SEX O NO SEX

Para dormir camas separadas, perfecto. Ahora bien, ¿cómo gestionamos el sexo?

Cada vez más parejas practican el llamado sleep divorce o divorcio de sueño. Puede ser muy saludable, pero exige tender un puente erótico que mantenga la pasión

Fotografías: "I love Lucy" (1951)

Dormir en camas separadas o, mejor aún, en habitaciones diferentes puede ser una decisión muy saludable siempre que, por falta de espacio, uno de los dos no acabe en el sofá. Se trata de romper el hábito, no la columna vertebral. Generalmente las parejas toman esta decisión por una causa de fuerza mayor y cuando andan ya como el rosario de la aurora. Y no es para menos cuando hay que soportar cada noche los despertares de la pareja para ir a al baño, la costumbre tan española de dejarse mecer por la radio antes de dormir o los dichosos ronquidos. Entre un 40 % y un 60 % en varones ronca. El porcentaje es algo menor en mujeres, aunque con la edad tendemos a equipararnos.

¿Por qué complicar la vida en pareja, de por sí peliaguda, pudiendo normalizar lo que ahora se conoce como sleep divorce o divorcio sueño? Wendy Troxel, psicóloga especializada en trastornos del sueño y toda una celebridad en Estados Unidos por sus charlas TEDx, es muy clara: “No es una sentencia a muerte de la relación”. La cuestión, en su opinión, es en qué condiciones se toma esta decisión. No es lo mismo emprender caminos nocturnos separados como consecuencia de un convencimiento mutuo que hacerlo malhumorado y con la sangre hirviendo.

Aclarado este punto, vayamos a lo mollar: ¿Dónde queda el sexo con un muro de por medio? Podemos pensar que bien descansados y sin el aprieto de un único colchón, nuestros cuerpos se levantan más lozanos y el ánimo mejor dispuesto. No vamos mal. Después de una buena noche, no hay ya razón para andar por la cara de dóberman enojado por la falta de sueño o por haberse privado de leer o escuchar la radio antes de dormir.

El doctor Eduard Estivill, especialista en sueño, ha investigado mucho sobre ello y ha llegado a la conclusión que las parejas que duermen juntas descansan peor. Los problemas de uno provocan que la otra parte no duerma bien. ¿La consecuencia? Irritabilidad y falta de concentración a la mañana siguiente. El descanso, por tanto, mejora la convivencia y no hay mejor preliminar sexual para una pareja. Pasarán menos horas juntos, sí, pero, si se lo proponen, será un tiempo de mayor calidad y calidez.

Cómo practicar el sleep divorce

En habitaciones separadas no hay rutinas, no hay compromiso y tampoco monotonía, pero sí un gran riesgo: el olvido erótico. A partir de esta decisión, la vida íntima exige tender un puente caliente entre un dormitorio y otro. Y una manera muy divertida de hacerlo es a través de mensajes de WhatsApp, lo que se conoce como sexting. Es decir, mensajes subiditos de tono que podemos acompañar con una foto, un emoji, una canción o un poema. Cada uno, desde su habitación, le pondrá la intensidad o el ritmo que desee. Es solo una sugerencia.

Si nos falta creatividad, la actriz Cameron Diaz puede aportar alguna idea. En marzo de 2024 fue madre por segunda vez a los 51 años, solo unos meses después de contar que su marido, Benji Madden, y ella duermen en camas separadas. “Para mí, literalmente, yo tengo mi espacio, tú tienes el tuyo. Tenemos el espacio familiar en medio. Yo me voy a dormir a mi habitación. Tú vete a dormir a tu habitación. Yo estoy bien. Y tenemos el dormitorio en medio en el que podemos reunirnos para nuestras relaciones”, confesó en una entrevista con su íntima amiga Molly Sims.

Son muchos los famosos que practican el sleep divorce. Donald Trump y su mujer Melania, por ejemplo. Lo desveló la biógrafa Mary Jordan con una reveladora frase: “Están perfectamente felices de dormir separados”. Cada uno tiene la intimidad que necesita y no pelearán por la temperatura que debe tener la habitación o la hora que programan el despertador. Con sus idas y venidas, son relaciones sólidas y puede que este sea uno de los secretos de los matrimonios felices.

Ya era así en la antigua Roma. Las parejas romanas solían utilizar una cama para la intimidad física y otra, cada uno por separado, donde se retiraban cuando llegaba la hora de dormir. En el siglo XIX, un prestigioso médico estadounidense, Edwin Bowers, insistía en ello: “Camas separadas para cada durmiente son tan necesarias como platos separados para cada comensal”.

Los jóvenes parece que están entendiendo bien esta opción de convivencia y no necesitan llegar al sleep divorce. Dormir en habitaciones separadas es una costumbre espontánea desde el inicio de la relación. Casi la mitad de la población milenial lo hace habitualmente y hasta un 24 % de manera ocasional, según un estudio de la Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM). La Generación X anda ya por el 33%. Y según otro informe publicado por la organización The Better Sleep Council en 2023, una cuarta parte de las personas asegura dormir mejor sin compañía.

Los resultados se repiten en la gran mayoría de los países donde se realizan este tipo de encuestas. Si hacemos recuento de los momentos más arrebatadores de sexo y pasión, fácilmente nos trasladaremos a escenarios bien diferentes al lecho conyugal tradicional. Obviamente, en esta elección interviene el nivel económico y el tamaño del hogar. Si los metros lo permiten, solo hay que romper el tabú matrimonial y volver al viejo y excitante dilema: ¿En tu casa (habitación) o en la mía?

TAGS DE ESTA NOTICIA