MODA

Miguel Castro Freitas, el heredero inesperado del imperio Mugler

El diseñador portugués tomará las riendas creativas de la firma

En el siempre cambiante universo de la moda, donde las casas de alta costura son como reinos en constante búsqueda de un monarca que las lleve a la gloria, Mugler ha sorprendido al anunciar que Miguel Castro Freitas tomará las riendas creativas de la firma.

Este diseñador portugués, aunque desconocido para el gran público, posee una trayectoria que bien podría ser la envidia de muchos. Graduado en la Central Saint Martins en 2004, ha dejado su impronta en casas como Dior, Yves Saint Laurent y Lanvin, trabajando codo a codo con titanes como John Galliano, Stefano Pilati y Alber Elbaz. ​

La presidenta de Mugler, Danièle Lahana-Aidenbaum, no escatimó en elogios al referirse a Freitas: “Miguel vive y respira el espíritu de Mugler. Su profundo conocimiento del ADN de Mugler y su gran creatividad y talento hacen de él una elección natural”.

Por su parte, Freitas, con la humildad de quien conoce su valía pero prefiere que hable su trabajo, declaró: “Es un honor unirme a la espectacular casa Mugler. Como uno de los grandes modistos del siglo XX, el Sr. Mugler reimaginó el poder y los límites de la moda. Junto a los equipos, estoy encantado de aportar mi propia visión, historia y emoción a este monumental patrimonio”. ​

“Es un honor unirme a la espectacular casa Mugler (…) Junto a los equipos, estoy encantado de aportar mi propia visión, historia y emoción a este monumental patrimonio”, Miguel Castro Freitas

El nombramiento llega tras la salida de Casey Cadwallader, quien durante siete años modernizó la marca y la acercó a una nueva generación, sin perder de vista los pilares de empoderamiento e inclusión que siempre la han caracterizado. Cadwallader se despide dejando una huella imborrable y deseando “el mayor de los éxitos en sus próximas aventuras”. ​Las expectativas están por las nubes, y no es para menos. La moda, ese arte efímero y eterno a la vez, espera con ansias la nueva visión que este portugués aportará a la casa francesa.

¿Qué demonios está pasando en la moda? El enroque eterno de los directores creativos

Que haya más rotación de directores creativos en las casas de moda que de entrenadores en el Chelsea debería hacernos reflexionar. Estamos, quizá, ante una crisis de identidad colectiva del sistema fashionista, o lo que es lo mismo: los genios queman rápido y las casas, aún más. En los últimos años, los cambios han sido tan frecuentes que uno se pregunta si las oficinas de recursos humanos en Dior o Balenciaga no deberían tener línea directa con el Ministerio del Interior.

Gucci dijo adiós a Alessandro Michele y fichó a Sabato De Sarno, que entró con perfil bajo y ya está firmando colecciones que son como un susurro elegante tras el grito barroco del anterior. Sarah Burton dejó Alexander McQueen después de más de dos décadas; su despedida fue tan sentida como un bolero de ruptura. Y en Chloé, Gabriela Hearst se despidió con lágrimas y un desfile climático –literalmente- que parecía más un manifiesto ecológico que una colección.

El fenómeno tiene explicación: la industria de la moda va tan rápido que ya ni ella misma se aguanta el ritmo. Se piden resultados inmediatos, virales, rentables y además artísticos. Una especie de santísima trinidad imposible de sostener si no eres Dios o Phoebe Philo. El sistema exprime y luego desecha, como si la creatividad fuera una máquina de cápsulas: metes talento, sacas una colección, next.

También está el factor nostalgia. Muchas casas buscan en los nuevos fichajes una promesa de regreso a sus orígenes. Así ficharon a Daniel Lee en Burberry, con la esperanza de que devolviera el heritage británico con un toque contemporáneo. ¿Resultado? Todavía en evaluación. Lo mismo ocurre con Miguel Castro Freitas en Mugler: no se busca sólo alguien que sepa diseñar vestidos, sino alguien que entienda una historia, que sepa leer a Thierry Mugler como si fuera un clásico del siglo XX.

Pero todo esto también una oportunidad -cada nuevo nombre, cada relevo- para redefinir qué queremos que sea la moda en este siglo: ¿arte? ¿negocio? ¿memoria? ¿futuro? O tal vez, como siempre, un poco de todo y con música alta.

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