistosa y priorizar el bienestar de su familia.
Serra, siempre muy discreta, es propietaria de una boutique multimarca en Barcelona y ha sido una figura clave en el apoyo a Guardiola durante su trayectoria como entrenador. Su discreción y elegancia la han convertido en un referente tanto en el ámbito personal como profesional.
Por su parte, Guardiola continúa concentrado en su carrera como entrenador del Manchester City, donde ha cosechado múltiples títulos y reconocimiento internacional.