El regreso a la Casa Blanca de Donald Trump lleva también implícito el retorno de Melania al primer plano de la actualidad. Y esta vez, además, parece que la futura Primera Dama quiere tener un papel más protagonista en la vida pública norteamericana. Si hace ocho años, cuando decidió quedarse durante un tiempo en Nueva York mientras su marido se instalaba en Washington con la excusa de atender a su hijo, ahora, con un Barron más que crecido (le saca una cabeza a su padre), Melania parece encontrarse más libre para actuar y tener su propia agenda.
Lo ha ido demostrando en los últimos tiempos, sobre todo con eventos vinculados a la promoción de su libro, Melania, pero también reivindicando el voto para su marido. Durante sus primeros cuatro años, apenas sí tuvo un papel destacado más allá de su armario, pero en el regreso de los Trump al 1.600 de la avenida Pensilvania da la sensación de que esto va a cambiar. Y el primer cambio lo hemos empezado a ver, precisamente, en su armario.
El primer triunfo de Trump hace ya ocho años vino acompañado de un sinfín de comunicados de diferentes marcas afirmando que no colaborarían con el vestuario de la futura Primera Dama. Consciente de aquello, el equipo de la señora Trump optó por deslumbrar al planeta con un estilo que no se recordaba desde la familia Kennedy. Y estas últimas semanas ha pasado algo similar.
Da la sensación de que no ha sido una casualidad que la firma que lució Melania el pasado martes fuera Dior. Para acudir a votar escogió un elegante vestido camisero de lunares de la firma que dirige María Grazia Chiuri, una maison que ha destacado desde la llegada a la dirección creativa de la diseñadora italiana por los manifiestos feministas. Y una vez confirmada la victoria de Donald Trump, apareció con un elegantísimo traje chaqueta gris con falda ceñida y cintura marcada de la misma casa, muy al estilo New Look… que bien podría relacionarse con la nueva era que llega con los Trump en la Casa Blanca.
En estas elecciones teníamos claro que de una manera u otro la moda regresaba de manera protagonista a la política americana, ya fuera con los trajes de Chloé de Kamala Harris o con los estilismos de revista de Melania Trump. Han ganado estos últimos, que nos prometen cuatro años de lecciones de estilo donde la moda europea estará muy presente y es que, si bien las primeras damas suelen intentar primar las firmas americanas (incluso la propia candidata demócrata tuvo una línea de ropa en campaña para conseguir recaudar fondos que firmaban creadoras como Thom Browne), la republicana no le pone barreras a su guardarropa.
El traje blanco brocado de Dolce & Gabbana y el abrigo negro de hombreras marcadas y grandes solapas de la misma marca italiana que ha lucido en la portada de Paris Match, o el traje rojo de Dior que escogió para una entrevista en una revista alemana y su fidelidad a Christian Louboutin y Manolo Blahnik, pese a la presencia de nombres ‘made in America’ como Ralph Lauren, nos demuestran que si la política de su marido puede que no ponga a Europa en primer lugar, sus estilismos sí lo hacen, demostrando que al menos -en lo creativo-, el Viejo Continente sí importa en la Casa Blanca. Habrá que ver si esto solo sucede en el armario.