La transformación de Victoria’s Secret tras seis años sin desfiles
Durante mucho tiempo fue sinónimo de glamour y ángeles alados desfilando por pasarelas imposibles. Tras más de un lustro sin su icónico desfile, la marca de lencería ha experimentado una transformación radical que va más allá de lo que vimos en la pasarela
Pero ese brillo comenzó a desvanecerse con el tiempo. En 2019, tras años de críticas por perpetuar un ideal de belleza poco realista y exclusivista, Victoria’s Secret apagó las luces de su pasarela. No fue solo porque la presión social había empezado a hacer mella, también porque las cifras ya no acompañaban: las audiencias del desfile habían caído en picado y las ventas se desplomaban.
La cancelación del desfile en 2019 no fue solo por los números rojos. El movimiento #MeToo, que sacudió la industria del entretenimiento y la moda, también puso bajo el microscopio las prácticas de la compañía. Se revelaron acusaciones sobre una cultura tóxica dentro de la empresa, y esto no ayudó a limpiar la imagen de Victoria’s Secret, que ya estaba siendo criticada por su falta de diversidad y su enfoque hacia cuerpos esculpidos a base de dietas imposibles y rutinas de gimnasio interminables.
Lo que antes era “sexy” empezó a sentirse desfasado, incluso obsoleto. Las consumidoras —y consumidores— ya no querían ver cuerpos inalcanzables en la pasarela, querían verse reflejadas en las marcas que compraban. Y ahí, Victoria’s Secret, con sus “ángeles” perfectos y su falta de representación, había dejado de volar alto.
Como todo ave fénix que se precie, Victoria’s Secret estaba dispuesta a resurgir de sus cenizas. ¿La solución? Romper con el pasado y apostar por un enfoque más inclusivo y diverso. Así nació el VS Collective, un comité de asesoras compuesto por mujeres que, más que encajar en un molde específico de belleza, aportan experiencias y voces diversas.
¿Quiénes forman parte de este renacimiento? Figuras como la campeona de fútbol Megan Rapinoe, la actriz Priyanka Chopra Jonas y la activista Paloma Elsesser, entre otras. Lo interesante de este colectivo es que, por primera vez, Victoria’s Secret deja de ser la única voz en su narrativa: ahora son las mujeres reales quienes están moldeando la nueva cara de la marca. Y si bien los ángeles desaparecieron de las pasarelas, lo que ha surgido en su lugar es un compromiso con la autenticidad y la inclusión.
El cambio de imagen no ha sido solo estético o simbólico. En cuanto a productos, Victoria’s Secret también ha ampliado su gama de tallas, estilos y líneas de lencería, buscando atraer a un público más amplio. Y si antes su publicidad giraba en torno a mujeres de aspecto casi irreal, ahora sus campañas muestran cuerpos de todo tipo, edades diversas y mujeres de distintas procedencias. El objetivo: que cada persona pueda encontrar algo que la haga sentir cómoda y poderosa, sea cual sea su talla o su identidad.
¿Funciona la estrategia?
La gran pregunta es: ¿ha funcionado esta transformación? En términos financieros, la marca sigue enfrentando desafíos, pero ha recuperado parte de la relevancia cultural que había perdido. Las críticas aún están ahí —algunas voces señalan que estos cambios llegaron demasiado tarde o que podrían ser más profundos—, pero lo innegable es que Victoria’s Secret ha dado un giro valiente, y quizás necesario, para adaptarse a los tiempos modernos.
Aunque la marca ha insinuado que podría volver a las pasarelas en algún momento, todo apunta a que, si lo hace, será con un formato muy diferente al que conocíamos. Adiós a las alas de ángel y los atuendos imposibles. El nuevo Victoria’s Secret busca ser de este planeta y mostrar a las personas reales, con menos espectáculo y más representación.
Fue la marca que en los 2000 dominaba la cultura pop y las pasarelas, pero incluso ella ha aprendido que los tiempos cambian y que la belleza no tiene una única definición. Su transformación hacia la diversidad e inclusión responde a las exigencias de una nueva generación de consumidores, representando un cambio en la forma en que nos miramos y celebramos a nosotras mismas. Solo queda ver si el público está dispuesto a volar junto a ellas en esta nueva etapa.