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La vulva de Barbie, la última obsesión estética en todo el mundo

En los últimos diez años, las intervenciones de cirugía estética en nuestro país han aumentado un 215%

Barbie (2023) - Cultura

Margot Robbie y Ryan Gosling en 'Barbie' (Warner Bros. Pictures)

La cita de Barbie con su ginecóloga, una vez que toma dimensión humana al final de la película protagonizada por Margot Robbie, nos trae de cabeza ahora que sabemos que la vulva de la muñeca ha desatado una auténtica fiebre. ¿Qué tenía que consultar, reconstruir o reparar si su vulva, según ha sentenciado la audiencia femenina, es perfecta? El público biempensante interpretó el final de la cinta como un recordatorio para la salud femenina, pero sospechamos que lo que hizo Barbie en la clínica ginecológica no fue planificar un calendario de revisiones periódicas, sino dejar el molde de su perfecta vulva inexistente. Choca la expresión, pero es así. Por no tener, no tiene ni labios.

Las mujeres escogen esa misma horma para rejuvenecer o moldear la cara externa de sus genitales: labios, clítoris, etc. Y si el espejo que utilizan es Barbie, no es extraño que se pregunten si su propia vulva es normal. ¿Qué es la normalidad? Cada vulva y cada vagina es diferente y única, tanto en tamaño como en forma. Incluso en color, textura, cantidad de vello púbico, cada zona genital femenina tiene sus propias peculiaridades. No existe más normalidad que la que una le quiera dar.

Pero esto no convence. En los últimos diez años, las intervenciones de cirugía estética en nuestro país han aumentado un 215%, según se desprende del último informe de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre). La mujer acumula el 85% y la franja de población comprendida entre los 30 y los 44 años es la que más recurre a la cirugía estética. De las más de 200.000 intervenciones que se practican al año, las más frecuentes son las relacionadas con la mama (52,6%) y el rostro (23,7%). La cirugía íntima genital representa casi un 2%.

Sorprende que este anhelo de vulva de Barbie haya calado en las mujeres más jóvenes, incluso niñas. En el Reino Unido, la Sociedad Británica de Ginecología Pediátrica y Adolescente ya ha dado la voz de alarma después de comprobar que hasta las niñas de nueve años ya se preocupan por este tipo de intervenciones. También el American College of Obstetricians and Gynecologists se vio obligado hace un tiempo a emitir un comunicado ante la creciente demanda de cirugía plástica de mama y vulva en adolescentes. Sus palabras se dirigían también a los ginecólogos por su posición única para valorar y asesorar a las mujeres más jóvenes, “a menudo sujetas a un gran estrés debido al ideal social del cuerpo femenino y las inquietudes de los padres con respecto a la perfección corporal”.

Recuerdan que la perfección en este campo no existe. La asimetría, por ejemplo, es natural y cada vulva es diferente, igual que lo es nuestro rostro o cualquier otra parte del cuerpo. Además, desde una edad temprana las niñas y adolescentes deben saber que es una zona llena de terminaciones nerviosas, vasos sanguíneos y tejidos que condicionan el tamaño y el aspecto durante la pubertad, el embarazo, la menstruación, la menopausia y otras etapas marcadas por los cambios hormonales. Rareza es, por tanto, la vulva plastificada, uniforme e invisible de Barbie, no la diversidad.

El efecto Barbie ha llegado incluso a países como la India, donde cada vez más mujeres reclaman la perfección de su vulva a golpe de bisturí, a pesar de la represión con la que se vive la sexualidad. Su popularidad ha hecho que, desde 2017, se celebren congresos sobre rejuvenecimiento y reconstrucción vaginal. Una de las cirugías más demandadas en este país es la himenoplastia para regenerar la virginidad, pero también el diseño personalizado de vulvas para complacer a cada mujer de acuerdo con su gusto.

Barbie no es la única que está causando está obsesión beauty con nuestra intimidad. También la pornografía y la influencia de las parejas que la consumen e idean en su cabeza expectativas bastante irreales. Añadir más estrés, más motivo de frustración, más presión, a nuestra imagen corporal copiándole a una muñeca sus estándares de belleza resulta verdaderamente difícil de asumir.

Bienvenida sea la cirugía si sirve para que aquellas mujeres con su autoestima erótica por los suelos a causa del aspecto de sus genitales puedan empezar a disfrutar de una sexualidad plena. Desde la cirugía estética, las opciones son cada vez más variadas. Una de las peticiones más frecuente es la labioplastia, precisamente por el efecto Barbie. Consiste en remodelar los labios vaginales para reducirlos y conseguir su simetría, además de eliminar cualquier rastro de envejecimiento. La edad motiva también otra de las más reclamadas: la vaginoplastia, cuyo objetivo es corregir la distensión de los tejidos del canal vaginal con el fin de conseguir un placer sexual mayor.

Mujeres como la actriz Jada Pinkett Smith, de 52 años, reconocen que se someten con regularidad a tratamientos de rejuvenecimiento vaginal. “Mi vagina es como la de una chica de 16 años. Me refiero a cómo es por fuera: parece un melocotón”, explicó en el show onlinge Red Table Talk. Paris Hilton y Kourtney Kardashian son otras de las celebridades que han hablado de sus retoques estéticos genitales. En su caso, blanqueamiento anal y genital.

La medicina ofrece técnicas cada vez más sencillas para remodelar, embellecer y rejuvenecer la vulva con rellenos, láser, bisturí y otros procedimientos que solucionan eficazmente problemas que a menudo se mantienen en secreto. Las posibilidades de la ginecoestética son tan infinitas que reducen a metáfora la llamada vulva de Barbie.

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