En la noche granadina de los Premios Goya, donde el cine y la moda se entrelazan en un baile de flashes y aplausos, apareció Nieves Álvarez desafiando las convenciones y recordándonos que la elegancia no entiende de límites. La modelo y presentadora, con la serenidad de quien lleva décadas paseándose entre las páginas del glamour, se plantó en la alfombra roja con un diseño de lo más especial.
El vestido, una creación de Stéphane Rolland, es una oda a la sofisticación gótica. Confeccionado en lana negra, se alarga hasta rozar el suelo, mientras una abertura central, adornada con plumas y cristales, dibuja una línea que insinúa sin revelar.

La modelo y presentadora Nieves Álvarez llega a la alfombra roja de la 39 edición de los Premios Goya de la Academia de Cine que se celebra este sábado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. EFE/ Pepe Torres
Inspirado en la icónica Josephine Baker y en las formas escultóricas de Constantin Brâncuși, el diseño juega con volúmenes y texturas.
Los complementos no se quedaron atrás. Nieves Álvarez añadió al conjunto unos guantes largos de piel negra, sumando un toque de misterio y continuidad al look. Las joyas, piezas de Alta Joyería de Bvlgari, pusieron la guinda al conjunto: una doble pulsera de oro, un anillo de brillantes y pendientes que capturaban la luz como si fueran astros en miniatura. En sus pies no podían faltar unos Christian Louboutin.
El maquillaje, obra de Ramón Ríos para Tom Ford Beauty, realzaba su mirada con tonos tierra anaranjados, creando un efecto cálido en contraste con la frialdad aristocrática del negro del vestido.
El peinado, recogido en un trenzado lateral que nacía desde el flequillo, despejaba el rostro para que cada gesto y cada mirada fueran protagonistas.