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La Navidad de Kate Middleton: villancicos, tradición y humanidad en Westminster

La Princesa de Gales se erige como la nueva voz de la tradición monárquica británica, trasladando la solemnidad de la Abadía de Westminster a miles de hogares a través de un discurso navideño sin florituras

La Navidad es una de esas épocas del año en las que todo, por inercia, parece estar repleto de significado. No sólo lo que hacemos, sino cómo lo hacemos. Y si la reina Isabel II, durante su reinado, mostró una habilidad única para dar un toque solemne a cada tradición, parece que Kate Middleton ha heredado esa capacidad.

El escenario era, sin duda, uno de los más adecuados para la ocasión: la Abadía de Westminster, un lugar que, como pocas instituciones en Reino Unido, está empapado de historia. Y es en esa atmósfera cargada de solemnidad donde la princesa de Gales se encargó de trasladarnos a la magia de las fiestas navideñas a través de un discurso que no pasó desapercibido.

Kate Middleton

Sus palabras fueron un guiño a lo que realmente importa: la conexión humana, la emoción compartida, los villancicos. Sí, los villancicos. Esos pequeños himnos que, de una manera u otra, todos cantamos (en algún momento de nuestra vida. Con su intervención, que fue transmitida por televisión, Middleton, además de conseguir que la Navidad se sienta más cercana, ha puesto en marcha una corriente de nostalgia por una época menos estridente, donde los pequeños gestos y la serenidad cuentan mucho más que cualquier lujo.

La Navidad siempre ha sido un escaparate para las emociones más sinceras y también para las historias que nos arropan en familia. Y este evento fue una prueba de cómo ella ha sabido reformular la idea de la monarquía. Cuando la princesa de Gales se dirigió a la audiencia, lo hizo con ese tono tan suyo, claro pero reservado.

A lo largo de su discurso, Kate Middleton apeló a la unidad, a lo que todos anhelamos: una Navidad donde las familias se encuentren, aunque a veces esas familias sean más grandes de lo que nos gustaría admitir. Si hay algo que Kate Middleton ha logrado, con sus gestos cuidados y sus apariciones estudiadas, es que la realeza británica siga siendo un símbolo de tradición sin dejar de estar completamente al día con los anhelos de un público que, más que nunca, valora la autenticidad.

Al final, y como ella misma expresó, la Navidad no tiene que ser perfecta. Pero siempre puede ser sincera. Eso, a fin de cuentas, es lo que hace que el 25 de diciembre siga siendo algo que todos, reyes o mortales, seguimos celebrando.

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