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La nueva distinción real de Kate Middleton que afecta (positivamente) a las marcas de lujo

Será la primera mujer desde 1910 en otorgar el prestigioso sello de "garantía real" a marcas y proveedores, un privilegio que no tuvo la princesa Diana

Kate Middleton / EFE

Dicen que el estilo se lleva en la sangre. Desde el momento en que apareció en escena, con aquel famoso vestido azul de Issa que marcó su compromiso con el príncipe William, todo el mundo supo que Kate Middleton sería algo más que una figura real: sería un icono de estilo.

Ahora, con una decisión que rompe décadas de tradición, la princesa de Gales se prepara para otorgar el “Royal Warrant” a sus marcas y diseñadores de confianza, un sello que, además de certificar calidad, asegura el prestigio eterno.

Las órdenes reales son reconocimientos otorgados a empresas que proveen bienes o servicios a la Casa Real de manera regular. Este honor simboliza el respaldo de la monarquía y es visto como un sello de garantía y excelencia. Actualmente, hay más de 800 titulares de esta distinción, y no es necesario que las empresas sean británicas o estén basadas en el Reino Unido.

Kate Middleton, el día de su boda, en 2011, vestida por Alexander McQueen

El rey Carlos III ha añadido un criterio adicional: las empresas seleccionadas deben tener políticas activas en sostenibilidad y protección ambiental, reflejando su compromiso con el medio ambiente.

Las apuestas ya están sobre la mesa. ¿Será Alexander McQueen, la firma que creó su inolvidable vestido de novia, la primera en recibir el reconocimiento? ¿O tal vez Catherine Walker, cuyos abrigos perfectamente ajustados han acompañado a Kate Middleton en innumerables eventos oficiales?

Este nuevo rol le permitirá reconocer y destacar las habilidades y la industria británica, fortaleciendo su influencia dentro de la familia real y subrayando su compromiso con las causas que apoya. Lo que está claro es que cada marca seleccionada llevará el toque personal de la futura Reina, una mezcla perfecta de tradición real y sofisticación moderna.

Pero el “Efecto Kate” no se detiene ahí. Desde vestidos de Zara hasta fascinators de Jane Taylor, todo lo que toca parece convertirse en oro. Ahora, con la capacidad de otorgar este prestigioso sello, redefine cómo la realeza conecta con la industria. ¿Quién dijo que las princesas no podían ser disruptoras?

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