Cuando Demi Moore escuchó el nombre de Mikey Madison resonar en el Dolby Theatre, el mundo supo que una nueva era había comenzado. No solo porque la actriz de Anora se llevase a casa su primer Oscar, sino porque Hollywood tiene una nueva reina del estilo.
Madison ha conseguido lo que pocas logran: un equilibrio perfecto entre lo clásico y lo contemporáneo. Su estilo para la gala de los Oscar, que recuerda a la sofisticación de Audrey Hepburn pero con una dosis de rebeldía propia de los años 90, la ha convertido en una de las apuestas más interesantes de la moda actual.

Mikey Madison, ganadora del Oscar a mejor actriz protagonista por ‘Anora’, posa en la sala de prensa durante la 97ª ceremonia anual de los Premios de la Academia. EFE/CAROLINE BREHMAN
En el Festival de Cannes del año pasado, ya conquistó a los allí presentes con un conjunto de alta costura de Chanel que evocaba la esencia de la maison con un aire de modernidad. Un mes después, en el Festival de Cine de Londres, apostó por un vestido negro de Prada, reafirmando su gusto por la sobriedad exquisita.

Mikey Madison en los SAG Awards. EFE/EPA/ALLISON DINNER
Y entonces llegaron los Oscar 2025. Mikey Madison apareció con un vestido negro de Dior, un guiño inequívoco a la elegancia de la vieja escuela de Hollywood, con un escote estructurado que definía su silueta con precisión. Acompañado de un collar vintage de Tiffany & Co., el look parecía sacado de una película de los años dorados, pero con un aire de frescura que lo hizo imposible de ignorar. Su maquillaje, con un delineado felino perfectamente ejecutado, selló la imagen de una estrella en ascenso que entiende el poder de la sofisticación sin esfuerzo.
El aura de Audrey Hepburn parecía flotar en el aire mientras Madison caminaba por la alfombra roja. Su vestido negro, sus joyas de inspiración vintage y su porte distinguido evocaban esa elegancia que la icónica actriz convirtió en su sello. Pero más allá del parecido estético, lo que realmente hizo revivir el espíritu de la actriz de clásicos como Desayuno con diamantes o Sabrina fue que Madison dejó claro que entiende que la sofisticación radica en los detalles. En un Hollywood que a menudo apuesta por la ostentación, ella elige la sutileza, demostrando que un vestido impecable y una mirada segura pueden ser más impactantes que cualquier exceso de brillos y transparencias.

La ganadora del Oscar a Mejor Actriz, en la fiesta de Vanity Fair. EFE/EPA/JILL CONNELLY
Para la fiesta de Vanity Fair, donde las estrellas dejan atrás la formalidad y se permiten jugar más con la moda, Madison optó por un “little black dress” de Dior sin tirantes, combinando feminidad y actitud en la dosis exacta. Y es que si algo ha demostrado la actriz es que entiende el poder de un buen fondo de armario: menos es más, siempre que el “menos” tenga un corte impecable y el “más” sea puro carisma.
Sin estridencias, sin necesidad de exageraciones, su fórmula es simple y efectiva. Si alguien pensaba que la moda en Hollywood estaba cayendo en la monotonía, es hora de mirar a Mikey Madison y admitirlo: el glamour ha vuelto.