ALFOMBRA ROJA

Penélope Cruz y el blanco de Chanel en los Oscar, inspiración para las novias boho

La actriz española volvió a confiar en la 'maison' para firmar uno de los looks más elegantes de la noche: un vestido blanco impoluto que reafirma su idilio con la firma francesa

La historia de Penélope y Chanel es una historia de amor a tres bandas: ella, la maison y el cine. No es la elección del vestido, es la forma de presentarse ante el mundo. La actriz no elige la firma francesa por inercia, ni porque su contrato como embajadora se lo exija, sino porque Chanel es para ella lo que la alfombra roja es para Hollywood: un territorio conquistado. En esta ocasión, la simbiosis entre ambas fue total. Su elección: un vestido blanco impoluto, elegante, que hizo recordar sus mejores noches de gala.

El diseño, salido directamente de los talleres de la maison, tenía todo lo que se espera de un Chanel de altura: sofisticación, una ejecución impecable y ese guiño nostálgico que evoca a las grandes divas de Hollywood. La parte superior del vestido estaba drapeada con una delicadeza quirúrgica y adornada con pequeños botones joya que recorrían el centro del torso como una filigrana de alta costura. La falda caía con un movimiento estudiado, otorgándole a Penélope el porte de una musa salida de una película en blanco y negro.

Penelope Cruz EFE/EPA/CAROLINE BREHMAN

El look lo completó con una melena suelta y maquillaje discreto, pero calculado, que iluminaba su rostro con un leve ahumado en los ojos y un labial en tono nude.

Desde que en 2018 se convirtió en embajadora de Chanel, la española ha hecho de la maison su armadura para cada gran evento. En los Oscar 2020, sorprendía con un diseño negro de la firma con falda voluminosa y detalle de perlas, en un guiño a los clásicos de Coco. En 2022, repitió con la casa francesa con un vestido de tafetán azul medianoche y lazada al cuello, una elección que evocaba la sofisticación de los 50. En los Goya, en Cannes y en cada photocall, Penélope ha convertido a Chanel en su segunda piel.

El blanco es su color fetiche para los Oscar. Lo llevó en 2007 con aquel Versace que la convertía en cisne, lo repitió en 2009 cuando subió a recoger su Oscar con un Balmain vintage de sueño, y en 2022 se atrevió con una versión más sofisticada de Chanel que la reafirmaba como el rostro de la firma.

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