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Meghan Markle confiesa que sufrió preeclampsia posparto: “Fue aterrador”

En conversación con la fundadora de Bumble, Whitney Wolfe Herd, la duquesa de Sussex revela haber sufrido preeclampsia tras dar a luz, un diagnóstico que le cambió la mirada sobre el posparto y sobre sí misma

Imagen propocional del nuevo pódcast de Meghan Markle: ‘Confessions of a Female Founder’

No hay trono que proteja del desorden del cuerpo. Meghan Markle, que durante años ha sido observada como si fuera una estatuilla real de porcelana -brillante, perfecta, inmóvil-, se ha movido. Y lo ha hecho en un lugar donde puede hablar sin pedir permiso: un pódcast propio. Bajo el título Confessions of a Female Founder, Meghan se desnuda con títulos y protocolos para hablar como lo hacen las madres cuando bajan la voz y miran con sinceridad: “Yo también tuve miedo”, dice. “Yo también enfermé”.

La enfermedad tiene un nombre tan poco conocido como peligroso: preeclampsia posparto. Se trata de una condición que puede aparecer incluso cuando todo parece haber ido bien. La presión arterial se dispara, los órganos tiemblan y la mente no siempre entiende lo que el cuerpo está intentando decirle.

La duquesa de Sussex confiesa ahora que lo vivió en silencio. “Fue aterrador”, le confiesa a Whitney Wolfe Herd, fundadora de Bumble y también madre. Hablan como dos mujeres que han aprendido a distinguir entre el aplauso y el consuelo. Porque en aquellos días, Meghan no era la duquesa de Sussex. Era una mujer con miedo, con la piel inflamada y una criatura en brazos.

El recuerdo de esos días tiene forma y fecha: 2019, apenas dos días después de dar a luz a Archie. Ella y Harry posaron ante las cámaras en el Castillo de Windsor, una escena tan pulida que parece irreal. Meghan llevaba un vestido blanco y tacones, como si el parto hubiese sido un trámite administrativo.

“¿Cómo lo hiciste?”, le pregunta Wolfe Herd. Pero no tiene una respuesta sencilla. Tal vez porque en ese momento no se trataba de una decisión, sino de una obligación cuidadosamente coreografiada: sonreír, aguantar, complacer.

Lo que más conmueve del episodio no es solo la confesión del diagnóstico, sino la manera en que Meghan Markle lo enlaza con la conversación más grande: la maternidad bajo los focos, la vulnerabilidad mal entendida como debilidad, el posparto como tierra de nadie. “Nadie te prepara para esto”, dice. Ni los libros, ni los médicos, ni las comadronas.

Aquel momento, en retrospectiva, parece una escena mal escrita por otros y ahora corregida por ella misma. En este primer episodio, la duquesa de Sussex parece inaugurar, además de un pódcast, una nueva versión de sí misma: menos controlada, más clara, más consciente del poder de decir la verdad aunque duela.

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