Oliviero Toscani, una de las figuras más influyentes y polémicas en el mundo de la fotografía y la publicidad, ha fallecido este lunes 13 de enero a los 82 años debido a complicaciones derivadas de la amiloidosis, una enfermedad rara que afecta los órganos por acumulación de proteínas anómalas. Su muerte marca el fin de una era en la que el arte de la comunicación visual y los mensajes provocativos transformaron profundamente la industria publicitaria y la percepción de los temas sociales.
Nacido en Milán en 1942, Toscani heredó de su padre, el reconocido reportero gráfico Fedele Toscani, la pasión por la fotografía. Se formó profesionalmente en la Universidad de las Artes de Zúrich, donde estudió diseño gráfico y fotografía entre 1961 y 1965. Desde sus primeros trabajos, mostró un enfoque audaz e innovador que lo llevaría a colaborar con prestigiosas publicaciones como Elle, Vogue, Harper’s Bazaar y GQ.
La consagración de Toscani llegó con su papel como director artístico de la marca United Colors of Benetton, una colaboración que se extendió desde 1982 hasta el año 2000. Durante este período, creó algunas de las campañas publicitarias más controvertidas y recordadas de la historia. Toscani utilizó la plataforma de la marca para abordar cuestiones profundamente arraigadas en la sociedad, como el racismo, la desigualdad, la religión, las enfermedades y la guerra.
Entre las imágenes más emblemáticas destacan la de una mujer negra amamantando a un bebé blanco, el beso entre una monja y un sacerdote, y la desgarradora fotografía de David Kirby, un hombre enfermo de sida rodeado de su familia en su lecho de muerte.
En 1990, Toscani amplió su impacto cultural fundando la revista Colors, un proyecto que definió como una “revista para el resto del mundo” y que se convirtió en un vehículo para la diversidad y el entendimiento global. Tres años más tarde, creó Fabrica, un centro internacional de investigación y comunicación con sede en Italia que fomenta la creatividad en áreas como el diseño, el cine, la música y el periodismo.
Más allá de su trabajo con Benetton, Toscani colaboró con diversas marcas de renombre y realizó campañas para organizaciones como Amnistía Internacional, llevando su estilo transgresor y su enfoque humanista a otras causas. Su legado incluye numerosos premios internacionales que reconocieron no solo su talento artístico, sino también su capacidad para desafiar las normas establecidas.
En el ámbito personal, Toscani fue un hombre dedicado a su familia. Vivió toda su vida junto a su mujer, Kirsty, una productora británica, y tuvo cuatro hijos: Rocco, Olivia, Lola y Tommaso. En diversas entrevistas, expresó el orgullo que sentía por su vida familiar y cómo esta había sido un motor importante para su creatividad.
Oliviero Toscani deja tras de sí un legado complejo, que trasciende las imágenes y los eslóganes. Su muerte representa la pérdida de un visionario que marcó un antes y un después en la manera de comunicar y cuestionar el mundo a través de la fotografía.