ARQUITECTURA

La casa en el Escorial que simula ser Woodstock, el último escenario de Almodóvar

A las afueras de Madrid, este rincón con encanto ha sido el lugar de rodaje de 'La habitación de al lado', su nueva película

Fotografías: Jesús Granada

Con su estilo inconfundible, Pedro Almodóvar siempre ha sabido convertir sus escenarios en protagonistas. Desde las coloridas y peculiares viviendas de la “movida madrileña” hasta los espacios más recónditos de la geografía española, los ambientes en sus cintas son casi tan importantes como los personajes. Su última elección para La habitación de al lado, película que acaba de presentar en Venecia junto a sus protagonistas, Julianne Moore y Tilda Swinton, nos ha conquistado: una casa en El Escorial que parece sacada de un festival de Woodstock en pleno 1969. Este refugio bohemio, alejado del bullicio de la ciudad, se ha convertido en el último gran escenario de su cinematografía.

Ubicada en la sierra de Madrid, a los pies de El Escorial, esta casa no es solo un lugar de descanso, es un homenaje vivo a la contracultura de los años 60 y 70. Cargada de detalles que evocan el espíritu rebelde y libre de esa época, ha sido utilizada recientemente como escenario de rodaje para su último proyecto. En este espacio encapsula una nostalgia por un tiempo en el que la música, la creatividad y la libertad individual eran los valores predominantes, transportando a quienes la visitan a una especie de paraíso retro.

Entrar en esta casa es como adentrarse en una máquina del tiempo. Los jardines que la rodean son un espacio diseñado para la contemplación y la desconexión. Con hamacas colgantes y una piscina de estilo retro, el exterior invita a largas tardes de descanso, rodeado de la tranquilidad de la naturaleza. Los árboles frondosos y las vistas a la sierra convierten este espacio en un oasis de paz, perfecto para la introspección y la creatividad, dos elementos que han estado siempre presentes en la obra de Almodóvar.

El interiorismo como forma de expresión

La relación entre Pedro Almodóvar y el interiorismo ha sido siempre intensa. En sus películas, los espacios no son solo fondos sobre los que se desarrollan las historias; son parte esencial de la trama, y los colores, los muebles y los objetos cuentan historias paralelas. Este estilo único ha hecho que Almodóvar sea no solo un referente cinematográfico, sino también un icono del diseño. La elección de esta casa en El Escorial como escenario no es casualidad. Más allá de su conexión con la estética de los años 60, el director ha sabido utilizar cada rincón para reforzar su narrativa visual.

Esta casa, en particular, refleja a la perfección el imaginario del cineasta. El uso del color, la fusión de estilos decorativos y la incorporación de elementos que evocan nostalgia son algunos de los recursos que definen el estilo del cineasta español. Pero, además, este hogar bohemio parece una extensión natural del mundo que el director ha creado a lo largo de su carrera: un espacio lleno de vida, donde la creatividad, la libertad y la irreverencia son protagonistas.

Uno de los detalles más llamativos es que, más allá de ser un escenario de cine, esta casa es un lugar habitado. Su dueño, un amante del arte y la música, ha creado un hogar que refleja su pasión por ambas disciplinas. Esto es algo que Almodóvar ha sabido captar, utilizando el espacio no solo como un decorado, sino como una extensión del alma de sus personajes. El ambiente de libertad que se respira en cada rincón parece estar hecho a la medida de las historias que Almodóvar narra en sus películas.

Lejos de ser solo un escenario para el cine, esta casa en El Escorial ha servido como refugio para artistas de diversas disciplinas. Desde músicos hasta pintores y escritores, muchos han encontrado en este hogar el espacio ideal para dejar volar su imaginación. Es fácil entender por qué: la combinación de la tranquilidad del entorno natural con la vibrante decoración de la casa genera un contraste que inspira a quienes la visitan.

No es raro que esta casa haya comenzado a convertirse en un destino de culto para los fanáticos del cine y el diseño. Desde que se ha conocido que la casa ha enamorado al mismísimo Almodóvar, los curiosos han empezado a interesarse por su historia, sus detalles y su conexión con el mundo del arte. Además, se rumorea que el dueño ha estado pensando en abrir las puertas de la casa para eventos y pequeñas exposiciones, lo que podría convertir este lugar en un nuevo punto de encuentro para la cultura madrileña.