En la playa, de paseo, al practicar deporte al aire libre o incluso, en espacios techados. La luz del sol siempre llega pero conseguir el tan ansiado moreno veraniego tiene sus riesgos. Aunque el sol ayuda a absorber la vitamina D, esencial para los huesos, la piel necesita protección. Y en verano, cuanta más, mejor. De hecho, algunos estudios indican que, incluso aplicando correctamente la crema solar, solo se bloquea una parte de la radiación solar.
Eduardo Nagore, Jefe clínico de la sección de Dermatología del Instituto Valenciano de Oncología y miembro de la AEDV, advierte sobre las quemaduras que tantas veces aparecen durante los días en la playa. “Es un daño muy potente para la piel. Lo mismo que ponerse rojo o pelarse que aumenta el riesgo de que aparezcan melanomas”
Cuidar la piel es cosa seria.
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que comienza en los melanocitos, las células que producen la melanina, responsable del “moreno” de la piel. “No es más que una defensa de la piel frente al sol,” explica el dermatólogo. Aunque la genética también influye en la aparición del cáncer, según la Asociación Española Contra el Cáncer, en 2023 se detectaron 20.392 nuevos casos de cáncer de piel en nuestro país. Cuidar nuestra piel no es opcional.
Lunares y sol ¿cómo detectar anomalías?
Una de las anomalías más visibles de la piel está en los lunares o nevus. La cantidad que tengamos indican si una persona tiene un mayor riesgo o no de desarrollar un melanoma. “Las personas con muchos lunares tienen más predisposición a sufrir un cáncer de piel y por eso deben protegerse más del sol” señala Eduardo. Lo mismo ocurre con las pieles muy claras. Por ejemplo, los pelirrojos son extremadamente sensibles a la radiación solar y deben protegerse aún más.
¿Lunares raros? Aplica “la teoría del patito feo”
Hay pieles más “lunadas” que otras pero lo cierto es que hasta los 50 años, siguen apareciendo lunares en nuestro cuerpo sin que suponga una anomalía. Eso sí, hay que aplicar lo que el doctor Nagore denomina “la teoría del patito feo” que consiste en detectar al lunar extraño o sobre todo, asimétrico.
“Todo lo que empiece a cambiar es una señal de alarma que requiere la valoración de un especialista”. La autoexploración es fundamental para detectar si los colores habituales de los lunares cambian. Por ejemplo de marrón a negro o a tonos azulados, o por el contrario, lunares rojizos o rosáceos que se vuelven de color marrón o grisáceos.
La misma regla se aplica con las formas. Si un lunar empieza a adquirir otra silueta o bien se abulta respecto al resto de los lunares, hay que acudir al dermatólogo.
Guía para proteger la piel del sol
- El factor de protección no es lo que crees. El número que aparece en el bote de la crema solar indica cuánto tiempo puedes tardar en quemarte después de aplicarla en comparación con lo que tardarías si no aplicases nada. Es lo que se llama el SPF, (en inglés de Sun Protection Factor), que mide la protección contra los rayos UVB, no contra los rayos UVA, que también dañan la piel y contribuyen al envejecimiento y al riesgo de cáncer.
- ¿Sabes cuál es tu tipo de piel? Usa la Escala Fitzpatrick: es una clasificación de todos los tipos de piel, divididas en 7 categorías dependiendo del color y cantidad de melanina, es decir, de la capacidad para broncearse. Detectar el tipo de piel permite conocer el nivel de protección mínimo al sol.
- Deja que se absorba: la crema no es inmediata. No, no vale con aplicar y saltar al agua. “El activo tiene que penetrar la piel y puede tardar unos 20 minutos. Hay gente que se pone una película de crema y tiene la sensación de que ya está protegido, pero no es así”. Aplica la crema una media hora antes de salir. La app Lupa de iPhone ayuda a detectar zonas desprotegidas.
- No escatimes con la crema: la cantidad de crema que se aplique tiene que ser generosa y de manera uniforme por todo el cuerpo. Además, elementos como el agua o el sudor aceleran la degradación de la crema por lo que no debe pasar más de 1 hora y media para la siguiente aplicación.
- Fotoprotección oral: sí, hay pastillas para protegerse del sol. Más fácil y más cómodo. Las pastillas de protección solar protegen las zonas más olvidadas del cuerpo como el cuero capilar, párpados, orejas, planta de los pies… Pero, importante: siempre usadas como complemento. No sustituyen a la crema solar.
- Hidratación después del sol: aunque cada piel es distinta, lo ideal es hidratar la piel siempre que se haya tomado el sol. Una buena capa de crema hidratante y la piel te lo agradecerá.