Theodor W. Adorno, fascinado por unas columnas astrológicas publicadas en ‘Los Angeles Times’ en los años 50, reflexionó acerca de cómo el horóscopo podía ser en realidad una buena forma de analizar la actualidad y no ocultó su sorpresa al comprobar que pese al racionalismo que primaba entonces, la magia fuera tan relevante. “La astrología crea un status de semi- erudición: permite comprender y simplificar lo complejo a la vez que genera una percepción de ser poseedor de un conocimiento”, escribió en ‘Bajo el signo de los astros’. Racional, fantasioso o mágico, nuestro presente es ante todo convulso, y no es casualidad que en tiempos como este el interés por el misterio esté creciendo tanto que como indica el análisis ‘Tarot Cards Market Report 2024’, el mercado de las cartas de tarot superará los 90 millones de euros hacia 2027.
A Ibán Manzano, autor de ‘Las casas que arden’, le parece totalmente comprensible que precisamente cuando el caos prima a nuestro alrededor sea cuando más sentido tiene en realidad confiar en lo misterioso. “Por su naturaleza ambigua y metafórica, el misterio nos permite proyectarnos sobre él en los términos que queramos. Nos permite confiar en que existe un orden, una lógica, algo a lo que aferrarnos, aunque no seamos capaces de percibirlo en su totalidad. O precisamente que no podamos percibirlo en su totalidad es lo que nos hace sentirnos cómodos con lo misterioso. A donde nosotros no llegamos, llega el misterio y eso nos reconforta cuando sentimos que la realidad se está resquebrajando”, explica. Por su parte David Rocaberti, autor de ‘Irlanda Mágica’, señala que la magia, un poder que desafía toda regla conocida y otorga una sensación de control en un mundo caótico, surge con la finalidad de explicar lo inexplicable.
“Espíritus, guerreros legendarios, fantasmas y criaturas mágicas como las Banshees a menudo representan miedos, deseos y aspectos de la experiencia humana nada sencillos de aceptar. En tiempos difíciles estas creencias pueden cobrar vida en la imaginación colectiva como una forma de procesar traumas o ansiedades. Como cualquier político populista hablando de sus supuestos logros durante veinte interminables minutos, en un evento en el que toma prestada la palabra, ante la dificultad extrema, lo paranormal se torna en realidad —incluso entre las mentes más racionales—, en un intento de dar sentido a cosas que nos trascienden”, asegura.
La creciente aceptación del tarot y de lo esotérico está también impulsada por la globalización y la difusión de tendencias espirituales de diversas culturas, facilitada por las redes sociales y otras plataformas digitales. Esto ha permitido que el tarot y otras formas de adivinación lleguen a nuevas audiencias, trascendiendo los estigmas tradicionales asociados a estas prácticas.
El misticismo ha sabido hacer de las redes sociales un oportuno e insospechado escaparate, especialmente durante la pandemia, pero lo llamativo es que para muchas personas el tarot y la astrología se han convertido en nuevas formas de crecimiento personal y de autocuidado. “Dado que la lectura del Tarot introduce el elemento del azar, y como cada tirada del tarot es diferente, podemos interpretar cada secuencia y simbolismo de forma similar a cómo se analizan los sueños en el psicoanálisis. Hay un alto grado de proyección que ocurre en nuestra interpretación personal de los símbolos; estas proyecciones pueden contarnos mucho sobre quiénes somos”, explica a ‘Artículo 14’ Nina Bunjevac, autora de ‘Un viaje alquímico a través de los arcanos mayores del tarot’. “Creo que el tarot debe utilizarse principalmente como una herramienta personal. Si lo usamos para predecir el futuro, nos estamos despojando de la libertad interior para crecer y dar forma a nuestras vidas; porque somos diferentes personas día a día”, dice.
El auge de la adivinación y el tarot en España refleja una tendencia más amplia hacia la búsqueda de bienestar emocional y espiritual en una sociedad acelerada en la que la digitalización prima, una realidad ante la cual muchos optan por hacer del tarot un nuevo espacio de reflexión y autoconocimiento. Estas formas de espiritualidad ofrecen una oportunidad para conectar con aspectos internos, lo que resuena con una sociedad que busca respuestas, equilibrio y sentido en un mundo lleno de incertidumbre.
El tarot en particular ha ganado popularidad porque ofrece una experiencia personalizada que combina introspección, simbolismo y conexión emocional. Para muchas personas, más allá de la predicción del futuro, se trata de una herramienta de orientación psicológica de la que valerse para explorar sus emociones y preocupaciones desde una perspectiva simbólica y narrativa. Este enfoque resuena especialmente con aquellos interesados en una forma más holística de bienestar, complementando así el crecimiento de la cultura del mindfulness, el yoga y otras prácticas de autocuidado.
“No sé si es lo común, pero desde luego es comprensible y humano recurrir a lo paranormal/sobrenatural en tiempos de crisis. Lo sobrenatural representa una manera de observar el mundo desde lo que escapa a nuestra comprensión. Nos ofrece respuestas distintas y, en cierto sentido, más poderosas cuando las respuestas ordinarias y comunes fallan o no son suficientes. Históricamente además ha sido así. Uno de los ejemplos más claros es el renacimiento de las prácticas espiritistas después de la Primera Guerra Mundial, tras toda la muerte y destrucción que sembró a su paso”, asegura Manzano, que en uno de los siete relatos que componen su libro, consideró que si había un contexto reciente que merecía ser enfocado desde el espiritismo, ese era la pandemia del COVID. “Contar una historia de fantasmas fue la manera que encontré de hablar de todas las muertes, de expresar la tristeza y el luto colectivo, de mostrar cómo afectaba, en este caso, a las generaciones más jóvenes”, asegura.
Bunjevac recalca que siempre parece que cada resurgimiento del esoterismo cae en tiempos turbulentos, pero considera imperante señalar que este resurgir coincide también con tiempos de grandes avances en la comunicación de masas. “Ahora, con la invención relativamente reciente de Internet y la época turbulenta que vivimos, no sorprende que veamos otro resurgimiento del esoterismo. Cualquier técnica mediante la cual intentemos comprendernos a nosotros mismos no sólo nos ayuda a nosotros, sino al resto. El tarot y técnicas similares, como el psicoanálisis, pueden ayudarnos a volvernos inmunes a las influencias externas”, indica.
Pero, ¿puede realmente ayudarnos a transitar momentos de crisis? Responde Aiguadvalencia, autora de ‘Bruja de andar por casa’. “La tendencia humana en momentos de crisis es apoyarse en algún tipo de fe, y esta fe es muy flexible. La magia empodera muchísimo; creer en que hay algo más, que en cada persona reside cierto poder capaz de muchas cosas. Puedes buscar consejo en las cartas, canalizar emociones durante rituales o pedir ayuda a otras practicantes en un hechizo que suavizará la mala racha. Hacer magia le da un nuevo sentido a las cosas, y hace que creas en ti misma”.
El interés creciente por la magia es tal que este año, la Universidad de Exeter lanzó el curso de postgrado ‘Magic and Occult Science’, y como aseguró la responsable del contenido, la profesora Emily Selove, en ese interés por la magia y por lo oculto se encuentran los asuntos más candentes de la actualidad. “La desmonopolización, la exploración de epistemologías alternativas, el feminismo y el antirracismo se sitúan en el centro del programa”, explicaba a la ‘BBC’. “Este curso permitirá a la gente reexaminar la suposición de que Occidente es el lugar del racionalismo y la ciencia, mientras que el resto del mundo es un lugar de magia y superstición”, asegura. Mientras tanto en la Universidad Complutense de Madrid se imparte Ciencias de las Religiones, una asignatura en la que los alumnos “abordan el estudio de la creación y construcción del concepto de magia en sociedades y religiones antiguas y su evolución hasta nuestros días, así como las diversas aproximaciones metodológicas para el estudio del fenómeno”.
Cuando la realidad se nos escapa de las manos y el control parece inalcanzable, recurrir a lo mágico, al misterio y al más allá pueden ser maneras de recuperar esas riendas que nos han sido arrebatadas o al menos, pueden servir para dar la impresión de que volver a tomarlas es factible. Si es o no verdad ya es otra cosa, pero, ¿acaso no es de agradecer poder recurrir a nuevas formas de alcanzar cierta paz mental? ¡Y encima, sin receta médica!