Vuelta al curso

Ni las vacaciones son idílicas, ni la vuelta una tortura

Bye bye summer. Para abrazar la rutina con entusiasmo, los expertos nos proponen una serie de pautas

Es hora de despedirse del verano. La época de hamaca y diversión llega a su fin dando paso a la rutina diaria. Aunque oficialmente la estación estival no concluye hasta el 22 de septiembre, en nuestras mentes y sensaciones su despedida es inminente, llega el momento de hacer las maletas y volver a casa dejando atrás esos días de asueto para enfrentamos nuevamente a las responsabilidades laborales, escolares y cotidianas.

El término “síndrome postvacacional” se introduce en nuestro vocabulario para describir ese malestar emocional que algunos experimentan al regresar a la vida habitual después de un período de vacaciones. Sentimientos de angustia, ansiedad, vacío e incluso fobias enterradas reaparecen, desafiando nuestra estabilidad emocional.

El choque entre la libertad del verano y la rigidez de la rutina puede resultar abrumador para muchos. Pasar de días sin horarios, explorando nuevos lugares y compartiendo largas jornadas con seres queridos, a la realidad marcada por el reloj y la agenda puede acabar generando angustia y desmotivación.

Los expertos, destacan tres factores fundamentales que influyen en la dificultad de adaptación al regreso de las vacaciones:

  • Carecer de un propósito claro que nos motive y dé significado a nuestras acciones diarias.
  • Asociar exclusivamente la diversión y el descanso con las vacaciones, en lugar de integrarlos de manera continua en nuestras vidas.
  • Descuidar la planificación para volver al trabajo, lo que dificulta el reinicio de actividades de manera fluida y positiva.

Asímismo, señalan que no se debería tardar más de una o dos semanas en retomar la normalidad, puesto que es el tiempo que los biorritmos necesitan para adaptarse de nuevo a los horarios. También apuntan a que las personas más afectadas suelen ser aquellas que tienen una menor resistencia ante la frustración, trabajadores que disfrutan de periodos vacacionales largos, que trabajan en entornos poco agradables, no les gustan sus trabajos o se consideran poco valorados.

Por ello, hay una recomendación generalizada de que hay que revisar nuestra vida de verdad, la del día a día y no esconder nuestras frustraciones y vacíos detrás de un síndrome que no debe durar más allá de unos días sin mayores dramas para coger el ritmo. De hecho, es sano y normal volver a la rutina con cierta ilusión.

No olvidemos que la auténtica y verdadera felicidad hay que encontrarla en el día a día, en esas pequeñas cosas que te hacen sentir bien, en disfrutar del aquí y ahora y sentirte satisfecho con la vida que llevas en todos los sentidos; laboral, social, emocional y familiar.

Para abrazar la rutina con entusiasmo, los expertos nos proponen una serie de pautas:

  • Regresa de tu viaje con antelación para adaptarte gradualmente a la rutina.
  • Ajusta tus horarios unos días antes de reincorporarte.
  • Inicia tus compromisos poco a poco, comenzando por las tareas más placenteras o sencillas.
  • Si eres jefe, procura no presionar a tu equipo. Cuidarlos es cuidarte a ti mismo.
  • Combina actividades agradables con tus responsabilidades diarias.
  • Incorpora ejercicio físico y una alimentación saludable a tu rutina.
  • Mantén una actitud realista, positiva y proactiva ante los desafíos cotidianos.
  • Reserva tiempo para actividades placenteras que solías disfrutar en vacaciones, como salir con amigos, pasear o disfrutar de un tranquilo desayuno.

Así, aprendiendo a aceptar la rutina como un camino hacia la plenitud y la felicidad, podemos superar la vuelta y afrontar cada día con ilusión y determinación. ¡Que este regreso sea una oportunidad para crecer y disfrutar de todas las facetas de la vida!