La moda se convierte en arte en Mónaco con la llegada del Baile de la Rosa. Hablamos del evento más esperado del año para la familia Grimaldi; marcando el calendario social del principado y convirtiendo cada edición en una pasarela de iconos.
Desde su creación en 1954 por Grace Kelly, uno de los eventos más emblemáticos del Principado de Mónaco. Esta gala benéfica ha sido un escaparate para las creaciones de alta costura, uniendo arte, moda y caridad.
Cada año, figuras de la realeza y la alta sociedad asisten, pero es la familia Grimaldi la que ha elevado el evento a su máxima expresión. A través de sus musas más destacadas, como Grace Kelly, Carolina de Mónaco y Carlota Casiraghi, las tres generaciones, el Baile de la Rosa ha sido un desfile de looks históricos.
Testamento de la moda de alta costura
Como fundadora del evento, Grace Kelly convirtió el Baile de la Rosa en un espectáculo de elegancia sin igual. Su influencia en la moda de los años 50 y 60 es incuestionable.
En 1981, por ejemplo, deslumbró con un vestido de tafetán amarillo con volantes, un conjunto que se convirtió en sinónimo de su estilo sofisticado y regalado. Grace Kelly dominaba las tendencias de la época, reflejando su carácter como Princesa consorte e icono de moda.
Carolina de Mónaco, quien asumió el liderazgo del evento tras la muerte de su madre, ha sido la protagonista de algunos de los momentos más memorables del Baile de la Rosa.
En el año 2000, la princesa causó sensación con un diseño marinero de Jean Paul Gaultier que incorporaba plumas y una silueta ajustada que destacaba su elegancia y su capacidad para mezclar lo clásico con lo vanguardista.
Otro de los más destacados fue el Chanel que lució en 2006, evocando la figura de un cisne, con plumas blancas y lentejuelas…, mostrando su habilidad para fusionar la alta costura con una estética etérea.
Carlota Casiraghi, hija de Carolina, ha sido la sucesora natural de su madre en la pasarela del Baile de la Rosa, pero con un enfoque más moderno. Su elección de looks se ha caracterizado por un aire fresco y juvenil, fusionando lo clásico con toques contemporáneos.
En 2017, Carlota sorprendió con un vestido vintage de Chanel, perteneciente a su madre, que aportaba un aire de nostalgia y modernidad en perfecta armonía. La joven Casiraghi continúa deslumbrando cada año con su capacidad para mantener el legado de la familia Grimaldi mientras aporta su propio estilo que nos fascina a todas.