ALTA COSTURA

Jonathan Anderson, nuevo director creativo de Dior Men

Tras su paso por Loewe, el diseñador norirlandés sustituye a Kim Jones y aterriza en 'la maison' con hambre de historia

Jonathan Anderson. Fotografía: Instagram

Jonathan Anderson ha cruzado el umbral de Dior como quien entra en una catedral con barro en los zapatos. Sabe que el desafío es inmenso, pero el terreno es fértil. Hablamos de una casa sagrada y una línea, la masculina, que busca en sus costuras una voz nueva, afilada, menos obediente y más descarada. Una voz como la suya.

Hay que decirlo claro: Anderson no es solo un diseñador. En Loewe convirtió lo imposible en tendencia y lo raro en canon. Ahora lo han fichado para Dior Men, y el anuncio no ha caído en la industria como una sorpresa, sino como una epifanía que todo el mundo esperaba pero nadie se atrevía a imaginar.

LVMH ha confiado en él tras una década de éxito en Loewe, donde subió la marca al olimpo del lujo. De vender 230 millones en 2014 a más de 1.100 millones en 2024. Pero más allá del dinero, lo que importa es el aura: el arte hecho prenda, el gesto sin miedo.

Kim Jones, su antecesor, dejó el listón alto. Pero Anderson no viene a imitar, viene a romper. A jugar con la arquitectura de los trajes como si fuesen maquetas de Gaudí, a desdibujar los géneros sin necesidad de proclamas. En Dior, se espera que convierta el clasicismo de la maison en un campo de experimentación emocional. Que lo haga con esa mezcla suya de sofisticación británica y alma punk.

Su debut será en junio, en París, y ya se percibe el zumbido. Lo único claro es que la pasarela no será una sucesión de prendas, sino un manifiesto.

Anderson no busca gustar. Busca incomodar primero, emocionar después, y que al final alguien en la primera fila levante la vista del móvil y piense: “Esto es otra cosa”. Y así, con su acento norirlandés y sus gafas de director de cine que ve el mundo al revés, Jonathan Anderson ha llegado a Dior. No a reinar, sino a escribir. Porque algunas casas no necesitan jefes, necesitan escritores. Y él, lo sabe, tiene la pluma afilada y la aguja lista.

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