La realeza británica ha aprendido, a golpe de escándalos y crisis, que lo que mantiene en pie a la Corona es la cercanía. Y si alguien ha entendido ese código es Kate Middleton.
Su reciente visita esta semana al centro Tŷ Hafan del que ya es madrina, indicado para el cuidado de niños y jóvenes cuya esperanza de vida es corta y que proporciona soporte a las familias para acompañarles en el proceso. “Es un momento de orgullo”, ha dicho la Casa Real Británica en sus redes sociales.
Ser nombrada madrina ha supuesto para la princesa de Gales un ejercicio perfecto de lo que significa ser una princesa en el siglo XXI. Kate Middleton, sonriente, recorrió los pasillos del hospital con una sonrisa sincera y una mano dispuesta a estrechar la de quienes allí luchan cada día.
Su manera de inclinarse a la altura de los niños, de escuchar a los médicos sin prisas y de abrazar con la mirada, recuerda inevitablemente a su difunta suegra, Diana de Gales. Pero aquí no hay imitaciones ni revivals forzados; Kate Middleton ha encontrado su propio lugar en la historia.
“Nos sentimos profundamente honrados de que Su Alteza Real la princesa de Gales se haya convertido en patrona de Tŷ Hafan y fue un absoluto placer darle la bienvenida a Su Alteza Real a nuestro hospicio por primera vez hoy”. “Como nuestra patrona, Su Alteza Real será una inspiración para los niños con enfermedades que acortan la vida y sus familias, nuestro dedicado personal y voluntarios y todos los que tan generosamente nos apoyan”, ha destacado Irfon Ress, director ejecutivo de Tŷ Hafan, ha mostrado su orgullo con el nombramiento.
Mientras el mundo escruta cada paso de la monarquía con una mezcla de morbo y escepticismo, la Princesa de Gales avanza con un estilo que, lejos de lo impostado, parece fluir con naturalidad. En un momento en el que la Casa de Windsor necesita redefinirse para seguir siendo relevante, ella se perfila como la mejor embajadora de un modelo de realeza más terrenal y empático.
La confirmación de que la monarquía, en tiempos de incertidumbre, sobrevive por su capacidad de conectar con la gente. Y en eso, Kate Middleton juega en otra liga.